“Cantet sigue inventando un cine que va más allá de todo mensaje o tesis, y que no se deja atrapar en ninguna red ideológica. Es un cine alegremente político” (Libération).
El realizador francés Laurent Cantet, autor de un cine muy personal y unánimemente aplaudido en sus anteriores películas “Recursos humanos”, “El empleo del tiempo”, “Regreso a Ítaca” y “La clase”, con la que logró la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2008, retrata de nuevo, en “El taller de escritura” (L’Atelier), a una franja de la actual juventud francesa, al tiempo que hace una reflexión sobre el desgaste social y cultural que afecta especialmente a esos chicos destinados, en principio, a un futuro difuminado en el horizonte.
Película de iniciación, retrato de grupo, historia coral de una generación perdida, personificada en los siete adolescentes –todos actores principiantes- representantes de la diversidad étnica y religiosa de la Francia actual, seleccionados para participar en un taller de escritura creativa, en el marco de un programa de inserción social, dirigido por una escritora consagrada (Marina Fois, la única actriz profesional del reparto). Narración de un verano en el que, como en toda agrupación social, se crean relaciones de poder, no falta el rebelde con causa y provocador, y aparecen las contradicciones y frustraciones de los adolescentes y las muchas incógnitas que se plantea la directora.
También hay en esta película mucha empatía por la humanidad en general, tensión sexual entre uno de los alumnos y la novelista y expresión de algunas cuestiones políticas candentes, como la presencia de un grupo de extrema derecha o las opiniones sobre racismo y terrorismo yihadista; y no falta la mirada a un pasado de luchas obreras, provocadas por el cierre del astillero veinticinco años atrás, cuando los personajes del filme no eran ni siquiera un proyecto.
Inteligente, voluntarista, “El taller de escritura” es una película de muchos interrogantes y muy pocas respuestas, en la que sobrevuela esa “negrura” de la novela que deben escribir entre todos para que el taller se considere logrado.