Cuando hace unos días publiqué un artículo comentando lo avergonzado que me sentía de ser periodista español vista la manipulación que se estaba produciendo sobre el enfrentamiento entre Grecia y el resto de países de la Unión Europea no imaginaba el paroxismo que se avecinaba ante el referéndum convocado por Alexis Tsipras para saber si sus conciudadanos quieren seguir sometidos a las políticas de austeridad o están dispuestos a buscar otras alternativas.
Se publicó seguidamente un artículo de Félix Población en el que citaba varios titulares que abundaban en esa manipulación:
Nada mejor, para comprobar una vez más el grado de dependencia de la dictadura financiera de nuestros medios de comunicación convencionales, que asistir a la pluralidad informativo/opinativa que se estampa en las portadas de los diarios nacionales de nuestro país: “Los populistas de Syriza imponen el corralito en Grecia”, titula ABC. “Pánico al corralito de Tsipras”, dice La Razón. “Calma irreal antes del pánico. Grecia se somete al corralito”, leemos en El Mundo. “Grecia se sumerge en el caos financiero y ordena un corralito”, titula El País. Y después se ha conocido un comunicado del Consejo de Informativos de TVE en defensa de la obligada neutralidad e imagen de independencia de los servicios informativos de la televisión pública en el que considera «rechazables e inapropiados los tuits emitidos por la enviada especial de TVE a Atenas [Susana Burgos], en los que no sólo toma partido en una cuestión sobre la que va a informar, sino que además lo hace con expresiones inapropiadas que rozan el insulto al jefe de gobierno de Grecia».
Visto el tuit de referencia, es evidente que la dirección de Televisión Española no está por informar de lo que sucede en Grecia y, como bien dice el Consejo de Informativos, Susana Burgos «ha quedado inhabilitada desde un punto de vista deontológico para informar sobre la situación en Grecia» y debería ser sustituida de inmediato.
Y no es consuelo saber que la audiencia de los informativos de TVE ha caído sustancialmente y que no podrán manipular a tantos españoles como cuando eran cabeza de todas las televisiones pocos años atrás, porque hace dos días quedé pasmado delante de la pantalla viendo como en Telecinco entrevistaban a varias personas de una fila para sacar dinero de un cajero en Atenas, los presentaban como jubilados sufridores del «corralito» impuesto por Tsipras y, según la traducción en directo, se quejaban de que con 60 euros al día no tenían suficiente para hacer la compra en metálico. Es evidente que algo fallaba en esa información.
Con estos antecedentes, hay que suponer que hoy, 4 de julio de 2015, víspera del referéndum en Grecia, será mejor pasar de los grandes medios y buscar en la prensa digital fuentes independientes que nos cuenten qué mensajes ha enviado realmente Tsipras al pueblo griego sobre las consecuencias de votar sí o votar no, porque los españoles también nos jugamos mucho en este envite.
No todos son iguales. No todas las épocas del periodismo de nuestro país han sido idénticas. Muchos no creemos en la maldición de «ahora manipulan éstos y luego manipularán los otros». No todo es pesebrismo y fondo de reptiles.
En RTVE, sí, sigue habiendo programas de calidad y profesionales que se esfuerzan por ser independientes. Pero la dirección actual -ajena por completo a la Corporación- busca favorecer a sus próximos y al partido (actual) de gobierno. Y daría igual que lo hiciera otra dirección, de sesgo distinto, que nos diera más de lo mismo.
Es un hecho que ahora optan (antes, también, con distinto sesgo) por apartar a los mejores. Con demasiada frecuencia, envían a casi todas las informaciones «sensibles» a los «aterrizados» de la redacción paralela, contratados exprés para eso. Sucede sobre todo en los telediarios.
Afortunadamente, sigue habiendo corresponsales excelentes y serios, buenos programas informativos, tanto en RNE como en RTVE. Y muchos defienden aún la independencia de RTVE en el seno de la propia Corporación, contra viento y marea. Contra sus propios jefes. Es una pelea agria e incómoda, que debemos agradecerles, frente a quienes justifican lo injustificable lanzando ese anti-argumento vacío de «deja manipular que ya manipularás tú».
El Consejo de Informativos, y quienes defienden la independencia necesaria de los medios públicos desde otras organizaciones de la ciudadanía, no son lo mismo que quienes quieren ofrecer todo el terreno a la propaganda del gobierno (de turno) y al duopolio de las televisiones comerciales y privadas.
Es intolerable que se iguale a todos por lo más bajo. Es descorazonador y no ayuda a nadie. La mala calidad, la manipulación torpe, la insidia, no le sirven para nada ni a sus promotores.
Señor Jiménez Claudín, vuelve usted a cargar las tintas contra TVE y otros medios de este país. Comparto muchas de sus críticas, pero me llama la atención que nos invite a consultar medios digitales, porque éstos, según su criterio, nos pueden informar adecuadamente sobre el referéndum en Grecia. Yo me pregunto qué es lo que quiere decir con eso. Muchos de esos medios no tienen ni idea de lo que ocurre en Grecia, algunos de sus redactores no hablan medio correctamente un idioma que no sea la lengua de Cervantes. Yo lamento el bajo nivel del periodismo español y de muchos otros países de nuestro entorno, pero también me duele que muchos colegas tengan anteojeras ideológicas que les impiden ver la realidad. O sólo la ven cuando les conviene.
Está claro para mí que la ideología, aunques es inevitable, es un filtro que nos deforma la realidad y nos convierte en ciudadanos y profesionales menos inteligentes. Y a veces en auténticos idiotas políticos, como diría el griego Sócrates. A mí me gustaría poder leer una información equilibrada y honesta. Dicho lo cual, recomiendo a algunos periodistas «progresistas» que tengan un poco de paciencia. Quizá habrá un cambio político este año, y TVE dejará de ser un instrumento político al servicio de la derecha popular y volverá a ser un instrumento de propaganda controlado por el PSOE y sus nuevos aliados. Volverán los tertulianos analfabetos del progresismo hispano, que ya se preparan para sustituir a los peperos y sus amigos. Un poquito de calma, que si llega ese día se acabarán muchas críticas y los estómagos agradecidos volverán a engordar su cuenta corriente. Perderá la ciudadanía, como siempre. Y el periodismo español seguirá siendo una mierda.
Estimado Soto, estoy citando casos concretos de manipulación, que al multiplicarse durante varios días y en diferentes medios permiten generalizar, aunque siempre con el peligro de herir a quien no lo merece. Los periodistas de agencia, creo que usted lo ha sido también, trabajábamos con una normas básicas que garantizaban una información veraz y plural, en la que no se debía vislumbrar en absoluto qué pensaba el redactor, y además los editores se encargaban de controlar que los titulares también fueran neutrales. Creo que esas normas deberían ser la guía en los medios públicos de comunicación.
Con independencia de lo que pensemos usted y yo, hay unas encuestas mensuales sobre la audiencia de los medios de comunicación, utilizadas por los anunciantes para sus campañas de publicidad, que hace tres años situaban a los programas informativos de La1 de TVE como los más seguidos por la audiencia y que ahora ponen por delante a los de Telecinco y Antena 3, y algunos días hasta los de laSexta. Son datos objetivos.
Y son datos objetivos también que durante los mandatos de Aznar llegó la primera sentencia judicial por manipulación contra un programa informativo de TVE, que durante los mandatos de Zapatero se aprobó un estatuto de RTVE para nombrar al equipo directivo por consenso en el Congreso y despolitizar la gestión del Ente público, y que ese estatuto fue anulado al inicio del mandato de Rajoy para poder nombrar un director afín, al que debemos la regresión que se ha producido en la televisión pública española.
él manipula, tú manipulas, todos manipulamos. o te motiva la ideología, que es lo mismo.