Pongamos que hablo de Madrid…un dos de mayo. Ni son todos los que son, ni están todos los que están. Así podría iniciarse la historia de la decadente secuencia a la que han asistido los madrileños con los cuatro presidentes de la Comunidad de Madrid de los últimos años; esa del progreso y de la democracia; esa que figura a la cabeza de España según dicen los que mandan, pero no debe ser todo oro lo que reluce.
Ni Alberto Ruíz-Gallardón, ni Esperanza Aguirre, ni Ignacio González, ni la última y vapuleada Cristina Cifuentes, han acudido a la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol en este día que no parece ya ni de primavera. Antaño quedaron los abrazos rotos y los besos de Judas de otros que vinieron y que os arrebataron, si cabe, la dignidad. No se ha conocido en la historia de la democracia un sangriento desenlace que pase por no solo matar al prójimo, al de las filas, al que ha luchado por conseguirlo contigo, sino a insultarle, vejarle y no dejarle espacio ni para huír con dignidad; ¿seguimos hablando de dignidad?
La pérdida de confianza, las ranas de las que hablaba Esperanza en otro tiempo de luz y color, o están en la cárcel; o están siendo juzgados; o los van a juzgar; todo un hito en la comunidad del prestigio; el motor de España, decían…El motor que ha sido conducido por la corrupción ha dejado sin colegio a muchos niños; mantiene en las colas del paro a millones ya, de personas en edad de trabajar; mantiene una sanidad que va en detrimento del enfermo y no permite tener una pensión digna a un trabajador que vivió y padeció la guerra. Y sí, volvemos a hablar de la guerra entre los que hoy gobiernan España que matan con tal de salir ilesos y se cargan los unos a los otros con tal de no salir en la foto.
Pero están. Necesariamente hemos visto a Granados con Esperanza y con Cristina; a Cristina con Ignacio González y Esperanza; a Gallardón con Esperanza y con Cristina; y todas las permutaciones de todos los elementos, y digo bien, tomados de cuatro en cuatro. Todos, sin dejar uno tienen algo que decir del otro, si bien la justicia aún no se ha pronunciado. Tenemos desde la fosas que cava Granados que siempre son dos; una para el enemigo y ¿otra?, hasta el no voy a pagar yo solo de González. Las ranas que croaban de Esperanza que de momento, se ha ido de rositas para mayor gloria del gallego que la está esperando, ya, si eso.
Entretanto, aparecen las doñas; las dos, Pili y Mili; tanto monta, monta tanto; las que descabezan cuando el patriarca lo ordena; las fieles de las filas hasta que las toque el dó de pecho y pasen por taquilla de igual forma; porque aquí en esos mundos de los escaños nadie se va de rositas. Los hay que con los millones no saben si meterlos en bolsas de basura o esconderlos en un altillo; los hay que cobran mordidas y cambian su nivel de vida y los hay como Cristina que no ha robado pero que en su mein kampf es como si lo hubiera hecho porque le han cortado el cuello antes de que se pronuncie.
Y no será un dos de mayo como aquellos; esos que nos procuraban sus Señorías en la recepción de lo mejorcito de cada casa; ora la prensa; ora los contrarios; ora los VIP de esta sociedad que gobierna en Madrid. Y la comunidad de Madrid se demorona; no tiene gobierno ni gobernantes y los que hay, que haberlos, haylos, hacen lo que decida la siguiente marioneta; ¡cuidado chaval que te cortan la cabeza! El hijo pródigo, Ángel Garrido que no se ha visto en otra es el que ahora lleva el tren para que salga de la estación del desatino y se deje de hablar del chirle de las cremas o de las tontunas que nos parezcan oportunas; mira tú. Mientras eso sucede Cs rechaza apoyar a Gabilondo y de nuevo juega a la oca el PP; a pesar de la vida…
Y cierto es que ahora tendrán que asentar de nuevo el gallinero, poner de nuevo a un gallo que lidere porque nos ha salido rana; una vez más, Esperanza. ¡Qué poco dura la alegría en la casa del pobre! 20 años de corrupción no han sido suficientes desde que en 1995 Alberto Ruíz-Gallardón comenzara con su andadura, seguido de Esperanza Aguirre, Ignacio González y la reciente dimitida, Cristina Cifuentes. Actividades fraudulentas; mordidas; robos a mano armada; entre otras actividades que secundaron los segundos como fuera Granados que hoy canta hasta la Marsellesa con tal de salir indemne y no volver al trullo. Eso de colaborar con la justicia va a ser práctica común.
Y así celebramos en Madrid que alguna vez hubo un levantamiento contra los franceses por las calles de la ciudad; los héroes populares que un día como hoy, salieron a la calle a protestar contra las tropas extranjeras. Una jornada heroica que debe seguir recordando que a los madrileños no los pararon las armas y Manuela Malasaña o Clara Rey, entre otros, seguirán en nuestra memoria; esa que nos permite recordar el valor y el patriotismo de los madrileños; ese que nos quieren arrebatar de golpe unos pocos que hoy, ya no hablan de Madrid.