La FIP (IFJ) denuncia agresiones sexuales a mujeres en la cárcel iraní de Evin

La periodista iraní Vida Rabbani, actualmente encarcelada en la prisión de Evin, ha denunciado haber sido víctima de agresiones sexuales por parte de los oficiales de prisión durante los registros corporales.

Vida-Rabbani-en-una-imagen-cedida-por-la-familia La FIP (IFJ) denuncia agresiones sexuales a mujeres en la cárcel iraní de Evin
Vida Rabbani en una imagen cedida por la familia

Esta grave acusación se suma a una serie de informes de abusos sistemáticos contra mujeres detenidas en el país, según la Federación Internacional de Periodistas (IFJ por sus siglas en inglés), que ha expresado su profunda preocupación por la vulneración de los derechos de las mujeres en centros penitenciarios iraníes.

Las agresiones sexuales denunciadas por Rabbani, quien se ha destacado en el periodismo iraní por su trabajo en derechos humanos y libertad de expresión, han sacudido a la comunidad internacional.

La IFJ exige una investigación exhaustiva para detener este tipo de violencia y garantizar la seguridad de todas las mujeres detenidas en Irán.

El caso de Vida Rabbani

Vida Rabbani, periodista iraní conocida por su compromiso con la justicia social y los derechos humanos, fue encarcelada en la prisión de Evin, un centro penitenciario tristemente célebre por su trato severo hacia disidentes, activistas y periodistas.

Según la información difundida por la IFJ, Rabbani fue objeto de abusos sexuales mientras era sometida a un registro corporal. Los oficiales de prisión aprovecharon el procedimiento para cometer actos de violencia sexual, lo que constituye una grave violación de sus derechos humanos.

Rabbani, quien trabajaba para la revista reformista Seda y uno de los principales periódicos del país, Shargh, fue condenada a siete años y tres meses de prisión en diciembre de 2022 por «actuar y conspirar contra la seguridad nacional» y «difundir propaganda contra el sistema». Ella está entre muchos periodistas iraníes que han sido condenados a duras penas de prisión por informar sobre las protestas que siguieron a la muerte de Mahsa Amini en septiembre de 2022.

Su denuncia es especialmente significativa, dado que el testimonio de mujeres en prisión en Irán es difícil de obtener por el miedo a represalias y el control férreo que ejerce el gobierno sobre los detenidos.

La periodista, a pesar de los riesgos, ha decidido hacer pública esta agresión, motivada por el deseo de visibilizar los abusos que sufren las mujeres detenidas.

En sus declaraciones, ha señalado que los oficiales de prisión emplean estos registros corporales no solo como un control de seguridad, sino como una forma de humillación y sometimiento de las mujeres, especialmente aquellas que, como ella, cuestionan el statu quo.

Prácticas abusivas en registros corporales a mujeres en Irán

Los registros corporales a mujeres en las cárceles iraníes han sido denunciados en repetidas ocasiones por organizaciones de derechos humanos como una práctica que, en muchos casos, se convierte en una herramienta de abuso y violencia de género.

Estos registros, justificados oficialmente como medidas de seguridad, incluyen inspecciones exhaustivas del cuerpo de las detenidas, en condiciones que no respetan su dignidad ni sus derechos.

La IFJ y otras organizaciones han subrayado que estos abusos afectan a muchas detenidas, que sufren tanto por el contexto violento de los registros como por la impunidad con la que actúan los funcionarios de prisión.

En este contexto, el caso de Vida Rabbani no es un hecho aislado, sino un reflejo de un sistema donde la falta de supervisión y responsabilidad permite que los derechos de las mujeres sean sistemáticamente vulnerados.

Los testimonios de otras detenidas también señalan que estos registros a menudo se hacen sin la presencia de personal médico o representantes femeninos, lo que incrementa la vulnerabilidad de las mujeres ante agresiones de naturaleza sexual.

Además, la falta de transparencia y el impedimento a organizaciones internacionales para verificar las condiciones en cárceles como Evin dificultan la documentación de estas prácticas, perpetuando el abuso.

Reacción internacional y demanda de justicia

La denuncia de Vida Rabbani ha provocado una fuerte respuesta de la comunidad internacional y ha reavivado las demandas para que se tomen medidas que garanticen los derechos humanos de las mujeres en prisión en Irán.

La Federación Internacional de Periodistas ha instado al gobierno iraní para que investigue de manera inmediata y profunda las acusaciones de Rabbani, así como las prácticas de registro corporal en las cárceles del país.

Asimismo, la IFJ ha instado a que se proteja la integridad de Rabbani y de todas las detenidas que puedan enfrentar represalias por alzar la voz contra los abusos.

Esta denuncia pone en evidencia la urgencia de establecer mecanismos de control y supervisión en las cárceles iraníes, con el objetivo de prevenir violaciones a los derechos humanos de las mujeres y crear un entorno seguro para las prisioneras.

Las organizaciones de derechos humanos han propuesto, en este sentido, que observadores internacionales supervisen el tratamiento que reciben las detenidas en Irán y se brinde acceso sin restricciones a las ONG que velan por la protección de los derechos humanos.

Vida Rabbani, como muchas otras mujeres iraníes encarceladas, ha tenido que enfrentar las duras condiciones de una prisión donde la represión y el abuso son moneda corriente. Su valentía al denunciar estas agresiones marca un precedente importante y arroja luz sobre una realidad que permanece oculta para el mundo.

La presión internacional y la intervención de organismos de derechos humanos serán claves para que estas denuncias no queden impunes y para que se logre un cambio real en el sistema penitenciario iraní.

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