Duelo escénico de dos actores inteligentes

Molière en bicicleta (Alceste à bicyclette), dirigida por Philippe le Guay (Le petit Nicolas, Las chicas de la sexta planta )es una diálogo interminable entre dos buenos actores – Lambert mejor que Fabrice- que consiguen hacer digerible una comedia dramática poco más que discreta, pese a algunas salidas histriónicas de Fabrice Luchini sobreactuando.
Hermosos textos de Molière para dos personajes con el ego desbocado, que se mueven por las callejas de mansiones recónditas y entre los indolentes pobladores de un lugar idílico, donde parece que no cuesta nada soñar un satisfactorio retiro. Y donde los mayores pueden (y de hecho lo hacen) moverse en bicicleta sin temor a que les atropelle un vehículo más rápido.
Molière en bicicleta –que se estrena en España el 25 de abril de 2014- no es la adaptación cinematográfica de una obra de teatro sino un ejercicio de estilo sobre el rol de los actores, ese don que les permite transformarse –durante dos horas en lo alto de un tablado- en otro completamente distinto.



