El viernes 27 de enero se celebra el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto[1]. La decisión se adoptó por la ONU en 2005. También este acontecimiento tiene su relación con el ajedrez.
Así, el Museo del Holocausto de Jerusalén, también conocido como Yad Vashem, inauguró el pasado mes de noviembre de 2016 una exposición virtual online de piezas y tableros de ajedrez de la época de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Bajo el título de ‘Juegos de ajedrez, un breve respiro de la cruda realidad’, la muestra incluía 20 tableros con sus piezas en algunos casos fabricados de manera artesanal y con mucho virtuosismo con los materiales al alcance de las víctimas cuando estaban escondidos, recluidos, o en campos de concentración.
Algunas piezas estaban hechas con simples páginas o trozos de tela con tableros dibujados. Estos tableros fueron empleados por judíos antes, durante y después del Holocausto, como una forma de escaparse mentalmente de la persecución nazi y varios fueron llevados de un lugar a otro -cuando se podía- por el prisionero.
«Jugar al ajedrez a menudo ayudaba a los prisioneros judíos a superar los trabajos forzosos y las duras condiciones. Para aquellos que estaban escondidos durante la guerra, el ajedrez fue una forma de pasar las horas muertas durante meses y años», explicaba el museo.
Al terminar la contienda en 1945, los sobrevivientes o sus familiares conservaron los tableros como recuerdo y muchos llegaron a la Colección de Objetos de Yad Vashem, donde fueron catalogados y, más recientemente, digitalizados.
Pero hay otro aspecto a destacar, la persecución y muerte de ajedrecistas, la gran mayoría de origen judío. Fueron numerosos los que perecieron en los campos de concentración. La barbarie nazi acabó con las vidas de los ajedrecistas polacos David Przepiorka (1880-1940), Aquiles Frydman (1905-1940), Stanislaw Kohn (1895-1940) y Moishe Lowtzky (1881-1940) asesinados en Palmiry, cerca de Varsovia; Leon Schwartzmann (1887-1942), Léon Monosson (1892-1943) y Abram Szpiro (1912-1943) acabaron en Auschwitz, así como Henryk Friedman (1903-1942) en un campo sin determinar.
Otros asesinados fueron los húngaros Kornél Havasi (1892-1945) y Andreas Steiner (1901-1944) –su primo Herman (1905-1955) quien vivió en Estados Unidos murió literalmente delante de un tablero en un campeonato en Los Ángeles-.
También los holandeses, Salo Landau (1903-1944) aunque nació en Bochnia, la Galitzia polaca y Arnold van den Hoek (1921-1945), así como los alemanes Sammi Fajarowicz (1908-1940) y Wilhelm Orbach (1894-1944), el austríaco Simon Rubinstein (1910-1942) y el checo Emil Zinner (1909-1942)
Además se puede citar a la hermana del entonces excampeón mundial alemán, Emmanuel Lasker (1868-1941), Teófila, quien murió en 1941. Lasker huyó ante la llegada de Hitler al poder, primero a la Unión Soviética y luego a Estados Unidos.
En el gueto de Lodz murieron Moshe Hirschbein (1894-1940) y Salomon Szapiro (1882-1944) y en el de Varsovia, Jakub Kolski (1899-1941) e Isaak Towbin (1899-1941).
También el polaco Henryk Pogorieły (1908-1943) cayó asesinado en la prisión de Pawiak, mientras Aron Zabłudowski (1909-1941) corrió la misma suerte en la sinagoga de Bialystok
Otros asesinados por los nazis, fuera de los campos de concentración, fueron el ajedrecista polaco Izaak Appel (1905-1941) y el húngaro Mirko Bröder (1911-1943)
También se produjeron muertes como consecuencia indirecta de lo acontecido, entre otros, el austríaco de origen judío Rudolf Spielmann (1883-1942), quien tuvo que huir del avance nazi en Europa escapando a Suecia, donde moriría en Estocolmo inmerso en una gran pobreza. Josef Cukierman (1883-1942) se suicidó en París antes de ser atrapado por los nazis que habían ocupado la capital francesa y el polaco Edward Gerstenfeld (1915-1943), aunque sobrevivió al campo de concentración de Belec, falleció poco después.
Los verdugos
Se escribe de víctimas pero también se puede escribir de verdugos. Todos esos crímenes de ajedrecistas polacos fueron cometidos cuando era gobernador de Polonia Hans Frank (1900-1946), jerarca nazi ejecutado como criminal de guerra tras los juicios de Nuremberg. Pues bien, el entonces campeón del mundo, Alexander Alekhine, manifestó sin pudor «tengo la suerte de contar con su amistad». De hecho, hay fotos de los dos juntos, ya que Frank era bastante aficionado al juego.
Este amigo de criminales nazis, ególatra, alcohólico y soberbio, publicó un infame ensayo ‘El ajedrez ario y el ajedrez judío’, del que se conservan los originales de su puño y letra, en el que arremetía contra los judíos de forma hiriente por su ajedrez “oportunista y muy inferior”, frente al “valiente y decidido” de los arios. Además, jugó diferentes torneos contra oficiales alemanes en Salzburgo, Praga -donde «designó» como sucesor a un joven oficial nazi, Klaus Junge (1924-1945)- y Munich, cobrando generosamente. Cuando sospechó que las tornas podían cambiar, marchó primero a la España de Franco en 1943, donde fue recibido con honores. Realizó partidas de exhibición, jugando torneos locales e hizo tablas, incluso, contra el entonces ‘»niño prodigio» español Arturo Pomar, perdiendo contra Pablo Unamuno, uno de los hijos del escritor y filósofo Miguel de Unamuno.
Finalmente, una vez ya consumada la derrota nazi, decidió ir a Estoril, en el Portugal del dictador Salazar, donde murió sólo, en una habitación de hotel. Hay quien apunta a una labor de la resistencia francesa. La Federación británica de Ajedrez no le permitió participar en la disputa por el nuevo campeonato mundial por su colaboración con los nazis.
Hoy, muchas escuelas de ajedrez llevan el nombre del colaborador de criminales nazis, pero no hay casi ninguna con el nombre de los ajedrecistas víctimas de los campos de concentración. En el mundo del ajedrez, hay quien prefiere ignorar la complicidad nazi de Alekhine, otros la minimizan y hay, incluso, quien la justifica. Y es que los problemas de la memoria histórica no pasan solo en España.
Pero volviendo al Museo del Holocausto, hay numerosas historias detrás de las piezas y tableros en los campos de concentración. Se puede citar el caso de Herbert Odenheimer, hoy llamado Ehud Loeb, sobreviviente del Holocausto que estuvo en el Hogar de Niños de Cháteau Chabannes en Francia. Al visitar el Museo prestó atención a la tabla de ajedrez que le resultaba conocida, sin saber por qué. La tabla estaba firmada del lado derecho, abajo, con el nombre de ‘Herbert’.
En una consulta con la organización OSE en Francia – Organización de asistencia social judía que dirigía a los hogares de niños- descubrió que había un solo Herbert en el Hogar de Niños de Cháteau Chabannes durante la guerra. Ehud estaba conmocionado en descubrir que la tabla de ajedrez que hizo de niño, muchos años después paso a ser parte de Yad Vashem.
Piezas de ajedrez talladas con un cortaplumas fueron realizadas por Yekutiel Stern para su hijo Noah de nueve años cuando se escondían y deambulaban por aldeas remotas de Eslovaquia. Otro hijo de Yekutiel, David, de doce años, fue enviado con los abuelos a Hungría. Cuatro meses estuvieron escondidos. Yekutiel tallaba piezas de ajedrez con restos de madera que encontraba y las pintaba junto con el tablero. En marzo de 1945 la zona fue liberada y la familia regresó a Bratislava donde se enteraron de que David y los abuelos habían sido deportados a Auschwitz y asesinados.
En cuanto a la actualidad, mencionar que en el parlamento de Israel, Knesset, en noviembre de 2016 tuvo lugar un torneo de ajedrez donde participó el ministro de Inmigración, perteneciente al Likud y de origen ucraniano, Zeev Elkin, quien apuntó que era aficionado desde la infancia, y señaló que la diferencia entre el ajedrez y la política es que en esta última actividad te pueden robar las piezas o tirar el tablero. Además se invitó a 30 niños a seguir el torneo.
Una localidad israelí muy vinculada al juego es Beer Sheva, que cuenta con el mayor número de grandes maestros de ajedrez del mundo, uno por cada 20 000 habitantes. La causa: la presencia de un gran maestro ruso que emigró a Israel en los años 70 y creó el club local en 1973. Beer Sheva ha ganado 17 campeonatos nacionales locales desde 1974. Israel obtuvo el puesto 27 en la reciente Olimpiada de Ajedrez disputada en Azerbaiyán en 2016, y cuenta con tres jugadores entre los cien mejores, según la clasificación FIDE de enero de 2017, en concreto en los puestos 28, 50 y 78.
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