Brasil propone un fondo de inversiones para salvar los bosques tropicales y el clima

Un fondo de inversiones con recursos públicos y privados que remunerará la conservación de los bosques tropicales y subtropicales presentes en 74 países es la innovación que un grupo de países lanzará en la treinta Conferencia de las Partes (COP30) sobre el cambio, que acogerá Brasil en noviembre, informa Mario Osava (IPS) desde Río de Janeiro.

Fondo-Bosques-Tropicales-©TFFF-900x535 Brasil propone un fondo de inversiones para salvar los bosques tropicales y el clima
El mapa, hecho por un grupo de tarea del Fondo Bosques Tropicales para Siempre, muestra los países que poseen esos bosques en gris y en verde sus áreas boscosas consideradas ©TFFF

El Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, en inglés), una propuesta encabezada por Brasil, viene en gestación hace dos años con la participación de representantes de gobiernos, instituciones multilaterales, especialistas financieros, organizaciones de la sociedad civil, pueblos indígenas y comunidades tradicionales.

La idea se lanzó en la COP28, en Dubái, tuvo su diseño básico coordinado por un comité director interino compuesto de seis países forestales (Brasil, Colombia, República Democrática del Congo, Gana, Indonesia y Malasia) y cinco posibles inversionistas (Alemania, Emiratos Árabes Unidos, Francia, Noruega y Reino Unido).

La meta es alcanzar 125.000 millones de dólares en un fondo fiduciario cuyas utilidades se destinarán a los países que logren conservar o restaurar sus bosques. Se espera que los países hagan los aportes iniciales, de 25.000 millones de dólares, para atraer el cuádruplo de capital privado.

El presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció que «Brasil liderará con el ejemplo, como el primer país a comprometerse con una inversión de mil millones de dólares en el fondo», al presentar la iniciativa en una reunión paralela a la sesión de alto nivel de la ochenta Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, el 23 de septiembre 2025.

«Más que proteger un bioma específico, el TFFF es un mecanismo para preservar la propia vida en la Tierra», ya que la degradación de los bosques tropicales «afectaría el equilibrio climático global de forma irreversible», argumentó Lula al detallar la iniciativa.

Antes, en su discurso de inauguración de la Asamblea General, subrayó que la COP30 será «la COP de la verdad» para afrontar la innegable crisis climática.

Estímulos financieros

Los resultados de las inversiones del fondo servirán para pagar cuatro dólares por cada hectárea conservada de bosques en los países de adhieran a la iniciativa. De esa remuneración, veinte por ciento debe destinarse a los indígenas y comunidades locales.

«Es una regla importante. Permitirá mejorar la protección de territorios colectivos, donde viven esos guardianes forestales en su lucha diaria. En Brasil, por ejemplo, cuarenta por ciento de la Amazonia es ocupada por comunidades tradicionales y tierras indígenas, donde menos llegan los recursos usuales», evaluó Leonardo Sobral, director de bosques y restauración del Instituto de Manejo y Certificación Forestal y Agrícola (Imaflora).

Cuatro dólares por hectárea parece poco, se dice que «los bosques valen más que eso», pero se trata de «un mecanismo complementario», que se suma a otras formas de estímulo a la conservación, como la que remunera el mecanismo de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal (REDD+) y los créditos de carbono, acotó.

Ese veinte por ciento de la remuneración nacional «hace la diferencia», especialmente para esas poblaciones locales, usualmente desprovistas de medios, que podrán aplicarla en la seguridad y monitoreo de sus territorios, sostuvo Sobral en entrevista telefónica con IPS desde Piracicaba, ciudad del estado de São Paulo, en el sureste de Brasil.

Políticas, no proyectos

Pero no es solo una fuente adicional de financiación de la preservación ambiental, sino una forma interesante y alentadora de promover cambios, más allá de la lógica de la donación o de apoyar proyectos específicos. «Se trata de recursos permanentes, para siempre», matizó Alice Thuault, directora ejecutiva del no gubernamental Instituto Centro de Vida (ICV).

Brasil se beneficia, por ejemplo, del Fondo Amazonia, que ya captó 870 millones de dólares, la mayor parte de Noruega (76 por ciento) y también de Alemania, Estados Unidos, Reino Unido y otros, pero que financia proyectos de desarrollo sostenible.

Es decir, son aportes eventuales, limitados y de difícil acceso especialmente para comunidades tradicionales o indígenas, observó Thuault.

En cambio, el TFFF no financia proyectos, sino políticas públicas, programas con una finalidad definida, la conservación o restauración forestal, de los gobiernos nacionales que por su desempeño en contener la deforestación ameritarán la remuneración del fondo, destacó a IPS, por teléfono desde Brasilia.

Como son el producto de las inversiones, bajo gestión internacional de especialistas, con resultados distribuidos según reglas pre determinadas y perennes, los pagos a los países beneficiados no dependerán de decisiones de gobiernos o fondos usuales.

Los articuladores de la iniciativa plantean que un consejo conduzca los destinos del TFFF, apoyado por secretariado y un brazo que cuidará las operaciones financieras. Todas esas instancias se alojarán en el Banco Mundial.

El fondo deberá hacer inversiones seguras y variadas, descartados los negocios con combustibles fósiles y otros dañosos al medio ambiente.

Los estímulos a la preservación forestal empiezan con la misma adhesión al mecanismo. De los 74 países elegibles, solo podrán incorporarse los que deforestan menos 0,5 por ciento de sus bosques tropicales húmedos, la medición acogida por el TFFF, recordó Sobral.

Además, las reglas ya definidas contienen otro incentivo fuerte. Si para cada hectárea preservada se paga cuatro dólares, la hectárea deforestada o degradada le cuesta un descuento de 800 dólares en la remuneración para el país de 0,3 por ciento a 0,5 por ciento de deforestación, o mitad para el que deforesta menos de 0,3 por ciento de sus bosques tropicales.

Es decir, el país beneficiado deja de recibir, por hectárea deforestada entre doscientas o cien veces más de lo que ganaría por hectárea de bosques preservados.

«Eso es importante para demostrar que los bosques de pie valen más que los tumbados» y como estímulo financiero al esfuerzo de cada país por mantener sus recursos forestales, advirtió el director de Imaflora, una de las grandes organizaciones no gubernamentales de Brasil.

En su evaluación, es un mecanismo «bien diseñado», al remunerar el desempeño del país, tener principios rectores simples, sólidos y transparentes, además de ser perenne, lo que permite «horizontes largos para que cada país desarrolle sus programas forestales, con metas a largo plazo», concluyó.

Detalles demoran operación

Pero el lanzamiento formal del TFFF durante la COP30, que tendrá lugar del 10 al 21 de noviembre en Belém, una ciudad de 1,4 millones de habitantes en el norte amazónico de Brasil, no significa su puesta en marcha de inmediato.

Su implementación demandará tiempo en debates para definir normas, criterios y mediciones para adhesiones y remuneración, gobernanza y otros detalles de un fondo que por ahora cuenta solo con el aporte brasileño de mil millones de dólares y la manifestación de China, Noruega y otros posibles inversionistas.

El inicio de las operaciones será para fines de 2026 o 2027, siendo optimista, estima Thuault.

La misma cantidad de países «elegibles» como poseedores de bosques tropicales, 74 en la propuesta original, puede variar, según las mediciones. No todos cuentan con los sistemas necesarios de monitoreo por satélite y tendrán que recurrir a ese servicio internacional o de terceros.

Hay países con enormes áreas boscosas, como Brasil -en el que la deforestación es el mayor responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero-, Indonesia y la República Democrática del Congo, y otros con gran extensión pero poca área de bosques tropicales, como Argentina y México.

El respeto a la soberanía nacional es un rubro importante, especialmente en la aplicación de la remuneración por los bosques preservados, realzó Thuault.

Las organizaciones de la sociedad civil, muchas de actuación internacional y en temas forestales, no serán destinatarios directos de los recursos que proveerá el TFFF, reconoció.

Pero además de participar en los debates sobre el diseño del fondo, podrán ejecutar acciones finales de las políticas públicas financiadas por ese mecanismo, contribuir al monitoreo de la deforestación o degradación y al control social de los programas gubernamentales, sostuvo.

editor
Los editores de Periodistas en Español valoran las informaciones y artículos recibidos en la redacción con criterios profesionales y tienen la obligación de cumplir y hacer cumplir las normas deontológicas que deben suscribir todos los colaboradores.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.