Islamistas made in USA

La UE se compromete a destinar 2.500 millones adicionales al gobierno interino de Damasco. Curiosamente, la noticia saltó a la palestra unas horas después de la publicación de los impactantes informes sobre la matanza de cristianos y alauíes por los efectivos del nuevo ejército de Damasco, liderado por Ahmed Hussein al-Shar’a (Abu Muhammad al-Julani), comandante en jefe de las milicias Hayat Tahrir al Sham (HTS) y artífice de la estrepitosa caída del Presidente Bashar al Assad.

La ofensiva relámpago de las HTS sobre la capital siria sorprendió a la mayoría de los observadores occidentales. Las Fuerzas Armadas Sirias, supuestamente fieles al Presidente, no libraron batalla. ¿Muestra de la debilidad del régimen, víctima de la arraigada corrupción institucional? ¿Conjura de las grandes potencias, incapaces de involucrar a Siria, a los sirios, en el torbellino de las primaveras árabes? Para el líder supremo de la revolución iraní, la respuesta es más sencilla: Estados Unidos, Israel y Turquía auspiciaron la caída de al Assad. Por motivos distintos, aunque convergentes. En sus últimos días en la Casa Blanca, Joe Biden quería poner el broche final a un proyecto ideado, años ha, por su antecesor demócrata, Barack Obama, partidario de asestar un duro golpe al régimen laico de los Assad.

Israel, por su parte, nunca llegó a disimular su preocupación por la fortaleza del Ejército sirio, un fiero enemigo difícil de combatir.

Turquía, obsesionada por el problema kurdo, encontró en la minoría étnica kurda del país vecino un contrincante impulsivo y bien pertrechado. Había que acuar…

Rusia e Irán, aliados del clan de los Assad, no fueron capaces de contrarrestar el golpe preparado por los vecinos y hermanos otomanos.  

En efecto, en las capitales árabes se rumorea que el derrocamiento de al Assad fue la obra maestradel actual ministro de asuntos exteriores turco, Hakan Fidan, antiguo jefe de los servicios de inteligencia de Ankara. Fidan tiene muy buenas relaciones con Ahmed Hussein al-Shar’a, asiduo visitante de la capital turca. Los contactos se remontan a más de una década, cuando el hombre fuerte de HTS y antiguo militante de al Qaeda y el Estado Islámico aterrizó en Siria. Coincidía su llegada con el inicio de la guerra civil y la proliferación de las milicias que se disputaban los puntos geográficos claves. Pero en el caso concreto de los excombatientes del Estado Islámico que acompañaban a al-Shar’a, surgió el interrogante: ¿Qué necesidad tiene Washington de sustituir a sus aliados tradicionales – monarcas o dictadores – por islamistas made in USA?  Pregunta muy lícita, teniendo en cuenta que algunos de los miembros de HTS procedían de las cárceles de seguridad estadounidenses instalados en Irak.  Al-Shar’a fue/es uno de ellos.

El HTS tiene una postura mucho más extremista que el Gobierno de Assad, ya que pretende imponer – en un país con una enorme diversidad tanto religiosa como étnica – una política de islamización forzosa. Si bien el Islam es la religión con más fieles – un 87% de la población. El 75 % son sunitas; los chiitas, alauíes e ismailíes representan un 15 % de la población.

Todo indica que Siria será más inestable que nunca. Y ello, por distintas razones:

HTS tratará de blanquear su imagen de grupo terrorista con ayuda de… la propaganda occidental;

HTS, denunciada por cometer matanzas y torturas, seguirá su política de homogenización social;

Al iniciar purgas dentro de la alianza, HTS corre el riesgo de desatar una guerra civil dentro del caos reinante.

Perspectivas: la reotomanización de la comunidad sunita; y la desiranización de la población chiita.

Por su parte, los partidarios del Gran Israel, que se han adueñando de los asentamientos drusos del Golán y cuyas tropas se encuentran a escasos 20 kilómetros de Damasco, reclaman la ocupación de la capital siria.

Cabe preguntarse: ¿bastaran los 2,500 millones de euros de ayuda humanitaria de la UE para la pacificación de la nueva Siria?

Adrian Mac Liman
Fue el primer corresponsal de "El País" en los Estados Unidos (1976). Trabajó en varios medios de comunicación internacionales "ANSA" (Italia), "AMEX" (México), "Gráfica" (EE.UU.). Colaborador habitual del vespertino madrileño "Informaciones" (1970 – 1975) y de la revista "Cambio 16"(1972 – 1975), fue corresponsal de guerra en Chipre (1974), testigo de la caída del Sha de Irán (1978) y enviado especial del diario "La Vanguardia" durante la invasión del Líbano por las tropas israelíes (1982). Entre 1987 y 1989, residió en Jerusalén como corresponsal del semanario "El Independiente". Comentarista de política internacional del rotativo Diario 16 (1999 2001) y del diario La Razón (2001 – 2004). Intervino en calidad de analista, en los programas del Canal 24 Horas (TVE). Autor de varios libros sobre Oriente Medio y el Islam radical.

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