Abrió la muestra de cine GEMS, en Miami, que auspicia el Miami Dade College, una de las muestras más esperadas por reunir una selección de filmes de la temporada cinematográfica que, en marzo de 2020, participarán en el Festival Internacional de Films de Miami.
Este año trae filmes franceses muy esperados: La Verdad, Los Miserables, La dama en fuego, ademas del estreno de la película española Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar y el casi documental o historia dramatizada de Los dos Papas, interpretada por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce, dirigida por el famoso director brasileño Fernando Meirelles.
Comenzamos con el film La verdad o La verité, producción francesa – japonesa, dirigida por el cineasta japonés Hirokazu Kore-Eda, con guión basado en el relato de Ken Liu “Memorias de mi madre”, llevada al cine en un corto dirigido por David Gasddie, que se pasa antes del film y que no añade a la historia, ni creemos necesario.
La verdad, tiene como protagonista a la legendaria Catherine Deneuve, y cuenta con la participación de Juliette Binoche y el actor americano Ethan Hawke. Se presentó en Venecia y ha recibido varios premios.
El quion relata la historia de una famosa actriz de cine que publica sus memorias y se encuentra en pleno rodaje de un film de ciencia ficción, con tal motivo, su hija que vive en Estados Unidos, casada con un actor y con una niña, va a verla. La visita desencadena una serie de confrontaciones, no solo entre la madre y la hija, sino entre la vida de la actriz, sus éxitos y dudas y su vida familiar.
Es una historia de “el cine dentro del cine”, la vida de una actriz dentro de su mundo, tema muy especial que, sin duda, es una reflexión sobre la actuación y el arte, pero va mas allá, es una reflexión sobre los límites entre la realidad y la ficción.
El cine es una magia que nos permite penetrar en mundos diferentes al nuestro, revelarnos nuevas visiones, nuevas experiencias, pero siempre caminando sobre el filo entre la imaginación y la vida real, centrado en la actriz o actor, símbolo de ese doble mundo y del sentido de la representación.
El guión une dos historia: el relato de ciencia ficción que la actriz esta filmando, y la propia vida de la actriz, con aspectos autobiográficos de Catherine pero que no están explícitos.
El film revela un conocimiento interno del fenómeno fílmico y de la actuación. Rescata, a través de la protagonista, el mundo de las grandes divas francesas, comenzando con Sarah Bernardt, Simone Signoret, Jeanne Moreau, Anoux Aimee, mostrando el cambio de las grandes estrellas, a la concepción actual, del cine de autor.
Las estrellas de cine de las décadas cincuenta y sesenta eran símbolos femeninos, imágenes de identidad con una aureola sagrada y mística, esa luz fulgurante se fue perdiendo en el cine contemporáneo. Se ha ido reemplazando la supremacia de la actriz o actor por la supremacia del director como artifície del cine. El divismo actoral se desplaza al divismo del director. Hoy, los “divos” son los directores.
De alguna manera, La verdad, vuelve a enaltecer la figura actoral, y muestra la dualidad: la mujer, madre, esposa y la actriz, pendiente de su papel, del estudio de la letra para interpretar, de los detalles en el momento del rodaje y de las dudas que asaltan frente a un nuevo rol.
Magistralmente, Catherine Deneuve, nos lleva por esos laberintos del corazón de la actriz y de la madre, confiesa en una escena del film: “he sido mala madre y mala amiga pero soy buena actriz”. Dilema que se presenta con mucha frecuencia y donde, a veces, impera la actriz y otras la madre o la mujer.
El relato enfoca las historias paralelas de la actriz en pleno rodaje y la madre en confrontación con la hija, en diálogos que van intensificándose hasta el final del film donde aparecen los secretos del sentimiento maternal, pero donde siempre flota la duda.
¿Cuál es la verdad? … un actor juega siempre su personaje.
Además de la relación filial o de madre – hija, hay, en el film, relaciones importantes: la relación de amistad, la rivalidad entre actores, la relación del cine con la literatura, manifestada en las memorias escritas por la actriz, también la relación cine – comida, el marido de la actriz es un renombrado chef, muchas escenas se desarrollan durante almuerzos o cenas, (tal vez demasiadas).
Desde el punto de vista actoral, es una lección de actuación, un duelo entre actores experimentados y un desafío para la gran Deneuve que sostiene los primeros planos, con intensidad y oficio. Una exhibición maestra de juegos escénicos y fílmicos, donde los actores despliegan su naturalidad y suspicacia, y el director los acompaña con evidente regocijo. Los problemas psicológicos familiares se desenredan ante las confesiones mutuas de madre e hija, y todo parece rodar como en una película, con final feliz.
Queda la duda: ¿Dónde empieza la ficción, donde la realidad?
Esa es la magia del cine, del mundo del espectáculo… el momento en que se levanta y cae el telón. Fuera del escenario todo o nada puede ser ficción y en el escenario todo y nada es mágica realidad.