Los Boxtrolls son unos seres estrafalarios, fantásticos y traviesos que han criado a un niño humano, Eggs, desde que era un bebé, en el asombroso y original mundo subterráneo que han construido bajo las adoquinadas calles de Cheesbridge, una ciudad victoriana en la que sus habitantes viven obsesionados, entre otras cosas, por el queso, los quesos, cuando más fuertes mejor.
Los Boxtrolls es una hermosa fábula convertida en película, adaptación de la novela Las crónicas del puente de las ratas, de Alan Snow, producida y realizada por los autores de Los mundos de Coraline y El alucinante mundo de Norman, y rodada en animación stop-motion y diseño gráfico por ordenador. Cada uno de los personajes es un sofisticado muñeco articulado que interpreta su papel con entrega, imaginación y técnica.
Cine infantil fantástico y de animación en 3D, con una estética seductora aunque no puede decirse lo mismo de los personajes, realmente banales y más que vistos. Aun así, toda la película es como un agradable carnaval multicolor, lleno de ideas divertidas. De todo, lo peor es que humanos y trolls se pasan la hora y media de proyección gritando, hasta convertir el sonido en insoportable.
Los habitantes de Cheesbridge temen a los boxtrolls (trolls con caja) porque, aseguran, roban sus niños y sus quesos. Aunque la realidad es muy distinta: los pequeños monstruos son en realidad inocentes criaturas adorables, ecologistas que cubren sus cuerpos con cajas de cartón, en las que se esconden a la menor alarma, como las tortugas se cubren con el caparazón, y recogen detritus de objetos metálicos que encuentran por la noche, en las calles y las basuras.
El verdadero monstruo es, en cambio, Archibald, especie de travestí circense, personaje histriónico y patético conocido también como Madam Fru-Fru, que quiere exterminar a todos los habitantes y hacerse con el poder en la ciudad… Hasta que los boxtrolls deciden rebelarse y hacerse los dueños de su destino.
También los adultos necesitamos encontrarnos de vez en cuando con películas como Los Boxtrolls, que nos devuelven a un tiempo y unos lugares arrinconados en el baúl de los recuerdos.