Bajo la forma de un aparente thriller político durante los años más duros de la dictadura chilena, la joven y ya veterana actriz Manuela Martelli se lanza aquí en la realización de su primer largometraje de ficción. En su haber como directora anteriormente dos cortometrajes: «Apnea» 2014 y «Marea de tierra» 2015.
Tras su premio en Cine en construcción 2022 (Cine Latino Toulouse), su paso por la Quincena de realizadores de Cannes, y por los festivales de San Sebastián y Biarritz, «Chile 1976» llega este mes de marzo a la distribución comercial en Francia. El festival Cine Latino de Toulouse le dedica también atención en su edición 2023 (del 24 de marzo al 2 de abril), coincidiendo con su estreno nacional.
Mas allá del suspense sostenido y apoyado por la música adicional muy propia del thriller, el guion de Manuela Martelli y Alejandra Moffat nos ofrece un poderoso retrato de mujer en ese Chile confuso, amedrentado por la violenta represión en los años que siguieron al golpe de estado de Pinochet.
Carmen es una burguesa casada con un médico, que ya de niña hubiese preferido ser un animal salvaje y no una princesa. Una mujer que sacrificó su carrera para casarse como lo dictan las conveniencias, pero que no se siente muy a gusto en ese medio burgués ferozmente antisocialista, que sigue disfrutando en un confortable lujo de vida, mientras en las poblaciones los más pobres padecen miseria y persecución política.
La vida de Carmen se va a ver trastornada el día que un cura la solicita para cuidar a un joven herido. Presentado primero como un delincuente, sabremos rápidamente que se trata en realidad de un activista político. La acción se desarrolla cerca del mar, en donde la familia tiene una casa de veraneo que está siendo restaurada.
A partir de ahí empiezan las aventuras para Carmen y su transformación interior cuando toma conciencia del horror que la rodea. Con una prolija puesta en escena y buen sentido de la observación, Martelli va describiendo ese medio social, familiares y amigos, pero también el personal indígena que trabaja para la que todos llaman «la señora», así como el papel de los curas progresistas como el padre Sánchez, interpretado por Hugo Medina.
La cuidada dirección artística y sobre todo un acertado casting confieren a «Chile 1976» una evidente autenticidad en la descripción de ese formidable retrato de mujer que descubre el terror y la atmósfera de miedo en esa sociedad chilena, un país repleto de chivatos y policías que vigilan los más mínimos movimientos de la gente en las poblaciones, verdaderos guetos de pobres y de población indígena, en donde se organizaba con dificultad la lucha clandestina contra la dictadura: «Usted no tiene pinta de chilena, parece europea o francesa…», le dice un parroquiano a Carmen en un bar, resumiendo bien esa fractura social y étnica provocada por la dictadura militar.
Para escribir el guion Manuela Martelli cuenta que se inspiró en una historia familiar, el suicidio de su abuela en 1976, cuyas extrañas circunstancias le contó su nana indígena, un personaje que es una verdadera institución. en las familias chilenas de clase media alta.
El papel de Carmen está bordado con esmero por la veterana actriz chilena Aline Kuppenheim, quien participó en el reparto de «Machuca» de Andrés Wood, una de las primeras películas en 2003 en que se estrenó como actriz la jovencita Manuela Martelli, con solo quince años. Señalemos que Andrés Wood, es por cierto uno de los coproductores de «Chile 1976».
Una producción que se debe sobre todo a la directora y productora chilena Dominga Sotomayor, cuya empresa Cine estación ha producido también películas argentinas como «Zahori» de Mari Alessandrini, o «Muere monstruo muere» de Alejandro Fadel