Al parecer estar en precampaña no es estar en campaña. Ahora disponemos de días, horas e incluso, en este caso, de meses, para decir a propios y a extraños eso que nos viene a la cabeza. Aunque todos dan por hecho el sorpasso en votos, pero no en escaños. ¿Más de lo mismo?
España, el país que celebra cosas sin mandatarios, ora el día de las Fuerzas Armadas, ora un partido de fútbol, todo, hasta lo más nimio está en funciones. Tras el hecho de vivir en ese estado más o menos grato durante seis largos meses, pasamos del polvorón a la hamaca veraniega; aquí el que no corre, vuela pero no paren, ¡hagan juego, señores! Seguimos para bingo…
Los españoles, hartos de apercibir dichos, hechos, trucos y engañabobos de toda la clase política; siguen yendo al trabajo, el que lo tenga, y siguen pensando que necesariamente, cualquier tiempo pasado fue mejor. En el interim, planean las vacaciones en la casa del pueblo y van viendo cómo sortear los treinta grados que planearán necesariamente en este país de luz y calor en menos de dos días.
Mientras eso sucede, Albert, el líder naranja para que no se pierdan, emplaza a los demás a comprometerse a que sus aspiraciones personales no coincidan con la formación de gobierno; pacto antisillones. Pasamos de dejarles un ipad sine die a dejarles sin sillón ab initio. No a los egos, no a los sillones, sí a los intereses de España dice el hombre y mientras cita a Churchill, político de su época pa más señas;
«En la vida es mucho mejor se útil que ser importante. Yo prefiero ser útil a los españoles que sentirme importante».
Agradecemos el gesto amigo Albert, pero en tu territorio natal, siguen siendo importantes los gestos que hablan de independencia, en la España sin gobierno, todos hablan de sillones, porque sin éstos no hay quien meta mano a lo que queda por hacer; ergo, lo que dicta Bruselas que va camino de nuevos recortes para ponernos al día…
Ya están apareciendo por los sillones de la caja tonta; esa que nos permite desinformarnos porque los formatos no dejan de sorprendernos cada tarde, los chicos de la política; primero uno, luego el otro y luego el de más allá. No hay que desgastar a los líderes porque llega la campaña y están sin fuelle, aunque Pedro, el hombre cansino, no pare de repetir cambio, cambio, cambio… y cree que va a recuperar hasta un millón de votos. Y Mariano, seriedad, seriedad, seriedad, aunque ya no se lo crea ni Perry. No digamos los telediarios y otras entrevistas pactadas; para esto sí hay sillones. Ya tenemos preparado el duelo Iglesias-Rivera, segundo round, como en tiempos del potro de Vallecas. ¡Ay, volver a empezar! Luego tendremos el de los cuatro magníficos; cuatro partidos para un país hecho un cuatro, y luego, en menos de 28 días, elecciones, también segundo round…
En estos días que ya huelen a verano calentito, vamos terminando con el caso Noos, Correa chiva que te chiva y los casos de corrupción siguen brotando porque para eso es primavera. Hace 21 años, nos dejó Antonio Flores.. Eligió otra vida porque no le gustaba ésta. ¿Qué hace que una persona decida quitarse lo que más vale? Nadie lo sabe, o sí, pero es solo ese instante. Nuestro recuerdo a sus canciones que nunca nos dejaron indiferentes. Para que piensen en sillones, o en antisillones, que esto es nuevo, les dejo una canción de Sabina que él interpretó magníficamente.
Una de su Madrid, del Madrid que le vio nacer; ese que siempre nos llega al alma porque nos habla de una de las ciudades más grandes que existen en Europa; el lugar en donde todo sucede, hasta quitarse un sillón. Una ciudad que acoge y que lo mismo celebra la undécima que el día de los indignados. Aquí cabe todo el mundo.
«Los pájaros visitan al psiquiatra, las estrellas se olvidan de salir, la muerte pasa en ambulancias blancas, pongamos que hablo de Madrid….»
De momento, están de bares. A ver cuándo se sientan en sillones, claro.