La revolución que a comienzos de 2011 derrocó al dictador Zine El Abidine Ben Ali en Túnez dio mayor libertad a sus ciudadanos, pero también espantó a muchos turistas. Ahora, pese a la actual crisis política, los visitantes están volviendo, informa Louise Sherwood (IPS).
Las autoridades y los empresarios están determinados a proteger al sector, que juega un rol vital en la economía del país.
El ministro de Turismo, Jamel Gamra, es optimista al evaluar el panorama de la industria. «El turismo es muy importante para la economía tunecina», dijo a IPS. «El sector emplea directamente a alrededor de 400.000 personas, y hasta 20 por ciento de la población (casi dos millones de personas) viven, directa o indirectamente», de esta actividad.
«El sector tiene gran potencial, y aspiramos a llegar a 10 millones de turistas para 2016, con un crecimiento de un millón de visitantes por año. Ahora Túnez también tiene más libertad y democracia, lo que es muy importante para el crecimiento económico y para la prosperidad, y tiene un efecto positivo sobre la industria turística», agregó.
La firma Thomson, una de las principales operadoras turísticas de Gran Bretaña, que también administra First Choice, exhibe un optimismo similar. «Aumentamos la capacidad dentro del centro vacacional para el verano 2013», dijo un portavoz a IPS.
«Agregamos el nuevo y exclusivo hotel Thomson Couples Sousse y sumamos el centro vacacional de El Ksar y el hotel Thalasso Sousse a nuestro programa», explicó.
Hichem Borgi, gerente comercial de El Ksar y de Thalasso Sousse, un hotel cuatro estrellas, también confía en el regreso de los turistas, pero le preocupa la inestabilidad política.
«Probablemente este año volveremos a alcanzar la cantidad de visitantes que había antes de la revolución. Sin embargo, la situación es frágil y, cuando ocurren incidentes, como el ataque contra la embajada de Estados Unidos del año pasado y los asesinatos políticos de este año, se interrumpe el ritmo de las reservas», dijo Borgi.
Atef Bouhlel operaba spas en dos hoteles de Sousse, pero abandonó el sector turístico en 2012 y ahora es socio de una empresa de venta de yeso. «Cuando ocurrió la revolución, la ocupación hotelera cayó drásticamente, de 900 a 300 o 400 huéspedes en un hotel, y ya no pude pagar el alquiler», dijo.
Todavía ve al turismo como una actividad vital para la economía tunecina. «Libia gana mucho dinero con el petróleo, pero nosotros no lo tenemos. Nuestra economía depende del turismo. Incluso quienes trabajan en la agricultura suministran frutas y verduras a los hoteles. Autobuses y taxis permiten pasear a los turistas y los transportan hacia y desde el aeropuerto. Los estudiantes pasan sus veranos trabajando como mozos. El turismo ayuda en muchos sectores», planteó.
Cifras recientes divulgadas por la Oficina Nacional de Turismo confirman que el sector da señales de recuperación. En 2010, la industria facturaba 2.100 millones de dólares, pero en 2011, el año de la revolución, la cantidad de visitantes cayó 30 por ciento en relación al año anterior, pasando de casi siete millones de turistas a menos de cinco millones.
Las cifras muestran que para mediados de agosto de este año habían llegado cerca de cuatro millones de turistas, generando casi 1.100 millones de dólares.
Esta temporada se mantiene una presencia policial cada vez mayor. Túnez solo tiene que mirar a Egipto para ver qué puede ocurrirle al turismo si la situación política se vuelve violenta.
«Los operadores turísticos han cancelado los vuelos a Egipto hasta octubre. A los turistas que hicieron reservas para ir allí les ofrecen un reembolso o unas vacaciones alternativas en otro destino, como Túnez», dijo Snene Mohamed Anas, de Tunisie Voyages, una agencia de viajes que organiza excursiones para el operador turístico internacional Tui.
Mantener a salvo a los turistas es una prioridad para su empresa. «Estamos en contacto con las autoridades, y si hay protestas advertimos a la gente de inmediato», dijo a IPS. «También en nuestras excursiones al Sahara enviamos un automóvil adelante del autobús para asegurarnos de que no haya problemas en la carretera».
Estas estrategias parecen estar funcionando para disipar los temores de los turistas. Los británicos Clare y Andy Kellaway visitaron Sousse con su hijo Cameron. «No oímos sobre ningún problema político. Vinimos aquí en 2005, en 2008 y ahora. No hemos visto ningún cambio. Sin embargo, postergaremos nuestro viaje a Egipto».
Se están tomando medidas para alentar a los turistas a circular fuera de los hoteles. «Las autoridades a cargo del sector turístico no son suficientes», dijo Ghazi Ben Rejeb, mozo de uno de los cafés del popular centro vacacional Port Al Khantaoui.
«Necesitamos mejorar las excursiones y las actividades disponibles», agregó.
Tales demandas no pasaron inadvertidas. «Primero debemos reestructurar al sector en términos de desarrollar no solo hoteles, sino también cultura, artesanías y empleos», dijo Gamra. «Segundo, ahora nos ven principalmente como un destino de playas, pero queremos diversificar el desarrollo de la cultura, de los sitios arqueológicos y del deporte».
«Tercero, queremos estar más orientados a Internet y hacer mejor uso de las nuevas tecnologías. Actualmente dependemos mucho de los operadores turísticos, pero queremos empezar a vender nuestro producto directamente a los clientes en línea. También queremos atraer más turistas de los mercados asiático, africano y del Golfo», señaló.
Es posible que Túnez siga intentando superar los obstáculos de su transición política, pero la industria turística, uno de sus pilares económicos, parece encaminarse hacia un futuro soleado.