Suma Flamenca 2018: Baile de El Choro y cante de José Valencia

Dos artistas, dos conciertos de la Suma Flamenca. Antonio Molina El Choro pone en escena Gelem, homenaje y memoria del pueblo gitano y sus caminos en el tiempo y diversas geografías. Y José Valencia, cantaor de Lebrija, émulo de Juan Peña El Lebrijano, voz poderosa  que se enrosca o se rompe por los palos de su tierra, presentó Directo, como él dice “para aprender a escuchar.”

Antonio Molina El Choro junior, hijo de El Choro, es un joven bailaor de Huelva trasplantado de muy joven a Sevilla. Ha bailado para todos los grandes, ha creado  ya dos espectáculos propios, ambos patrocinados por la Fundación Cristina Heeren, de cuya escuela fue alumno y ahora docente. El Choro tiene sin duda una querencia gitana. En la Bienal de Sevilla 2016 presentó Aviso: Bayles de Jitanos con lo que ganó el Premio Revelación del Festival de Jerez 2016, viajó por todo el mundo y seguirá este verano en Itálica en el marco del Festival Teatros Romanos.

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El Choro. Foto David Mudarra

Ahora presenta en Madrid este Gelem que estrenó en el pasado Festival de Jerez. Está inspirado en el himno gitano, del que hace filigranas la cantaora Esperanza Fernández. Y en él rompe con algunas  limitaciones en las que el pueblo gitano ha estado atrapado, también en el baile flamenco. Y a nivel personal ha hecho un ejercicio de liberación introduciendo guajiras, peteneras y fandangos.

El director de Gelem, Manuel Liñán  percibe que El Choro se ha planteado un reto: “Autoliberarse con un espectáculo que inicia la apertura a un camino personal.” Y ese camino pasa por Gelem.

El concierto, la danza

El baile de El Choro ha gozado de un acompañamiento de excelencia en los cantaores Pepe de Pura, el veterano cantaor sevillano famoso internacional por méritos propios, voz, planta y sentimiento; Jesús Corbacho y Jonatan Reyes. Las guitarras de Juan Campallo y Manuel de la Luz, la percusión de Paco Vega y la presencia inefable de Esperanza Fernández. Lo cierto es que todos han gozado del mismo nivel de protagonismo.

La presencia de Esperanza Fernández ha sido breve, intensa, necesaria. Ella ha sido la cantaora del himno Gelem Gelem en caló. Con su iniciación comienza el espectáculo, con Esperanza rodeada de soledad y oscuridad. Luego otra intervención para introducir la segunda parte del espectáculo y la apoteosis final del himno completo, rodeada por todos, cantando con desgarro las quejas, desdichas y esperanzas gitanas:

Gelem gelem lungone
Dromensar maladilem
Baxtale Rromençar A
Rromalen kotar tumen aven.
E chaxrençar bokhale
Chavençar.

Anduve, anduve por largos caminos./ Encontré afortunados romà / Ay, romà, ¿de donde venís con las tiendas y los niños hambrientos? / ¡Ay romà, ay muchachos!

Luego vienen las estrofas dedicadas al genocidio nazi, la petición a Dios de que abra puertas, de volver a recorrer caminos con afortunados calós y finalmente la de ánimo a seguir siempre. En la apoteosis final Esperanza le canta entero.

Manuel Liñán ha creado una preciosa coreografía sin más elementos que los humanos, sillas, mesa de compás y efectos de luz, como está de moda, presencias luminosas sobre fondos negros. Los movimientos de los artistas en escena son de enorme belleza compositiva. Los bailes de El Choro se mueven de atrás hacia adelante, entre espacios de cantaores y guitarras, creando filigranas danzísticas de gran belleza. Una primera parte con palos solemnes, soleá, bulería, seguiriya y una segunda parte festera por guajiras, peteneras, alegrías y fandangos. Una primera parte dedicada a las desventuras del pueblo gitano y una segunda parte dedicada a la esperanza.

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Esperanza Fernández y El Choro. Foto David Mudarra

El baile de El Choro es excelente, siente lo que hace hasta el fondo y transmite sus emociones y desgarros en cada momento. Tiene una técnica depurada, su punta y tacón tienen variaciones muy bellas y nada fáciles de ejecutar. Se nota en él el camino andado desde que era un adolescente hasta sus 33 años de ahora. Baila desde dentro, desde su alma. Solo un aviso: está engordando, algo increíble a su edad con el desgaste energético al que está sometido su cuerpo, aunque no es un caso único. Y la planta, la ligereza y la flexibilidad son algo muy importante en el mundo del baile, de cualquier baile.

Gelem y lo que le acompaña siempre emociona, pero en la noche del 15 de junio marcó un hito.

José Valencia, Directo

Recuerdo una rueda de prensa de hace un par de años en el espacio Santa Clara de Sevilla con artistas participantes en la Bienal. Uno de ellos era José Valencia. Hacía un par de meses que había fallecido su mentor y pariente Juan Peña El Lebrijano, uno de los grandes músicos y cantaores que ha dado esa tierra. Y José presentaba el concierto De Sevilla a Cádiz, proyecto en el que El Lebrijano le había dirigido hasta que por fuerza mayor tuvo que parar. José había tenido que terminarle “aunque algo se le había quedado en el tintero”. Se emocionó hasta las lágrimas.

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Jose Valencia y Manuel Parrilla. Foto David Mudarra

Esta noche del 16 de junio en la Sala Verde de Teatros del Canal, escuchándole cantar, recordé mucho la emoción de aquel día y la emoción de aquel concierto en el que Juan Peña El Lebrijano y José Valencia se fusionaban en uno. Porque El Lebrijano volvió a estar presente en la voz  y sentimientos profundos del cantaor, en que como entonces estuvo acompañado por las guitarras del jerezano Manuel Parrilla y de su amigo y compañero del alma durante veinte años Juan Requena. Y a las palmas por su primo Juan Diego Valencia y por su hermano pequeño ¡un barbudo a lo Valle Inclán! Manuel Valencia. Y nadie más, ni falta que hacía.

El concierto

Esta va por El Lebrijano. Así empieza José Valencia tras cantar un merengue aflamencado, lo que evidentemente despierta recuerdos en quien los tiene. El solo en escena, de pie bajo un rayo de luz que invisibiliza a sus artistas, allá al fondo. Luego sigue por el palo por donde comienzan muchos conciertos flamencos, la soleá. Con esa voz poderosa que se vuelve mínima en los momentos más íntimos, más jondos, recordando quizá a aquel Joselito de Lebrija que fue él en su infancia flamenca de Barcelona.

Con todos en escena por bulerías. Una serie que se alarga porque ahí van las bulerías lentas de Lebrija, las cortas de Jerez, por Cádiz y los Puertos y Utrera, toda la historia de la bulería en un cante prolongado, conversado con guitarras y con las palmas marcando compás con todo el arte del mundo. Un elenco profunda y sabiamente flamenco, de auténtico lujo.

Ya sentado sigue por seguiriya, en diálogo con Parrilla, solemne y cómplice, intercambiando las palabras del cantaor con las palabras musicales de la guitarra, palabras que sí se dicen, solo basta con querer escucharlas y de eso va precisamente este concierto, de aprender a escuchar. Pues este diálogo entre cantaor y sonanta por seguiriyas es todo un ejercicio de escucha, una clase magistral.

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Jose Valencia, Manuel Valencia, Manuel Parrilla y Juan Requena. Foto David Mudarra

Guitarras festeras con percusión sobre mesa, como debe ser, como deben sonar palmas y nudillos. Va por tangos, tanguillos y otros derivados. Haciendo camino hacia la fiesta por alegrías con la guitarra de Requena como coprotagonista y unas palmas que son pura música, la mejor percusión que existe y una voz que alegra el corazón por todos los gitanos que supieron y saben alegrar sus vidas cantando, para deshacer fatiguitas y alegrarse con otros, con el público de esta noche, por ejemplo, para derramar felicidad.

Un apoteósico fin de fiesta fandanguero culmina una noche que deja ganas de que pronto se repita.

Gran bravo a José Valencia, gran bravo a sus grandes compañeros.

Teresa Fernandez Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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