«Si usted se contagia por COVID-19 durante sus vacaciones en Uzbekistán, nosotros le indemnizaremos». Con estas palabras, atribuidas a Sophie Ibbotson, embajadora del turismo uzbeko en el Reino Unido, el mensual gratuito canadiense Vice informa en un artículo sobre la promesa efectuada por el gobierno de Uzbekistán en su última campaña para atraer al turismo internacional.
En el marco de la campaña «Viaje seguro garantizado», destinada a dinamizar el sector turístico que antes de la pandemia estaba en pleno crecimiento en el país, la señora Ibbotson asegura en su comunicado que «el gobierno está tan convencido de que las nuevas medidas de seguridad e higiene adoptadas en el sector protegerán a los turistas contra el virus, que está dispuesto a pagar si los turistas se contagian».
Según el diario británico The Independent, Uzbekistán fue el cuarto mercado mundial en cuanto a crecimiento turístico rápido en 2019.
El gobierno uzbeko ha fijado en tres mil dólares (2619 euros al cambio de hoy) el precio del tratamiento de la pandemia en el país, y eso es lo que garantiza siempre que se haya cumplido algunas condiciones previas como viajar con un guía local provisto de certificado en materia de seguridad e higiene y haberse hospedado en alojamientos turísticos que cuenten con el sello gubernamental que garantiza que cumplen las nuevas normas de seguridad sanitaria y epidemiología.
La respuesta de Uzbekistán a la pandemia fue rápida y eficaz: a mediados de marzo de 2020 el gobierno prohibió los vuelos, cerró las fronteras a los extranjeros e impuso un confinamiento férreo a sus ciudadanos, pese a que solo se habían registrado unos pocos casos en el país.
En este mes de julio de 2020 –cuando las cifras oficiales solo relacionan 84 muertes con la pandemia (para una población de 33 millones de habitantes)- se han reanudado los vuelos con destino Uzbekistán, país en el que los turistas procedentes de la Unión Europea y el Reino Unidos siguen de momento obligados a guardar un aislamiento inicial de catorce días, medida que se irá relajando a medida «que esos países vayan dominando sus índices de infectados».
Si está permitida la llegada sin condiciones de turistas procedentes de China, Japón, Corea del Sur e Israel, en los que se considera que la pandemia se encuentra en fase «de debilidad».