Los cigarrillos electrónicos que actualmente se sustituyen para dejar de fumar, no son una alternativa saludable porque también producen cáncer. Actualmente la industria maneja estudios que indican que los fumadores de tabaco tradicional cuando estos se convierten en los llamados formadores duales.
Cerca de 7 millones de personas mueren cada año por los efectos del consumo de tabaco. Por ello, la modulación de las dosis de nicotina en fumadores finalmente hace que se consuman ambos, tanto cigarrillos como cigarrillos electrónicos. El mero hecho de mantener nicotina en sangre hace que sumado a los propelentes, glicerina vegetal, saborizantes, entre otros productos cancerígenos la persona que trata de fumar no solo no lo deja sino que sostiene la adicción en el tiempo lo que le hace ser candidato para tener cualquier patología relativa al consumo de tabaco.
En el fondo y en la forma, la industria no quiere que los fumadores dejen de fumar y no se pueden permitir que disminuya esa cifra.
Estudios recientes de las universidades de Arizona, Illnois, Instituto Cardiovascular de Stanford, han descubierto que la exposición a los líquidos con sabor que se utilizan en los vapeadores dañan las células endoteliales, la capa delgada de las células que recubren la superficie interior de los vasos sanguíneos que mantienen la salud cardiovascular.
En el Journal of the American College of Cardiology, se revelan los efectos nocivos de los cigarrillos electrónicos y de los líquidos con sabor, especialmente los de sabor a menta y canela debido a los químicos que se utilizan para fabricarlos. Algunos de los efectos de la exposición a los e-líquidos depende de la concentración de nicotina y este supuesto no hace que los cigarrillos electrónicos sean seguros para la salud ya que sean problemas cardíacos.
La Comisión Europea lamenta el auge de este tipo de cigarrillos dado que enganchan a la gente joven que quiere fumar y cree que no fuma mediante este sistema.
Vapear con carga de nicotina es una forma de consumo y, por lo tanto, genera adicción al igual que el tabaco por ello se mantiene el riesgo asociado al cáncer, a las enfermedades cardiovasculares, al accidente cerebrovascular y a las enfermedades respiratorias como bronquitis crónica, enfisema de pulmón y neumonía, entre otras.