La otra cara del sueño americano
Marion Cotillard en el papel de una heroína de tragedia casi griega, “como una estrella del cine mudo”, el drama de la inmigración europea a Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX… en imágenes que a la crítica internacional le recordaron, cuando su presentación en el Festival de Cannes, las dos huerfanitas del clásico de Griffith, El sueño de Ellis (The Inmigrant) es un melodrama romántico con tuberculosis incluida firmado por James Gray (La pequeña Odessa, La noche es nuestra, Two Lovers) y en cuyo reparto acompañan a la actriz francesa Joaquin Fenix (Her, Gladiator) en el malo de la película, y Jeremy Renner (El legado de Bourne, En tierra hostil) en el papel del redentor.
Ellis es, naturalmente, la célebre isla que acogía a los migrantes llegados de todos lo rincones del planeta, dispuestos a poblar una tierra casi virgen llena de promesas de un futuro mejor, en cuya fortaleza estuvo el servicio de inmigración de Nueva York hasta 1954.
La historia comienza en 1921 cuando llegan a Ellis Island dos hermanas polacas, huyendo de su país y de la decapitación de sus padres, que presenciaron, con la esperanza de encontrar esa vida soñada junto a unos tíos que viven en Brooklin. Magda, la menor, parece haber contraído la “enfermedad” y es puesta en cuarentena; Ewa (Cotillard), en su decisión de hacer todo lo posible para evitar la expulsión de su hermana, acaba en manos de un proxeneta (Fenix, actor fetiche de Gray) que exhibe a sus chicas en el espectáculo burlesco de un garito cutre dirigido por una rusa, donde también se prostituyen: todo el relato “parece salido de una de las grandes novelas del XIX… cuanto más se rebaja, más se purifica Ewa, más se eleva…”.
Mezcla de epopeya social (Dostoievski), ópera trágica (La Bohéme, de Puccini) y realismo épico (Brecht, La opera de cuatro peniques), la protagonista es una mujer que no se rinde, una guerrera en el más amplio sentido.
La película, que es la primera en la que Gray se adentra en unos hechos históricos que no ha vivido personalmente está, sin embargo, inspirada en la historia de su propia familia: “En 1923 –ha contado- mis abuelos llegaron a Estados Unidos pasando por Ellis Island; durante muchos años escuché anécdotas de su estancia allí y el lugar me perseguía como una obsesión. Lo visité por primera vez en 1988, antes de la restauración de la isla; todo permanecía intacto, como coagulado en el tiempo: era impactante ver aquellos formularios, a medio rellenar, tirados por el suelo, me pareció que aquel lugar guardaba todos los fantasmas de mi familia”.
En competición en el Festival de Cannes 2013, donde la crítica no la apreció especialmente es, sin embargo, uno de esos relatos que gustan al espectador medio, con tragedia y final moderadamente feliz. En el tiempo del que habla El sueño de Ellis no se trataba de integración, sino de encontrar un espacio vital en el que poder vivir con un mínimo de dignidad. Muy significativamente, la película comienza con una imagen de la estatua de la Libertad vista de espaldas – porque El sueño de Ellis es el revés del sueño americano- y termina con una impresionante vista de la bahía de Nueva York.
El sueño de Ellis (The Inmigrant) es una hermosa película muy bien interpretada, con todos los componentes para convertirse en un “clásico”.
El sueño de Ellis se estrena en España el 27 de junio de 2014.