Siguiendo una tradición medieval, Inglaterra cuenta durante cinco días del mes de julio los cisnes que habitan en el río Támesis, y este año confían que su número se haya recobrado en un cuarenta por ciento, de los que murieron en 2023 por la gripe aviar.
Y mientras ellos cada año cuentan cisnes, nosotros cada seis contamos otro presidente insensible ante la pobreza y la desigualdad en México.
Pero ninguno le llega al actual, a quien internacionalmente nadie respeta.
Y se las verá negras con la sopa que los gringos puedan sacarles a Ismael El Mayo, Zambada y Joaquín Guzmán López, aprehendidos este jueves 25 en el aeropuerto texano de Santa Teresa, al que llegaron, nadie sabe bien cómo, en avión Beachcraft salido de territorio mexicano.
Como será la desconfianza que Biden le tiene, que AMLO se enteró de la detención horas después de ocurrida.
Con lo que queda manifiesto su descuido de aeropuertos, complicidad y todo lo demás que usted quiera añadir.
Sobre esos hechos EEUU no ha dado detalles, el de México ignora todo y hay dos versiones contradictorias.
Una afirma que ambos criminales se entregaron, la otra que el Chapito pactó la suya y de paso entregó al Mayo.
Los gringos dicen que sus agentes antinarcóticos llevaban al menos tres años negociando con ambos criminales su potencial entrega.
Y no es muy creíble que Zambada, quien no había pisado la cárcel en cincuenta años de narcotraficante, haya bajado tanto la guardia como para ser engañado por uno de sus enemigos, como lo es el Chapito, como afirma la otra versión.
Reforzada porque al llegar a Texas se declaró no culpable y su abogado Frank Pérez aseguró a Los Ángeles Times, que fue timado por el Chapito y secuestrado en México por un comando militar que, tras esposarlo, lo amarró, le puso una capucha negra y lo subió al avión.
Pero según testigos ambos fueron recibidos por los agentes amablemente, aunque después los hayan detenido y conducido a distintas cárceles.
Expertos mexicanos en narcotráfico indican que es más probable la entrega pactada; lo que quedará claro con el comportamiento de los cárteles: «Si hay violencia extrema, se fortalecerá la hipótesis de la traición; si persiste la calma, de la entrega pactada».
Pero haiga sido como haiga sido y sin balazos ni abrazos, hoy están presos y AMLO y su secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, debieron admitir su ignorancia en las conferencias mañaneras del 26, 27 y 29 de julio.
Y fue más que raro, que recalcaran una y otra vez como para no provocar el enojo del Cártel de Sinaloa, que el gobierno de México «no tuvo participación en esa detención o entrega».
De la que se enteraron por una llamada de la embajada el 25 en la tarde originando tanto recelo, que Rosa Icela solicitó una fotografía comprobatoria y se comunicó con los secretarios de Marina y Defensa, para corroborar si habían sido informados.
Es tanta su ignorancia, que el gobierno mexicano dio datos de una avioneta piloteada por un tal señor Parker; quien desmintió ser el del vuelo y aseguró que cuando salió de Hermosillo, había un Beachcraft, estacionado junto a su Cessna.
Este lunes 29, un comunicado del gobierno estadounidense aseguró no haber operado en territorio nacional para la captura, pero López Obrador no descartó que sus agentes hayan ingresado a México para concretarla.
Y como además de ignorante es lento, a cinco días de los hechos añadió que se investigará de dónde salió la avioneta y en qué condiciones; a ese grado llega su desconocimiento sobre lo que ocurre en el país que gobierna,
Su versión de lo ocurrido es la más mentirosa; la foto de Zambada con playera azul y bigote recortadito, que presentó Rosa Icela sobre el momento de su detención, no checa con la que dio a conocer EEUU donde aparece con bigote tupido, camisa de manga larga a cuadros y un vendaje quirúrgico en el lado derecho del pecho.
En fin, los mexicanos no implicados esperamos con interés y morbosidad, y con miedo los que sí, lo que dirán los capos sobre los últimos gobiernos, su corrupción y pasividad para combatirlos.
Y no solo la frontera norte fue mala la semana para López Obrador.
Los narcotraficantes que operan en Chiapas, dieron a cientos de vecinos dos horas para irse de sus pueblos y tuvieron que refugiarse en Guatemala.
Y él se limitó a decir, que la Secretaría de Relaciones Exteriores les dará ayuda consular.
Según Mafalda «el problema de las mentes cerradas es que siempre tienen la boca abierta».
AMLO es el mejor ejemplo.