Camino del dogma.
El clero, los obispos y demás rangos eclesiásticos viven el camino recto y derecho, que los condiciona la mirada, esa que les permite predicar por la senda de una vida imparcial ¡menos mal…!
Así, según “esta rectitud” lo que queda fuera de su campo de visión hay que corregirlo, curarlo, porque no encaja en su percepción encarrilada de la realidad.
Mucus, la inteligencia mocarra esputa:
La virtud no es la obediencia
ni pecado la desobediencia.
Y cuando la mirada del poder pone en riesgo:
La verdad, la justicia y el amor,
la risa es una tentación
ante tanta persecución.