Dos nuevos estudios en torno a las bacterias intestinales y cómo influyen estas en la respuesta a tratamientos justifican la presencia de bacterias buenas en la flora intestinal. Esta ayuda al sistema inmunológico a combatir el cáncer en todos sus estadios según se ha comprobado.
La revista Science ha publicado los estudios acerca de los microbios que viven en el tracto intestinal y cómo pueden influir en la respuesta del cáncer a la inmunoterapia. De esta forma, se abren nuevas vías de investigación para el tratamiento del cáncer.
En ambas investigaciones se sugiere que la flora intestinal saludable ayudaría a combatir los tumores y que la influencia de los antibióticos en pacientes con cánceres de pulmón o riñón que son sometidos a inmunoterapia, activan el sistema inmunitario para atacarlos.
La llamada bacteria Akkermansia muciniphila, se asocia a un resultado clínico bueno y el 70 % de los pacientes presentaron una respuesta parcial si tenían abundancia de la misma frente al 35 % que no respondieron a la terapia. Y aquellos tratados con suplementos orales con bacterias aumentaron la eficacia de su inmunología.
«Se puede cambiar el microbioma, no es tan difícil, así que estos hallazgos abren oportunidades enormes», explica Jennifer Wargo, líder del estudio. «Nuestras investigaciones en pacientes y el posterior trabajo con ratones revela que nuestras bacterias intestinales modulan la inmunidad tanto sistémica como antitumoral».
La conclusiones se han obtenido de haber recogido 112 muestras fecales de pacientes con melanoma avanzado que estaban tomando inhubidores de PD-1 y por ello fue analizado su microbioma. En los pacientes que tenían la flora enriquecida con otras bacterias, llamadas Faecalibacterium y Clostridiales, tenían más posibilidades de responder al tratamiento y experimentar una mayor supervivencia libre de progresión. La enfermedad no solo no empeoraba sino que se quedaba igual. En los pacientes cuyos microbiomas se enriquecieron con bacterias del orden Bacteroidales presentaban una progresión muy rápida de la enfermedad.
Los científicos instan a los pacientes a no automedicarse con probióticos u otros métodos dado que no se sabe aún el comportamiento de las bacterias en los intestinos que abusan de estas sustancias.