¿Estarán pasando ahora más cosas raras o las mismas que antes, cuando por falta de tecnología ni nos enterábamos? Solo Dios lo sabe, pero no deja de sorprenderme bastante de lo que leo en la prensa; sobre todo, cuando se refiere a animales.
Por ejemplo, cansado de que se le exija cuidar bien a las decenas de miles de elefantes que viven en Botsuana, el presidente Mokgweetsi Masisi amenazó a Alemania con enviarle veinte mil.
Y aclaró que no es broma, porque está harto de los consejos que ecologistas animales le dan para cuidarlos.
Viven en Botsuana alrededor de noventa mil elefantes, un tercio de la población mundial, y como los conservacionistas condenan su caza, su número ha aumentado al grado, dice Masisi, de desequilibrar el medio ambiente de su país.
«Los alemanes deberían vivir con ellos y veremos si aguantan; tenemos más del espacio que necesitan para no causarnos daño; deambulan por todos lados, se comen las cosechas de los agricultores y pisotean a los residentes».
Y eso, dijo, que ya regaló ocho mil a Angola y cientos a Mozambique.
«Daré el mismo regalo, pero triplicado, a Alemania; y no aceptaré, un no como respuesta» afirmó.
Por las presiones, las autoridades de Botsuana prohibieron la caza de elefantes en 2014; cinco años después debieron levantar las restricciones y señalar cuotas anuales de caza, para beneficiar la economía local y evitar la caza furtiva.
Y en unión de Zimbabue y Namibia, ha intentado vender las reservas de marfil argumentando que ese dinero es necesario para ayudar a las poblaciones más pobres.
Pero se han opuesto países extranjeros y grupos defensores de derechos animales, que advierten que, de hacerlo, se fomentarían los asesinatos de elefantes por el valor monetario de sus colmillos.
En otra región del planeta, Estados Unidos, cerca de cien mil salmones aprovecharon que se accidentó en el vado de un río cerca de Portland el tráiler que los transportaba, para brincar del acuario.
Citando información del Departamento de Pescado y Vida Salvaje de Oregon, Christine Hauser autora de la nota publicada por la BBC este 3 de abril 2024, explicó que son salmones jóvenes que pueden sobrevivir hasta llegar al Océano Pacífico.
El chófer del tráiler, sufrió lesiones menores; y precisó, que el percance ocurrió porque no pudo controlar el camión debido a que el pesado acuario se ladeó y que, en cuestión de segundos, los salmones se dieron cuenta que había un río y saltaron.
Y empleados de los criaderos de salmones de la zona que se acercaron a ayudar, indicaron que solo quedaron en el acuario unos veinticinco mil.
En otro artículo, la BBC reportó lo que llamó orgías de pescados en las costas de California, por efecto de la pasada luna.
La autora de la información, Lucy Sherriff, escribió que la semana pasada los lugareños observaron que millones de peces diminutos llegaban a las playas, para tener relaciones sexuales.
Y tras ellos, científicos ansiosos por estudiar ese ruidoso ritual sexual, «una especie de apocalipsis marino» observado desde 2002 por cinco mil voluntarios, que acuden en esas fechas a cincuenta playas californianas, con ese único objetivo.
Apuntan lo que ven para pasárselo a la científica de la Universidad de Malibú, Karen Martin, quien lleva décadas estudiando el fenómeno; y asegura que sin la ayuda de esos pobladores convertidos en investigadores aficionados, le hubiera sido imposible hacerlo.
Debido a la gran cantidad de peces que participan en esas tumultuosas y salvajes orgías, es imposible saber su número y son tan pequeños, que se escurren de las redes y, ni por asomo, pican los anzuelos.
Rodrigo Otero y Sergio Sot, investigadores de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, analizan restos de un elasmosaurio
Por último, en 2022, una vecina que caminaba por una playa de Algarrobo, distante unos cien kilómetros de Santiago, vislumbró los restos de un elasmosaurio; reptil marino, que vivió hace setenta millones de años en el Cretácico que comenzó hace 145 millones de años y terminó hace 66 millones.
La mujer avisó a las autoridades, que llamaron a paleontólogos de la Universidad de Chile.
Algunos de ellos, están quebrando la roca que las mareas cubren y descubren dificultando su labor, mientras otros levantan una barrera de piedras, arena y algas, para proteger el esqueleto que mide entre diez y doce metros y se ha conservado casi completo.
Tiene cabeza pequeña, cuello largo y extremidades en forma de aletas; sus dientes y colmillos, indican que se alimentaba de peces y es un tipo de animal del que no había registros en Chile.
El rescate se inició hace meses, pero este abril se pudo extraer un diente fosilizado y negro de dos centímetros, que junto con bloques rocosos de diversos tamaños, fueron llevados a la Universidad de Chile; cuyos investigadores calculan podrían pasar de uno a dos años para poder ver el esqueleto entero.
