El sábado 15 de diciembre 2018 cantaba David Palomar en la Sala García Lorca de la Fundación Casa Patas de Madrid y, hora y media antes de su concierto, en el que estuvo acompañado por su guitarrista Rafael Rodríguez, nos reunimos en su camerino para mantener esta conversación.
Palomar es gaditano y viñero de la más pura cepa. Tanto, que hasta el metal de su voz es de plata, con unas gotitas de aguardiente. Las justas.
Ya tuvimos ocasión de verle desde muy cerca en Flamenco Madrid 2017, en la sala Jardiel Poncela de los Teatros Fernán Gómez, y esta noche lo haremos en la García Lorca, desde la primera fila. Esto da la oportunidad de vivirle y sentirle hasta el límite de la emoción, aumentar la capacidad de emocionarse. Es disfrutar al milímetro de sus amplios recursos vocales, de su vivir a fondo el cómo dice y hace, y de cómo acompasa su cuerpo y, sobre todo, sus manos y pies a su voz. Flamenco de cuerpo entero con sello propio.
Teresa Fernández. No podría empezar de otra manera esta conversación, sino hablando de Cádiz, del hecho de ser gaditano y viñero. Ser de Cádiz imprime un carácter que os diferencia totalmente, no solo del resto de Andalucía, sino del de otras ciudades de la provincia de Cádiz.
David Palomar. Tengo clarísimo lo que diferencia a un gaditano del resto del mundo. Es un ciudadano que sabe vivir la vida con lo que le ha venido, cosas muy buenas o cosas muy malas. Es así porque Cádiz fue un puerto importantísimo y el intercambio de músicas y cultura con las Américas ahí está. Son cosas que no hubo en otros sitios más al centro de España. También fue y es una ciudad muy castigada por el paro, lo vengo viendo desde que tengo uso de razón. Pero aquí la gente sabe buscarse la vida e intentar vivir feliz con lo que tiene, esa es la idiosincrasia del gaditano. Algunos se conforman, otros luchan e intentan salir de ahí. Ese puede ser más o menos un resumen de lo que es Cádiz y ser gaditano.
TF. David, ese es un excelente resumen, pero muy general. Me gustaría que añadieras algo a nivel más personal.
DP. Para mí, ser de Cádiz es ser un ciudadano más del mundo, lo que pasa es que reconozco que me ha tocado vivir en un sitio muy especial, donde la música y el flamenco son una forma de vida y en el caso de mi barrio de La Viña, el flamenco y el carnaval …
TF. La Viña ¿es un poco más carnavalera que flamenca?
DP. Ahí discrepo. Hoy en día sí puede ser un poco más carnavalero, pero del Barrio de la Viña han salido grandes artistas flamencos. Pasa que en el flamenco, Barrio de Santa María no se ha vivido tanto el carnaval, pero en La Viña, flamenco y carnaval han ido de la mano. De hecho, de ahí han salido las familias de Macandé, de los Jinetos, de Curro Dulce, Pericón, Manolo Vargas, los Mendaña… un montón de estirpes flamencas.
TF. Dices que has ido construyendo tu carrera de forma autodidacta, pasito a pasito.
DP. Pero eso es muy natural. Aunque yo no vengo de familia de artistas, en tu casa desde pequeño escuchas cosas. En Cádiz el flamenco está en la calle, se vive. Solo mi hermana bailaba en una academia de barrio con un profesor que se llamaba Pepe Muñoz y tuve la suerte de acompañarla. He escuchado mucho cante, en festivales de verano, de gente de la provincia de Cádiz, yo que sé, con María Soleá, estoy hablando de nueve o diez años, de la época de mi comunión. Tío Juani, Chocolate, Capachín, El Niño del Mentidero, un sin fin de artistas y eso se va quedando en el oído, aunque yo no prestaba atención.
A mí lo primero que me llamó la atención fue el carnaval, y después lo que marcó mis inicios en el cante fue que mi padre pertenecía a la Peña Camarón y el primer disco que me regaló fue Soy Gitano. Los domingos por la mañana eran una ceremonia de café, olor a posada y, de fondo, la música. Canciones como Viviré, Calle Real, cantaores como Juanito Villar, Pansequito, Rancapino, todos de la tierra. De repente, lo podía intercambiar con Perales, incluso hasta con El Fary…
TF. Pero en algún momento tú te diste cuenta de que tenías voz para cantar.
DP. A eso voy. Ya te digo que mi primer disco fue Soy Gitano y yo me dije, “yo quiero hacerlo como Camarón”. Me llegaba al alma, y la que hoy es mi mujer se dio cuenta y me dijo “tú tienes la voz muy flamenca, tú tienes que cantar”. De ahí surgió todo.
TF. Pero, ¿qué edad tenías?
DP. Yo, trece o catorce años…
TF. ¿Y ya eras novio de tu mujer??
DP. Sí, exactamente. Al principio fue todo Camarón, Camarón y Camarón. Luego te das cuenta de que el flamenco es un universo muy amplio y que se puede cantar con otras voces. Soy autodidacta total, casi todos los cantaores lo somos. Hoy en día hay muchos sitios a los que recurrir, pero yo creo que es importante perseguir un estilo propio; una manera de transmitir, eso sobre todas las cosas.
TF. Pasito a paso. Luego te vas a Sevilla y cantas para Javier Barón con veintiún años
DP. Antes hubo otras cosas, claro. Cuando me fui a Sevilla trabajé con Javier Barón, Carmen Cortés y Gerardo Núñez, pero la más importante en ese momento de mi carrera fue Cristina Hoyos. Con ella estuve cinco años. Con ella recorrí el mundo y, después, con el guitarrista cordobés Paco Peña; hicimos una gira increíble por Estados Unidos. Con artistas de mi generación, con bailaores, con todos. Hasta que llegó el día que gané el Premio Nacional de Córdoba y, a partir de, ahí hice camino en solitario.
TF. ¿Cuando hacéis esas giras por el mundo, os da tiempo para conocer, para palpar esos otros mundos?
DP. A veces tienes un día libre y te das un paseo, pero sin ansiedad de conocer. No es como la gente de hoy en día, que parece que no se pueden morir sin conocer las pirámides y ese tipo de cosas. A mí nunca me ha inquietado eso. Sabes cómo te digo, los músicos somos muy egocéntricos, pensamos en nuestra música. Pero claro, hay curiosidad. En Moscú fui a ver el Bolshoi, la Plaza Roja… Más que conocer mundo me gusta, sobre todo, conocer a la gente; es lo que más me gusta del mundo.
TF. Ahí vamos. A tu trilogía gaditana: Trimilenaria, La Viña Cantón Independiente y Denominación de Origen, tu último disco por el momento. Toda una declaración de intenciones gaditanas.
DP. Trimilenaria en 2008, en 2010 saqué Cantón Independiente y en 2015 Denominación de Origen. Y en 2012 estrené La Dama del Poncho Rojo, en el marco del bicentenario de la Constitución de Cádiz, un espectáculo dedicado a Chavela Vargas que no llegué a editar porque ella murió diez días antes del estreno, y entonces consideré absurdo hacerlo. Ese espectáculo era para una persona viva, y después empezaron a salir homenajes póstumos de personas que habían estado muy ligadas a ella y ví que no era el momento de sacarlo. Hice el trabajo, me quedé muy a gusto, ahí lo tengo grabado y cuando me plazca lo sacaré.
TF. Tus tres discos…Veo que tú has tomado la decisión de hacerte cantaor de Cádiz, ya desde lo que contienen los títulos… Además, has hecho una labor de recuperación de cantes de Cádiz muy importante. Hacerte el cantaor que mantiene los cantes de antecesores por lo que ya te consideran sucesor oficial de unos cuantos, pongamos Chano Lobato… ¿Es así?
DP. Bueno, es verdad que en todos los discos intento buscar cosas de Cádiz que he escuchado. El Pregón de Macandé lo he escuchado desde hace quince años, y un flamencólogo gaditano, Antonio Barberán, me dijo, pero ¿tú dónde has escuchado eso? Pues se lo he «escuchao» a una persona que fue amigo de él, al Niño del Puerto. Las Malagueñas de Mellizo…Batiburrillo de cantiñas, cosas de Valderrama, la Malagueña de Fosforito el Viejo.
Recuperé cosas que me iba encontrando por el camino, como unos tientos muy a mi manera. En Denominación de Origen hay una nana y unas sevillanas mías originales y volví a grabar por soleá, por seguiriya y por alegrías dedicadas al mundo del toro (Alegrías del Albero), porque soy muy aficionado al toreo.
Tampoco he elegido yo ser un cantaor de Cádiz, sino que yo creo que Cádiz elige a las personas. Yo nunca he pretendido ser nada distinto a otros. Yo lo que he pretendido es contactar con mi arte, ir a mi rollo y que nadie me moleste en mi libertad, y que no me agobien con la mochila de ‘tú eres el heredero de…’
TF. O sea, que te ven, pero tú no te ves. Tú has creado tu sello personal…
DP. Yo pienso que salvando las diferencias de esos grandes maestros, yo también he creado mi estilo y compongo cosas que ellos no hacían. A mí siempre me han identificado con Chano. Y vamos, nos diferenciamos en el timbre de voz, en las facultades, que son muy diferentes, son como la luna y el sol, en la forma de cantar, de interpretar, pero la gente se empeña en eso.
Son presos de los recuerdos, que por otra parte es muy bonito, hace feliz. Pero tienen que darse cuenta de que la vida sigue y que muchas veces pasan cosas interesantes y distintas, como lo que hace esta muchacha, Rosalía.
Ya lo dije en una entrevista en un diario de Sevilla, me encanta, me transmite un montón, tiene un gran trabajo hecho y es una niña muy respetuosa con el flamenco. Me preguntaron, ¿para ti eso es flamenco? Y dije, ‘no’. Pero eso no quita para que me guste, ni para que ella no se sienta flamenca con lo que hace. Lo que hace me fascina pero mi flamenco va por otro camino.
TF. Me encanta lo que acabas de decir, que tienes tu estilo personal y eso es normal, no se puede cantar en el siglo XXI como se cantaba en la primera mitad del XX por no ir más atrás. Ni el flamenco ni nada, porque la vida es dinámica, todo cambia continuamente y si el flamenco no cambiara moriría. Por más que les pese a los puristas.
DP. Esa es la gran mentira del flamenco. En el flamenco hay mucha hipocresía, mucha mentira. Engañan a la gente. En el flamenco no se trata de coger toda la audioteca que hay archivada hasta ahora y ponerte a escuchar todo lo de Mairena, todo lo de Marchena, todo lo de Valderrama o todo lo de …Y no hay manera de imitarlo. Tú no has vivido en esa época y no sabes en que estado anímico estaba ese hombre.
Por eso lo del purismo es una gran mentira. Aquí no hay pureza. El flamenco es impuro, es rebelde, el flamenco es culto, no es analfabeto, eso es mentira. Culto, rebelde, libre, manipulable y es una música de mestizaje. Y el que no quiera entender eso pues que siga con sus mentiras. Y tampoco es una música étnica.
Reconozco que la música gitana tiene un carácter distinto. El gitano es un gran músico desde siempre, es un habilidoso de la música, tiene un don especial para la música, y entonces tiene otro carácter. Pero no tiene nada que ver la raza para ser más o menos flamenco. Eso lo digo yo, aquí y en Pekín.
TF. Por lo que yo sé de lo que tengo hablado con bastantes gitanos, estarían totalmente de acuerdo contigo. Y volviendo a tu música, ¿consideras Denominacion de Origen como tu consolidación como cantaor de Cádiz?
DP Bueno, no sabría qué contestarte, yo lo que sí puedo decirte es que los tres discos de autoría mía se han convertido de alguna manera en una trilogía de Cádiz que define mi forma de ser, no es antología ni mucho menos, pero si son una trilogía gaditana que refleja mi forma de hacer arte, mi identidad, mi libertad, aunque esto último mucho más en Cantón Independiente. Trimilenaria y Denominación de Origen tienen más matices de innovación y…bueno…no es que me consolide con este último, sino que supongo que va madurando el cante, la gente ya me reconoce, de alguna manera te vas colocando en el sitio que te otorga tu arte…no sé, o la vida, lo que trabajas y generas es lo que recibes al final. Más lo que tiene de genético, porque el arte también tiene que tener algo de innato. Hay cosas que no se pueden aprender.
TF. Ahora sí, háblame de ese nuevo trabajo en camino.
DP. Bueno…No te puedo adelantar mucho porque no sé ni el título pero si te puedo adelantar que…
TF. Lo que me digas va a ser una primicia por todo lo alto. Pero ¿va a seguir en la línea de la trilogía de Cádiz o no?
DP Yo no puedo dejar de ser yo, eso está claro. Lo que sí es verdad, es que tengo un sentimiento de rebeldía con el amor, con la belleza, con la propia existencia y tengo una necesidad grande de poder sentirme plenamente libre. Yo siempre me he sentido libre, por eso incluso produzco mis discos, pero quiero sentirme libre del todo y hacer de este disco más que un disco.
Me quiero salir un poco del mundo del disco, mezclar la imagen con el sonido. Algo que va a estar más cerca del cine que del disco, porque el disco va a desaparecer, vamos que ya ha desaparecido. Lo seguimos haciendo porque somos unos románticos y por tener algo para que la gente compre en los conciertos, pero los discos ya no venden y menos los de flamenco.
Quiero hacer algo donde yo me vea en la tesitura de la actuación, y pienso que cine y música son una mezcla explosiva. Mi nuevo trabajo va ser un cortometraje musical de veinte o veinticinco minutos, muy David Palomar, sin ataduras ni límites. Voy a intentar crear conciencia y transmitir todo el sentimiento que genere yo, intentar hacer pensar a la gente…hacer reír, emocionar, todo eso. Transmitir un David Palomar artista. Pero no sé si eso ocurrirá en diez, veinte, veinticinco o treinta minutos. El proyecto ya está sobre la mesa y ya hemos empezado a grabar los audios…
TF. Y ¿qué cantas?
DP. Pues mira, la seguiriya y la soleá, eso es indiscutible. Después hay dos estilos de bulerías y lo demás es creación. No lo tenemos aún claro, hay muchas cosas, muchas ideas, puede tener cuatro cortes o siete, no está claro todavía. Es una historia y a la historia le vamos a poner una banda sonora. Va a ir así, ese es el punto.
TF. Ya. Y las letras van a ser fuertes…
DP. Las letras van a tener mucho sentido en este proyecto.
TF. ¿De libertad salvaje, rebeldía, etc?
DP. Sí. Y crítica social, picaresca…
TF. Es que si no hay picaresca no vendrías de donde vienes…
DP Sí, sí (ríe). A ver si de aquí a que termine 2019 podemos anunciaros algo. Ya estamos trabajando en ello. No hay prisa, pero no hay pausa.
TF. Antes de terminar, tengo curiosidad en que me comentes algo sobre lo último tuyo que vimos en el Festival de Jerez 2018, la pantomima satírica ¿Qué pasaría si pasara? ¿Está cercano a la idea carnavalera? En lugar de las chirigotas llenas de humor irónico, ¿creastéis una pantomima de donde nadie escapó vivo?, con mucho humor, por supuesto.
DP. Esa es la manera de ser gaditana. La ironía no está en las chirigotas, está en la calle. Pero ojo, que no todos los gaditanos son irónicos, ni todos tienen comicidad, ni todos tienen buen talante…Hay también mucho malaje…Hicimos una pantomima con mucha delicadeza que como bien dices se acerca al carnaval pero está más cerca de la idiosincrasia nuestra que del sentido carnavalero. Diría que tu planteamiento es al revés. Las chirigotas son la idiosincrasia de la ciudad.
David tiene que salir corriendo a vestirse para el concierto. Le agradezco esta conversación tan gaditana, que era mi objetivo. Inmersión total en Cádiz, creo que bien lograda.
Y un poco más tarde en su concierto, cantó y cómo por cantiñas, que no podían faltar, ni el cante por soleá y por seguiriya, por alegrías y malagueñas. Cante a Chano con el garrotín, tanguillos y bulerías, fandangos de Ronda. Luego, la Cádiz atlántica, con cantes de ida y vuelta, como El último trago de Chavela, algo de Alfredo Jiménez, que la gente siente muy suya esa línea de cante. Algún bolero por bulerías. No faltó el desgarro del tango con Borrasca, que transmitió esas cosas profundas para el silencio. Siempre acompañado de la guitarra virtuosa de Rafael Ramírez. Un concierto espléndido, por un espléndido David Palomar, que dejará el sabor a Cádiz por mucho tiempo.
David Palomar volverá pronto a Madrid. Cantará el próximo 8 de marzo en el Auditorio Nacional, un recital, nos dice él, de formato clásico. Hubiera querido venir con su sexteto, con Juan José Alba a la guitarra, Alexis Léfèvre violín, Diego Villegas saxo, armónica y flauta. Con sus habituales en la percusión, palmas y coros, Roberto Jaén y Anabel Rivera y Abel Harana con palmas y baile. Pero ha sido imposible reunirlos. Así que cantará con su amigo y gran guitarrista Rafael Ramírez y con las palmas y coros de Anabel Rivera y Roberto Jaén.
Etiquetas: David Palomar, Sala García Lorca, Fundación Casa Patas, Rafael Ramírez.
Palabras clave: David Palomar cantaor de Cádiz.