Estrenada en Francia tres días antes de recibir su premio al mejor guión en el recién terminado festival de Cannes, he tenido ocasión de ver en París «Jeunes mères[2]» (Madres solteras) formidable decimotercera película de los hermanos Luc et Jean Pierre Dardenne, regularmente presentes en ese festival desde su primera aparición de relieve en 1996 con «La promesse» (La promesa) en la Quincena de realizadores y su consagración tres años después con su primera palma de oro: «Rosetta» en 1999.
Recordemos también que los hermanos Dardenne habían sido ya galardonados con el premio al mejor guión en 2008 por «El silencio de Lorna», y en 2005 se alzaron con una segunda palma de oro por «El niño» una película cuyo tema tiene mucho en común con «Jeunes mères».
Productores y cineastas belgas, que Francia ha adoptado como suyos, continúan con tesón su brillante filmografía a un ritmo de una película cada tres años y su cine fiel siempre a los mismos principios nos sorprende una y otra vez en su generosa, tierna y esperanzadora mirada sobre esa sociedad nuestra repleta de entrañables perdedores, de una juventud que frente a la precariedad aspira a una vida digna.
Los Dardenne filman siempre a sus personajes de cerca, con varias cámaras, siguiendo su respiración, y sus movimientos, haciendo uso a menudo del plano secuencia, pero saben sobre todo crear la autenticidad de la ficción con su dirección de actores.
Especialistas en poner de relieve el talento de sus jóvenes intérpretes, desde Jérémie Renier, Emilie Dequenne (recientemente fallecida), Morgan Marinne, Deborah François, Arta Dobroshi, Thomas Doret, Adèle Haenel, Idir Ben Addi, Pablo Schils, o Joely Mbundu…
En «Jeunes mères» cuatro jóvenes actrices se añaden a esta larga lista de actores noveles que en ciertos casos han proseguido brillante carrera. Ellas son Lucille Laruelle en el papel de Perla, Barbette Verbeek es Jessica, Janaina Halloy Forkan es Arianne y Elsa Houben es Julie. Jóvenes intérpretes que los Dardenne hacen trabajar con actores ya confirmados como en este caso la actriz India Hair o Christine Cornil entre otros, o en películas anteriores, su fiel cómplice Olivier Gourmet.
«Madres solteras» no escapa a esa regla, pero aporta además una novedad en su guion ya que, a diferencia de sus películas anteriores, no se trata aquí de un único protagonista, sino de un relato coral. Cuatro historias que se entrecruzan a su paso por un mismo lugar: un albergue de maternidad que acoge a madres solteras, en este caso adolescentes, y les propone un marco de reinserción, para acompañar sea el embarazo, sean los primeros cuidados en la vida del recién nacido.
Acompañarlas en la maternidad o bien proponer a las que no se sienten con fuerzas para asumirla que confíen el recién nacido a una familia adoptiva. Una opción que es siempre motivada por ese humano deseo de escapar a la miseria.
Los perfiles de cada personaje son claros y precisos, sus desenlaces serán diversos según las circunstancias que rodean cada caso. La cámara de los Dardenne no juzga, tan solo muestra con sensibilidad las razones de unos y de otros.
La magia del montaje nos embarca en un viaje bien documentado hacia esa realidad social, la accidental maternidad de cuatro jóvenes que salen apenas de la niñez (Arianne, Jésica, Perle y Julie) con sus historias familiares y sentimentales, en esta sociedad nuestra que provoca la precariedad económica de los más jóvenes, con sus dramas e ilusiones quebradas.
Guión, dirección de actores, realización, montaje, música y sonido… El cine de los Dardenne funciona una vez más como un perfecto mecanismo de relojería.
Pero no obstante la gravedad del tema abordado, los Dardenne mantienen esa sobriedad en el tratamiento de la emoción que diferencia una buena película de un pésimo melodrama. Varias secuencias traen además momentos de generosa esperanza y sobre todo su final, en el que una canción poema de Guillaume Apollinaire, (La despedida) seguido de una sonata alegro de Mozart, son el punto culminante y final de ese brillante guion.
Los que intentan minimizar la brillante filmografía de los Dardenne, suelen calificar su obra de «cine social» para colarles una etiqueta y pasar a otra cosa. Yo diría en cambio que los Dardenne en el cine francófono, como Ken Loach en el cine británico, practican una forma de hacer que podemos definir como un cine autentico y necesario, reflejo de la sociedad en que vivimos. Sus guiones que abordan temas muy diversos desde ángulos siempre originales conjugan la ponderada emoción de la ficción lograda por sus intérpretes, con el rigor y la autenticidad del trabajo documental, es decir bien documentado.
Con su nueva forma de entender el neorrealismo en su temática, como en sus opciones de puesta en escena y por su interés por el ser humano, los Dardenne como Loach han creado escuela en las nuevas generaciones de cineastas en los siglos veinte y veintiuno en el mundo entero.
- De Guillaume Apollinaire: l’Adieu
Alcools. 1913
«J’ai cueilli ce brin de bruyère
L’automne est norte souviens-t’en
Nous ne nous verrons plus sur terre
Odeur du temps brin de bruyère
Et souviens toi que je t’attends - «Jeunes mères» se estrenó en Francia el miércoles 21 de mayo de 2025