Alejandro Blanco cerraba el acto tras conocer que Madrid había perdido la candidatura. “¡Nos podrán vencer pero no derrotar!” y así es. El español que lucha todos los días también luchó para hacerse un hueco en el 20.
Pusimos todo de nuestra parte; alegría, pasión, fuerza, entusiasmo, profesionalidad, medios, pero no valió. Todos fueron a ganar sabiendo que quizá eso no iba a ser posible. Y sucedió ¡qué se le va a hacer! dijo el gallego. Así anda Rajoy con folios en la mano. Ora presentando a Madrid, ora la recesión. Esa que maneja cada día cuando se encuentra con un país que no emerge. Ora el paro, ahora el COI. Un presidente que para variar no sabe expresarse en inglés; menos mal que tenemos al Príncipe de Asturias que vive su papel y es el que se ha salvado de la quema. Le critican muchos pero su savoir faire le hace ser el mejor embajador que tenemos.
Lo demás se queda en política y en políticos. Madrid no da para más porque es juzgada por el COI. No porque no tengamos estadios, sedes, hoteles, gente graciosa que bebe hasta el amanecer, que sabe vivir y que duerme la siesta. Somos únicos porque como en España no se vive en ningún sitio pero Madrid es también la sede de los chorizos del país. Las informaciones vertidas en los últimos dos años solamente hablan de lo que no tenemos. No tenemos valores, no tenemos moral, no tenemos dinero, tenemos parados, jóvenes sin sueños olímpicos porque están en casa, universidades llenas de personas sin futuro, adultos en paro sin posibilidad de reciclarse y eso no converge con la ilusión del deporte. Y eso, aunque nadie lo dice nos ha perjudicado. Hemos sido juzgados por muchas cosas no solamente por lo deportivo. Tenemos los mejores deportistas de esta época que han dejado el deporte español en el podio más alto pero no ha sido suficiente. Nadal, comentó que era un día triste pero no había que dramatizar. Gasol, que se quedaba con el compromiso demostrado. Todos los que han ganado por su país, pero tenemos la ciudad en donde todo se cuece a punto de estallar. Aún no hemos tocado fondo aunque insista el que dice la frase del siglo, “¡qué se le va a hacer!” que estamos emergiendo. Así vive, así vivimos. Nos transmiten que solamente unos pocos llegan a la meta y eso no es bueno para nosotros.
El “establishment” no quiso a Madrid en el 12, tampoco en el 16 y ahora menos en el 20. Aunque haya que seguir intentándolo, los políticos que ahora nos dejan a la deriva no estarán para entonces. Los ni-nis tendrán que ver cómo en el 24 conseguimos que Madrid vuelva a ser la sed que fue en Barcelona 92. Entonces había dinero, luego vino una crisis y luego el bombazo inmobiliario y político del que todos los que supieron robar se lucraron. Y de los barros, vienen los lodos. Todas las promesas de votos al final no fueron tales y la cara de España para los miembros del COI es una pero la realidad es bien distinta. FUJI, CANON y otras empresas que dan pasta al COI serán las que nos hagan las delicias del 20. Para entonces no sé dónde estaremos. Según los que saben recuperándonos. La realidad es que para el 20 España será un país de viejos. Los que tienen que renovar la especie no se habrán ido de casa y con suerte trabajarán con treinta años por primera vez.
Madrid no será olímpica esta vez tampoco, quizá porque no puede competir con Tokio, la tecnología y la pasta gansa que es la que sigue moviendo el mundo. Una Botella que quería ser la primera dama y olvidar el Madrid Arena, un Ignacio González que quería estrenarse con algún triunfo siendo presidente, un Rajoy que quería decirle algún mensaje positivo a sus votantes y un príncipe que consiguió dejar el listón muy alto porque está preparado para hacerlo. En los medios se daba por hecho, en la publicidad era una obviedad y en el slogan todos sabíamos que no estamos unidos por mucho que nos lo vendan porque vivimos aún en un sueño. Este sueño es la pesadilla con la que Madrid a la cabeza y España se levanta todos los días.
Mientras eso sucedía, en los medios también se ocultó la gran noticia del día que fue una cosa sencilla sin pretensiones; que todos estuvieramos juntos pensando si no quieren que diga rezando, por la paz en el mundo, eso no se dijo, ni siquiera se mencionó, ni hubo conexiones con San Pedro. La humilde propuesta del papa que queria unir a todas las personas, de todas las religiones, de todas las lenguas; personas de buena voluntad, para evitar el desastre no existió. Ni siquiera se comentó que teníamos que vivir en paz porque España no puede ni debe respaldar un ataque. Pero así es el gallego. Por un lado apoya a Obama y por otro lado habla del qué se le va a hacer.
Las personas que trabajaron por y para España en esta aventura olímpica han demostrado que han luchado juntos por un país, no solamente por una ciudad. Ellos no tienen intereses, viven de un sueño y apuestan por su trabajo. A ellos les debemos un mensaje de gratitud. Personas anónimas que no hacen declaraciones pero que llevan colgada su acreditación y sin la que su trabajo Madrid ni siquiera hubiera sido candidata. A todos ellos una ovación. El resto seguiremos soñando que cualquier tiempo pasado fue mejor. El futuro no existe porque vivimos en un presente que no nos permite ver con claridad qué puede pasar de aquí a Navidad.
Sigamos con lo único que funciona, ¡a por ello, oe!