El presidente de EEUU, Barack Obama, ha tomado en la fase final de su mandato una iniciativa contra el cambio climático, un Plan de Energía Limpia (Clean Power Plan) en el que por primera vez se ponen límites a la contaminación de carbono emitida por centrales eléctricas, y establece las bases para una evolución hacia las energías limpias y comunidades más saludables.
La organización Earthjustice ha calificado de «discurso histórico sobre el cambio climático» el pronunciado por Obama para presentar su Plan, en el que invita a «estudiar la historia», apostar por un futuro saludable y desafiar a quienes dicen que hay que elegir «entre la salud de nuestros niños y la salud de nuestra economía».
Earthjustice cifra en 78 % de la población el apoyo al plan del gobierno federal para limitar los gases de efecto invernadero emitidos por compañías estadounidenses, y sostiene que el Plan de Energía Limpia obligará al sector de la energía «a considerar el futuro e intentar reducir su insostenible huella de carbono», además de suponer un modelo para que los estados puedan dirigir la transformación energética y adoptar soluciones de energía limpia, como reemplazar el carbón sucio con energía eólica y solar.
Greenpeace: el Plan es positivo pero se debe ir más allá
Annie Leonard, directora ejecutiva de Greenpeace EEUU, señala que con el “Plan de Energía Limpia”, cuyo objetivo es reducir las emisiones de carbono de las centrales eléctricas de todo país en un 32 % respecto a 2005 para 2030, «Obama pone de manifiesto su voluntad para que Estados Unidos combata el cambio climático, aunque los últimos datos científicos indican que es claramente insuficiente por sí solo».
Según Leonard: “si la Administración de Obama quiere de verdad dejar un legado climático positivo yn planeta habitable para nuestros hijos, debería abandonar las prospecciones y la minería de combustibles fósiles en terrenos públicos, así´ como rechazar los peligrosos planes de Shell para perforar el Ártico”.
Para Greenpeace está claro que Obama pretende consolidar su legado climático, pero estima que, hasta que no comience a asegurar que la mayoría de los combustibles fósiles se quedan bajo tierra, su legado será tan vulnerable como una capa de hielo ártico.
“Obama debe usar el liderazgo que está mostrando no solo para unirse, sino para animar a todos los países, a firmar un acuerdo legalmente vinculante para reducir la contaminación de cara a la cumbre de París”, ha concluido Leonard.