Ligeti, por Baldur Bronimann

El director de orquesta Baldur Bronimann ha presentado en Madrid el CD ‘Ligeti’ en el que dirige al BIT20 Ensemble y a los solistas Joonas Ahonen, piano, y Christian Poltera, cello, en los conciertos de piano y de cello de György Ligeti, además del Concierto de cámara para 13 instrumentos y Melodien, del mismo músico.

ligetti-cd-caratula Ligeti, por Baldur BronimannLa presentación del cd Ligeti se verá complementada en días sucesivos con dos conciertos en Madrid, ambos dirigidos por Bronimann  y titulados Con el drama dentro, el primero de los cuales tendrá lugar el día cinco de mayo en el Auditorio Sony de la Plaza de Ramales y el segundo el día ocho del mismo mes en la Escuela de Música Reina Sofía.

Ligeti (Rumanía 1923-Viena 2006), de nacionalidad húngara, es el compositor de las películas de Stanley Kubrick y, como músico, tenía una inmensa curiosidad no sólo por la música clásica sino también por otros géneros musicales y, por encima de todo, deseaba entroncarla con la modernidad.

Es el suyo un repertorio clásico conectado con el presente y que, al lado de una fantasía desbordada (asombra que cada estudio para piano, por ejemplo, sea diferente de los demás) le llevó a tener fama de extravagante, algo de lo que él era consciente y que incluso cultivaba de manera deliberada. Para Baldur, quien comparte con él esa pasión por aunar músicas antiguas y modernas desfigurándolas un poco, Ligeti emite melodías aunque a veces no se note que lo son. Tiene una etapa húngara muy marcada por Bela Bartok y una etapa más europea con títulos miméticos y a la vez tan descriptivos como Melodien o Concierto de cámara para 13 instrumentos.

Primero bajo el nazismo, luego bajo el comunismo, Ligeti siempre era sospechoso, por lo que nunca entró en las  corrientes de moda, y aún siendo muy vanguardista, no es nada dogmático pero sí muy cauteloso, lo que hace de él un compositor de pequeños diálogos como deshilachados, hechos de palabras que no se pueden decir en voz alta, o a base de frases musicales que resultan, a decir del director suizo, «un arco entre dos silencios».

El presente cd ha sido encumbrado por expertos mundiales, como Misha Donat, de la BBC Music, quien lo ha calificado como música cinco estrellas: «…lo que nos encontramos detrás de toda su música [de Ligeti], es su certero oído para el color y la armonía. Las interpretaciones de Baldur Bronimann y del noruego BIT20 Ensemble son todas ellas brillantes. Un disco indispensable».

A lo largo de la presentación, escuchamos una parte del Concierto de cámara para 13 instrumentos, en el que Ligeti da cuerpo a sus sueños de niño donde había una tienda de relojes en que cada reloj sonaba a distintas velocidades creando una polifonía a tiempos caóticos, con movimientos rápidos pero todos distintos y que sólo suenan juntos al final. Y es que él era un poco así, alguien desacompasado que no encajaba bien y prefería ir por libre. Tanto, que en sus composiciones orquestales, hay sitio para músicos que, dentro del conjunto, quieran ir por libre y expresarse a su manera, como los relojes de la  tienda. Lo cual es dificilísimo de acordar.

En segundo lugar, escuchamos el Concierto para piano (1985) donde en sus experimentos pianísticos, se nota que Ligeti estudió música africana y que, en una época en que creyó que la inspiración le había abandonado, el trío de corno le permitió recuperarla. Le gustaba coger un material usado y gastado para deformarlo un poco y mezclarlo con la música actual: así se ven juntos los dos planos de la deformación. El movimiento lento de este Concierto para piano, con la ocarina como protagonista invitada (de incógnito) revela ese afán suyo por buscar los sonidos en el medio natural y deformar estilísticamente sus hallazgos.

baldur-bronimann Ligeti, por Baldur Bronimann
Baldur Bronimann

Baldur Bronimann, suizo de nacimiento, comparte con Ligeti el afán de mezclar lo nuevo con lo clásico. Como actual responsable de Casa da musica de Oporto, este director ha tenido ocasión de experimentar las músicas de Ligeti en Portugal, y afirma que el público portugués es muy dado a las novedades, empezando por la estructura de la propia sala de la Casa, que es muy atípica y está dentro de un edificio absolutamente novedoso inaugurado el año en que Lisboa fue capital de la cultura europea. Ya pasó el momento –dice- en que si una música actual llenaba, es que algo fallaba. De Suiza salió hace 25 años para ir a Londres y, desde hace 10 años, vive en Madrid, donde llegó por casualidad, dado que era el único sitio con vuelos directos a Hispanoamérica; él era por entonces director de la orquesta estatal de Colombia. De todo este trasiego viajero, resulta que el único miembro español de la familia es su hija de un año y tres meses.

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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