“Solo el fin del mundo”: hermosa película de desesperanza

Gran Premio del Jurado en el último Festival de Cannes[1], “Solo el fin del mundo (Juste la fin du monde), la  sexta película del siempre aplaudido Xavier Dolan (Mommy, Yo maté a mi madre, Los amores imaginarios) es la candidata canadiense a los próximos premios Oscar.

Solo el fin del mundo, póster en español de la película

“Solo el fin del mundo”,  adaptación de la obra de teatro homónima escrita por Jean-Luc Lagarce en 1990 (cinco años antes de que falleciera de Sida), está interpretada por Gaspard Ulliel (Saint Laurent, La bailarina), Vincent  Cassel (Cisne negro, El odio), Marion Cotillard (Dos días, una noche), Léa Seydoux (La vida de Adéle) y Nathalie Baye (Atrápame si puedes, Laurence Anyways). Se trataba de una apuesta arriesgada que, como siempre, el realizador canadiense ha ganado.

Tras doce años de ausencia, un escritor regresa al pueblo donde viven su madre y hermanos, para anunciarles que se está muriendo. Y en una tarde que transcurre entre las cuatro paredes de la casa familiar, todos querrían decir lo que piensan pero nadie encuentra las palabras adecuadas para hacerlo, todas las frases parecen cargadas de tensión, de dobles intenciones; todas cuesta pronunciarlas, todas parece que van a descargar tensiones acumuladas durante mucho tiempo.  Desde la llegada del escritor a la casa familiar se evidencia la imposibilidad de que exista la menor comunicación entre todos los reunidos. Fundamentalmente, porque ha pasado el tiempo y nada, ni nadie es como antes. Y a medida que pasan las horas van apareciendo las envidias, los rencores, las frustraciones, y también el cariño e incluso la devoción.

Es una historia dura, una historia de familia que podemos imaginar fácilmente, en la que aparecen las obsesiones que se repiten en el realizador de Québec: los hogares disfuncionales y el sentimiento de amor-odio, tan frecuente entre las personas cercanas. Y es una película magnífica en la que no queda lugar para la esperanza. La muerte es lo más definitivo de la vida; los cinco personajes tienen la muerte en el horizonte de sus diálogos. Los cinco están interpretados por buenos actores y el resultado es convincente.

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Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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