Una verdadera marea humana ha desfilado en París este 16 de octubre de 2022 partiendo de la Plaza de la Nación hasta la plaza de la Bastilla, encabezada por los dirigentes de los partidos que han llamado a la movilización, con Jean-Luc Melenchon, y la premio nobel de literatura y diputada insumisa Annie Ernaux.
Mientras prosigue la huelga en las refinerías y se prepara la huelga general anunciada por los sindicatos para el martes 18 de octubre, la marcha sobre París convocada por la NUPES (Nueva unión popular ecológica y social), con el apoyo de dieciséis organizaciones políticas y sindicales de izquierdas, ha reunido 140.000 personas. Entre ellas Francia insumisa, Europa-ecología-los verdes, Partido socialista, Partido Comunista, Nuevo Partido Anticapitalista, y el Partido Obrero independiente.
Los intentos de la prensa y de los medios informativos al servicio de Emmanuel Macron, para dividir a la Unión popular, utilizando la difamación y las falsas informaciones, han fracasado hasta el momento. La denigración anti Melenchon en prensa radio y televisión, se ha extendido ahora al conjunto de la Nupes, buscando el mínimo pretexto para dividir y envenenar sus relaciones.
La actual campaña de difamación contra la izquierda parlamentaria, muestra que es en efecto la única fuerza política de oposición capaz de ofrecer una alternativa a la política ultra liberal de Macron, cuyos diputados han votado junto a la extrema derecha contra todo aumento salarial en Francia.
De la misma manera la huelga por aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo en las refinerías de petróleo, que han provocado escasez de combustible y enormes colas en numerosas gasolineras del país, son utilizadas por los «editorialistas» macronistas, hipócritas hacedores de opinión , para denigrar a los trabajadores en huelga.
El único responsable de este bloqueo de combustible es el gobierno y los dirigentes de los grandes grupos petroleros que en lugar de negociar los aumentos salariales, siguen acumulando obscenos beneficios distribuidos a sus accionistas.
En lugar de aumentar los salarios, Macron amenaza con el «49’3» para imponer su minoritario proyecto antisocial. En lugar de pedir la requisición de los trabajadores en huelga, más debería su gobierno pedir la requisición de los salarios millonarios de los dirigentes de esos grupos petroleros y de los millones repartidos a sus accionistas.
Macron ha echado leña al fuego con su reciente declaración de guerra antisocial, provocando la inmediata reacción de los principales sindicatos: CGT, FO, Solidaires, FSU, que llaman a una huelga general el martes 18, cuando la inflación y el alza incontrolada de precios del combustible, son «justificadas» con la guerra de Ucrania, mientras los grupos petroleros y la industria del armamento siguen generando millonarios beneficios e detrimento de nivel de vida de la población.
Solo la CFDT se mantiene al margen de esta movilización social, como lo hizo antes con la ley trabajo o la «reforma» del sistema de pensiones. Sobre esa central antaño socialista, corre aquí un chiste que la define hoy bastante bien: «el día que se restablezca la esclavitud, la CFDT negociara el peso de las cadenas».
En este tenso contexto social en el que se ha producido la marcha de este 16 de octubre.
La presencia agresiva de dos mil policías antidisturbios con sus habituales provocaciones no han impedido esta masiva concentración política y sindical que se propone denunciar la política del minoritario presidente Macron, en el momento en que su gobierno intenta pasar de la democracia parlamentaria aplicando el articulo 49,3 de la constitución.
La Francia militante y simpatizante de izquierdas se ha movilizado con éxito para reclamar aumentos de los salarios y de las pensiones, por el control de los precios, la defensa de los servicios públicos, diciendo no al empobrecimiento de la población, y reclamando una fuerte imposición de los superbeneficios de las empresas multinacionales, que practican la evasión fiscal, legalizada y bautizada con el eufemismo de «optimización fiscal».
La marcha de este domingo es un primer paso o impulso político hacia una movilización social generalizada, que para ser efectiva deberá reunir a los trabajadores del sector publico y privado, cita pues el 18 de octubre.
Macron sigue minimizando la movilización social y se agita más en el extranjero que en su propio país, lo que puede provocar una situación explosiva en cualquier momento, ya que sus posiciones en política exterior han conocido idénticos fracasos que en el interior.
Para disimular su fracaso al frente de la presidencia itinerante europea, y el desastre de la Europa de los veintisiete, se inventó hace poco una rancia formula mil veces fracasada: la comunidad política europea con participación de 44 países de la Europa geográfica. Nadie le ha informado al parecer de que ya existe el Consejo de Europa con participación de 46 países europeos, institución tan inútil de hecho como la que él pretende crear.
En Europa, en África como en Oriente Medio o en América Latina, la posición diplomática de Francia se ha fragilizado desde la llegada al poder de Macron, pues su política exterior no es sino un alineamiento con el poder financiero estadounidense.
Macron es especialista del «enfumage», crear siglas, comisiones y debates, que no sirven para nada, pues solo él decide quien participa en ellos, y es él quien decide en ultima instancia. Después de los debates sobre los «gilets jaunes» y sobre la ecología o el urbanismo, no hubo ninguna aplicación concreta de las pocas propuestas surgidas de esa farsa consultiva.
En el ámbito interior la reciente creación de un Consejo Nacional de la Refundación, boicoteado por todas las fuerzas políticas y sindicales en este país, fue una tentativa más de crear unas siglas para remplazar el debate parlamentario y el dialogo social y sindical.
Para más inri, Macron, quien busca destruir todo lo que la clase trabajadora adquirió en 1945 en Francia, gracias al Consejo Nacional de la Resistencia, ha tenido la desfachatez de utilizar las mismas siglas para su pretendida refundación.