Stephen Green, banquero, clérigo y ministro londinense de 66 años que presidió el Consejo de administración del banco HSBC entre 2006 y 2010, precisamente los años en que el banco organizó el exilio fiscal a Suiza y el blanqueo de dinero de 106.000 clientes -cuya identidad se está conociendo estos días- y cristiano inflexible ordenado pastor de la iglesia anglicana en 1988, en 2009 publicó un libro sobre la ética de las empresas titulado Good Value: Reflections on Money, Morality and an Uncertain World (valor seguro: reflexiones sobre el dinero y la moral en un mundo incierto), según la información aparecida el 9 de febrero de 2015 en el diario británico The Guardian recogida por Pierre Troger en el digital francés Rue 89.
«Tras conseguir que su banco sorteara la crisis la crisis financiera de 2008, dejó el puesto en 2010 llevándose una indemnización de 19 millones de libras (25,6 millones de euros). Un año más tarde se convirtió en ministro de Comercio e Inversiones del gobierno de David Cameron”, cargo que ocupó hasta 2013, recuerda Troger.
En 2005, antes de entrar a dirigir el HSBC, Stephen Green presidía el holding suizo de bancos privados del grupo. Contactado por The Guardian para saber hasta qué punto estuvo al corriente de los manejos del grupo bancario, Green se ha amparado en una respuesta “moral”: “Es cuestión de principios, no comentaré los asuntos presentes, ni pasados, del HSBC. El artículo del diario británico termina citando un párrafo de la obra de Stephen Green referido al “buen comportamiento” de las empresas: “Para las empresas, ¿Dónde comienza esa responsabilidad? En los consejos de administración, naturalmente. Ninguna de sus tareas es más importante. Forma parte de su trabajo –que por naturaleza no terminará nunca- promover y alimentar una cultura del sentido de los negocios ético…”
Además de ministro de Comercio, Stephen es un lord, Barón Green de Hurstpierpoint, miembro del Partido Conservador aunque, sobre todo, de su biografía interesan ahora los años que estuvo al frente del HSBC, cuando el banco se dedicó a ayudar a los ricos de todo el mundo a esconder su dinero y defraudar a las correspondientes haciendas públicas. Por eso, el jefe de filas del Partido laborista, Ed Miliband, se pregunta en la prensa británica como fue posible que entrara en el gobierno cuando las autoridades fiscales del país “tenían la lista (de los defraudadores que ahora se están conociendo) desde 2010”.