Investigadores españoles del grupo de enfermedades neurodegenerativas del hospital Vall d´Hebrón Institut de Recerca (VHIR), dirigido por Miquel Vila, han demostrado que existe un vínculo funcional entre los niveles intracelulares del pigmento neuronal neuromelanina y la disfunción de las neuronas dopaminérgicas que originan la conocida enfermedad de Párkinson.
Este hallazgo, que ha sido publicado en la revista Nature Communications, ha destacado que la acumulación progresiva de neuromelanina que se produce en la vejez es la causante de la degeneración de las neuronas. Cuando el umbral que supera es muy elevado, el paciente necesariamente desarrolla la enfermedad. Tras cien años observando el funcionamiento de las neuronas, y a pesar del conocimiento que ya se tenía de la neuromelanina y su daño progresivo del sistema nervioso, lo cierto es que no se tenía constancia del rol del pigmento de las neuronas dopaminérgicas.
El estudio ha sido realizado en roedores y se ha comprobado que no era suficiente con incrementar los niveles de dopamina, sino que, a base de sobreexpresar la enzima de síntesis de la melanina de la piel, han demostrado que en el cerebro también se expresa con niveles muy bajos. Gracias a generar este modelo experimental pudieron considerar el posible rol de la neuromelanina en el párkinson, y demostrar que modulando los niveles de neuromelanina por debajo de este umbral patológico se podría prevenir la aparición de la enfermedad.
«A partir de nuestros resultados se derivaría que la modulación de los niveles de neuromelanina intracelular podría ser una posible terapia para la enfermedad. O que, incluso, se podría aplicar a la población general envejecida, porque todos producimos neuromelanina; por lo tanto, si viviéramos lo suficiente como para que nuestros niveles del pigmento llegaran a los niveles patológicos que hemos descrito, potencialmente todos podríamos desarrollar párkinson», asegura Vila.
Los resultados de esta investigación permitirán el desarrollo de terapias no invasivas para disminuir los niveles de neuromelanina y, de igual forma, consideran los investigadores que podrían aplicarse terapias moduladoras que permitirán analizar algún biomarcador para conocer el nivel de neuromelanina en el cerebro de los pacientes afectados por Párkinson.