¡Siempre es bueno dar un repaso! (y 4)

Concluye esta serie de cuatro artículos sobre temas mostrados en varias ocasiones, siempre con diferentes enfoques, con la finalidad de disipar las dudas que hayan quedado, como siempre con intención de divulgación periodística.

Para muchas personas que emplean la redacción de textos como herramienta básica de trabajo, estos aportes les han sido de gran utilidad. Es satisfactorio saber que a la luz de las observaciones y sugerencias, han adquirido soltura en eso de escribir relativamente bien.

Cuando hablo de relativamente bien, lo hago porque en estos menesteres nunca se termina de aprender; pero con el debido interés se puede obtener un manejo sobresaliente, que debe ser la preocupación fundamental de todo aquel que escriba de manera frecuente, en especial comunicadores sociales y educadores.

No exagero al decir que muchos profesionales, como los nombrados, incurren en faltas de ortografía elemental, lo cual es lamentable, pues el rol que desempeñan ante la sociedad, les impone un buen uso del lenguaje escrito y oral, además de otros conocimientos que les permitan alcanzar los objetivos.

La semana pasada les anuncié que les hablaría de a, ha, he, halla, haya, aya y allá, y de manera involuntaria excluí ha, que es de la misma gama. También les hablaré de eso.

Las dudas y confusiones son muy frecuentes. Lo lamentable de todo esto es que quienes incurren en mal uso de esas formas, por lo general son personas a las que sería impensable tacharles una impropiedad de esa naturaleza.

La solución es sencilla; solo es necesario un poquito de interés, y el resultado llegaría por añadidura.

La a es una preposición que indica movimiento, finalidad, lugar, tiempo, manera, etc.: «Voy a estudiar»; «Te atreves a aseverar»; «¿Qué le vamos a hacer?»; «Voy a Caracas el fin de semana».

En cuanto a ha, por definición, es la forma de tercera persona del singular del presente del verbo haber, usada en frases compuestas: «Ha aprendido la lección»; «Ha confirmado su asistencia»; «Le ha tocado hacer de todo para subsistir»; «Se conformado con un cargo de bajo nivel».

Una forma práctica de reconocer el uso de a, ha, y que no es creación mía, es tener presente que cuando ese sonido va acompañado de un verbo en infinitivo, deberá ir sin hache: «Voy a descansar un rato»; «Estoy convencido de que no va a regresar»; «Y ahora vamos a celebrar».

Entiéndase por verbo en infinitivo aquel que no está conjugado en ninguna persona gramatical: aguantar, agarrar, administrar, brindar, bautizar, brillar, colgar, contar, controlar, dividir, distribuir, divertir, etc.

Cuando sigue a una palabra terminada en ado o en ido, deberá escribirse ha: «Se ha consagrado como un gran conocedor de lingüística»; «Nos ha revelado todos sus secretos»; «Ha conservado su buen humor; «Nos ha divertido con sus ocurrencias»; «Se ha producido un gran problema»; «El maestro de ceremonia se ha dirigido al público con gran elocuencia».

En cuanto a ah, solo basta saber que es una interjección que indica admiración, sorpresa o pena: «¡Ah, ya entendí!»; ¡Ah, qué bien!»; «¡Ah, entonces tú no estabas!»; ¡Ah, qué lástima!

He es una «forma defectiva verbal que va unida a los adverbios aquí, ahí o allí; se utiliza para señalar o mostrar algo a una segunda persona»: «He aquí el problema». Es incorrecto escribir, por ejemplo: «Yo no e sido quien más te ha querido»; «No e podido comunicarme con el director»; «No la e convencido de que regrese», etc.

De la misma familia son halla, haya, aya, allá; ahí, hay y ay.

Halla es del verbo hallar (encontrar-se): «No halla cómo convencer al jurado»; «Se halla en una situación difícil»; «No halla a quién echarle la culpa».

Haya es una forma del verbo haber: «Espero que Luis haya aprobado el examen»; «Creo que no haya problemas»; «Mientras no haya una respuesta positiva, los educadores mantendrán la protesta».

Aya es la persona (masculina o femenina) encargada del cuidado de los niños: «Dejé los niños con la aya».

Allá es un adverbio de lugar: «Allá en el camino real…».

Ahí es también un adverbio de lugar, además de poder usarse «para referirse a un momento o tiempo pasado del cual se está hablando; a menudo precedido de preposición»: «Quédate ahí y no te muevas»; «Ahí fue cuando vino la confusión».

Hay es una forma impersonal de verbo haber, usada para expresar existencia: «Hay muchas razones para romper el acuerdo».

En tanto, ay es una interjección que se emplea para expresar estados de ánimo: «¡Ay, pobre de él»; «Ay, no sé cómo se las arreglará para enmendar el error»; «Ay, señora, yo no tuve la culpa!».

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

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