El opositor ruso Alexei Navalny, quien en la actualidad cumple una condena de diecinueve años de colonia penitenciaria por «extremismo», ocupa de nuevo el centro de atención de la justicia, que esta vez pretende juzgarle por «vandalismo», lo que podría aumentar su condena en tres años más, según ha declarado él mismo a sus abogados refiriéndose a una carta que ha recibido en la cárcel del Comité de Investigación Ruso.
«Cada tres meses inician un nuevo procedimientos contra mi», ha escrito Navalny en sus redes sociales, su forma habitual de comunicación en estos últimos años, que lleva a cabo a través de sus abogados, y que últimamente utiliza para denunciar la ofensiva que Putin lleva a cabo contra Ucrania y pedir a sus compatriotas que continúen «resistiendo» al Kremlin.
En 2020, Navalny, de 47 años, carismático militante anticorrupción y enemigo número uno de Vladimir Putin, estuvo a punto de morir cuando fue envenenado mientras efectuaba un viaje en avión. Tras una convalecencia de más de seis meses en Alemania, fue detenido cuando regresó a Rusia en enero de 2021.
Desde entonces ha sido juzgado varias veces y condenado a distintas penas; la última, en agosto de 2023 tras un juicio a puerta cerrada, a diecinueve años de internamiento en una colonia de «régimen especial», establecimientos normalmente destinados a los criminales más peligrosos y a los condenados a cadena perpetua.
Una pena que recibió las condenas unánimes de la comunidad internacional y especialmente de los más altos responsables de la Unión Europea: para el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se trata de una «respuesta a su valor al criticar el régimen del Kremlin»; para el representante de la diplomacia europea Josep Borrell no hay ninguna duda de que tanto «la detención, como el proceso y la condena de Alexei Navalny obedecen a motivaciones políticas». Un portavoz del gobierno de Estados Unidos denunció «un juicio sobre acusaciones infundadas, conclusión de un proceso injusto», mientras que el gobierno del Reino Unido denunciaba «un desprecio de los derechos humanos».
Según informaciones de la prensa internacional, desde hace dos años y medio Alexei Navlany alterna periodos en celdas de aislamiento con otros en condiciones muy estrictas. Su salud está acusando el tiempo que lleva detenido, quienes le han visto aseguran que está más delgado y envejecido.
Las autoridades rusas llevan varios años intensificando la represión de las voces más críticas; una represión acentuada desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. La mayoría de los opositores se encuentran encarcelados o en el exilio mientras que miles de ciudadanos rusos se enfrentan a juicios por manifestar su desacuerdo con las decisiones del Kremlin, la mayoría de las veces en las redes sociales.