El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas fijó el próximo 28 de septiembre como fecha límite para la presentación por parte del canadiense Colin Stewart, jefe de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso) para su informe que hace un balance de sus actividades.
El mandato de Minurso se fijó este año en seis meses en lugar de un año. Los quince miembros del Consejo de Seguridad deberán decidir en octubre sobre la extensión de otros seis meses adicionales de su presencia.
También, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el pasado 30 de junio, el presupuesto operativo de Minurso para el año 2018-19, que asciende a 52.3 millones de dólares (45,1 millones de euros).
Cabe señalar que el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres solicitó en su informe sobre la situación en el Sáhara Occidental una extensión de 1,5 millones de dólares (1,3 millones de euros) para adquirir un tercer helicóptero y vehículos todoterreno para mejorar los desplazamientos de la misión de paz de la ONU al este del muro marroquí donde hubo una serie de tensiones entre Marruecos y la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
La Minurso tiene un alto coste para las Naciones Unidas (ONU) tras desplegarse en la zona en conflicto ya va camino de tres décadas. De acuerdo con un informe hecho público en su día por la página web de la Fundación Heritage, un centro de estudios con sede en Washington, Naciones Unidas ha gastado más de 1250 millones de dólares, en concreto, 1255.915.013 dólares (1083,5 millones de euros) en el Sahara.
Una cantidad enorme para la Minurso, operativa desde 1991, que supone ocupar el puesto número 20 en el listado de los costes desde que se crearon las misiones de Naciones Unidas para mantener la paz en el mundo, según reflejan los presupuestos para las diferentes zonas.
Las primeras plazas en gasto son la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur (Unmiss), con más de 20.000 millones (17.255 millones de euros), seguida de la Operación de las Naciones Unidas en el Congo (ONUC), con más de 17.500 millones de dólares (15.098 millones de euros) y la Fuerza provisional de las Naciones Unidas en Líbano (Fpnul) –por cierto, con presencia española sobre el terreno- con 9.500 millones de dólares (8.196 millones de euros).
Por otra parte, hay que recordar, por un lado, que Colin Stewart ha sido acusado de «falta de neutralidad» por Marruecos por haberse desplazado al territorio controlado por la RASD y escribir en el registro de condolencias tras el fallecimiento del representante de la RASD en la ONU, Ahmed Bujari el pasado mes de abril, lo siguiente «Después de la muerte del colega embajador Ahmed Boujari, presento en mi nombre y en nombre de las Naciones Unidas y del secretario general, Antonio Guterres, nuestras más profundas condolencias a la familia, amigos y colegas del difunto.(…)»
De hecho, fue convocado por el ministro de Exteriores marroquí, Nasser Bourita, para transmitirle su queja formal por este acto. Hay que citar que incluso el propio Guterres mandó el siguiente mensaje tras la muerte del diplomático saharaui: «Bujari fue un enviado entusiasta, respetuoso y de principios, que trabajó incansablemente por una solución pacífica al conflicto en el Sáhara Occidental e hizo una contribución significativa a través de sus esfuerzos diplomáticos en Nueva York. Su desaparición es una gran pérdida para el Frente Polisario y la población del Sahara Occidental».
Stewart nunca ha sido bien visto por Marruecos. En sus más de 25 años de experiencia en misiones de paz y seguridad internacionales ha participado en la misión en Timor Oriental cuando la excolonia portuguesa obtuvo su independencia de Indonesia.
Por su parte, el enviado especial para el Sahara, el expresidente alemán Horst Köhler, quien fue a finales del pasado mes de junio a El Aaiún –donde se produjeron disturbios entre policías y manifestantes saharauis- tendrá el apoyo a su labor de la canciller Angela Merkel, quien visitará Argelia el día 17 de septiembre.
Por último conviene recordar dos hechos sobre la Minurso: por un lado, sufrió la expulsión masiva de 83 de sus miembros por parte de Marruecos en marzo de 2016, algo sin precedentes en otras misiones de paz y por otro, como es conocido, es de las pocas que no tiene entre sus tareas la supervisión de los derechos humanos, algo inhabitual dentro de las misiones de la ONU. Numerosas organizaciones internacionales y diferentes países han defendido la necesidad de confiar esa tarea a los cascos azules, pero la iniciativa nunca ha prosperado ante la negativa de Marruecos.
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