La tecnología está cada vez más presente en cualquier faceta de nuestra vida, incluida la vivienda. Somos seres que dependemos de la tecnología porque ésta nos presta unas facilidades que nos hacen mucho más cómoda nuestra existencia.
En aspectos relacionadas con las viviendas y la habitabilidad de las sociedades, los hogares llevan años transformándose. Disciplinas como la inteligencia artificial mediante la domótica, la eficiencia energética y el consumo racional, la arquitectura responsive y la arquitectura bioclimática o el uso acertado de la decoración son cuestiones en las que debemos centrar nuestra atención, pues muchas de las viviendas que se construyan en los próximos años tendrán a estas prácticas como elementos centrales.
Viviendas como espacios aptos para habitar y trabajar
Muchas personas han visto cómo su hogar se transforma también en su espacio de trabajo, pero también un lugar de ocio. El teletrabajo todavía supone una parte importante de la actividad laboral, pero la tendencia es al alza, y esto va a obligar a incorporar la tecnología sí o sí en la vivienda.
Las nuevas tecnologías son una constante en nuestro día a día. La construcción no puede mantenerse ajena a ello. Si echamos la vista atrás, las diferencias son considerables entre las construcciones de hace veinte años y las que se están llevando a cabo en la actualidad. Hoy día, comprar una vivienda nueva supone tener acceso a una serie de beneficios como una mayor eficiencia energética que se traducirá en un importante ahorro a medio y largo plazo, una mejor racionalización en el uso de los recursos y una incorporación más potente de la tecnología.
Poco a poco vamos introduciendo tecnología inteligente que no se percibe como grandes cambios, pero que van modulando un estilo de vida diferente. La introducción de la tecnología en los hogares, aunque parezca algo novedoso, es una práctica que se viene haciendo desde hace más de un siglo.
La propia invención de los electrodomésticos supuso una mejora significativa de la habitabilidad en los hogares, pues permitía dedicar tiempo a tareas más productivas y no gastar horas en duras labores domésticas. En pleno siglo XXI, internet y la facilidad de las telecomunicaciones, la domótica, la arquitectura responsiva y la inteligencia artificial vienen a ser lo que era la electricidad en el siglo XX, una herramienta para ganar en productividad.
¿Cómo serán las casas del futuro?
Climatización digital, video-vigilancia, funciones controlables a través de dispositivos móviles, hogares domóticos, gestión inteligente… todo esto liga muy bien con la idea de la vivienda en los próximos años y no cabe duda de que hacia ahí se dirige el sector de la construcción.
Sin embargo, no podemos obviar que la vivienda del futuro también debe estar ligada obligatoriamente a la eficiencia energética. La segunda década de 2020 ha sido o continúa siendo la muestra definitiva de que los humanos debemos interiorizar que tenemos que hacer un uso más racional de los recursos disponibles en el planeta, pues muchos de ellos son finitos.
En muchos países, también en España, existe desde hace años legislación que indica el nivel de eficiencia energética de la vivienda. Esto marca la capacidad que tiene la vivienda de controlar el consumo energético. Así, una vivienda que esté bien orientada al sol hará un uso más adecuado de la iluminación natural y esto se traducirá en ahorro en la factura eléctrica.
Con los materiales ocurre algo similar. Es importante localizar materiales que tengan un buen aislamiento térmico, que sean duraderos y cuya obtención y producción minimice los niveles de contaminación.
La clave, a juicio de Ana Muñoz Rey, directora de ACP LEVEL, es buscar edificios sostenibles, eficientes y con bajo nivel de contaminación, pues esto revertirá en un mayor ahorro a largo plazo para el cliente y en una acción de mejora y responsabilidad con el entorno.
Tecnología de atención al cliente
En pocos años vamos a ver cómo la sostenibilidad pasa a ser un aspecto clave en los hogares, y entonces la tecnología va a jugar un papel fundamental. Sin embargo, no son pocos los analistas que no le auguran un protagonismo tan relevante a la domótica y dejan esto en un segundo plano.
La vivienda de las próximas décadas va a contar con más tecnología, pero de un modo quizás diferente al que imaginamos. Se habla ya de avances encaminados a mejorar la asistencia al cliente en remoto, ayudar en la elección de los mejores productos y materiales y un intenso trabajo para potenciar las instalaciones de zonas comunes en las obras nuevas con categoría premium.
Las personas comienzan a utilizar sus hogares para algo más que habitar en ellos. Son su espacio de trabajo y de ocio. Por ello, su diseño y construcción debe responder a todas estas incógnitas y en las respuestas debe haber cabida a la eficiencia energética y la incorporación de las tecnologías.