Ahmed Bujari, representante del Frente Polisario en el Seminario de Descolonización de Naciones Unidas que finalizó en Managua el pasado 2 de junio de 2016, transmitió un mensaje de confianza en el rol que debe seguir jugando la ONU para la descolonización efectiva del Sahara occidental, ultimo territorio africano no autónomo inscrito en la agenda del Comité especial.
Bujari repasó ante el Comité de Naciones Unidas una historia resumida del conflicto:
Fuimos colonia española desde 1884 hasta 1975, en el marco del reparto colonial sellado en la Conferencia de Berlín celebrada en 1885 donde potencias europeas decidieron repartirse el continente africano como hicieron con el Continente Latinoamericano en otro reparto firmado cuatro siglos antes en Tordesillas. Los pueblos de los dos continentes, gracias a una larga lucha por la libertad, lograron zafarse del yugo colonial y juntos inspiraron la elaboración de la celebre resolución 1514 de diciembre 1960 considerada la Carta Magna de la Descolonización, que dio vida a este Comité. El pueblo saharaui no era ni podía ser la excepción y emprendió su legítima lucha por la independencia nacional, primero utilizando medios pacíficos y, después, a partir de 1973, por medio de la única vía que le quedaba disponible, la lucha armada bajo la dirección del Frente Polisario. Habíamos esperado que la Potencia colonial y Administradora del Territorio del Sahara occidental, España, cumpliese con sus obligaciones descolonizadoras tal y como las había voluntariamente asumido y habían sido definidas a través de múltiples resoluciones dela Asamblea general de la ONU y del dictamen del Tribunal internacional de Justicia de 16 de Octubre de 1975 y de manera particular por el Informe de la misión visitadora enviada por este Comité al Sahara occidental en mayo de 1975. No cumplió con esas obligaciones y ofreció nuestro país y a nuestro pueblo a dos países vecinos, Marruecos y Mauritania, para que lo invadieran, repartieran y ocuparan en ejecución de los llamados Acuerdos tripartitos de Madrid de 14 de noviembre de 1975. Aun así, en su carta de 26 de febrero de 1976 al Secretario general de la ONU, el Gobierno español considera que la «descolonización del Sahara occidental no será valida hasta que el pueblo saharaui exprese de forma valida su voluntad».
Bujari expresó en todo caso la confianza del Frente Polisario en que la democracia española, restaurada y consolidada, asuma las responsabilidades derivadas del abandono de 1975, y recordó que pocos saben que los dos países invasores habían firmado tres años antes, al margen de la ONU y a espaldas del pueblo saharaui, un acuerdo ultra secreto en junio de 1972 para repartirse el Territorio, como lo reveló el anterior presidente de Mauritania, Mojtar Uld Daddah en su reciente libro, “La Mauritanie, contre Vents en Marrees».
Agregó el diplomático del Frente Polisario que el abandono español y la invasión conjunta mauritano-marroquí provocó una atroz guerra contra un pueblo desarmado y sorprendido por los acontecimientos y la débil respuesta de las Naciones unidas: «Aun así, la determinación del pueblo saharaui y la solidaridad de nuestro continente africano y de muchas naciones, particularmente latinoamericanas y del Caribe, desbarató los planes y objetivos de los dos países invasores». Mauritania se retiró de la guerra en virtud del acuerdo de paz firmado con el Frente Polisario en agosto de 1979. En febrero de 1984 reconoció formalmente a la Republica Saharaui, hoy miembro de pleno derecho de la Unión Africana.
Tras 16 años de guerra cruenta, «Marruecos aceptó el veredicto de los hechos y el mensaje inequívoco de la Comunidad internacional», contenido en las resolución 3437 de la Asamblea general de la ONU y la resolución 104 de la XIX Cumbre de la Organización para la Unidad Africana. Acepto así el Plan de paz elaborado conjuntamente en 1988 por la ONU y la OUA, hoy UA, basado en el reconocimiento del derecho del pueblo saharaui a elegir libremente su futuro a través de un referéndum de autodeterminación. El Consejo de seguridad de la ONU lo endosó en sus resoluciones 658(1990) y 680(1991) y creo una Misión de la ONU, la MINURSO , con el explícito mandato de organizar el referéndum de autodeterminación que permita al pueblo del Sahara occidental elegir entre la independencia o la integración en la potencia ocupante así calificada por la resolución 3437 de la Asamblea general de la ONU.
El referéndum debería haberse celebrado seis meses a partir de la entrada en vigor el 6 de septiembre 1991 del alto el fuego entre las dos partes beligerantes, pero Marruecos, la potencia ocupante, decidió romper con sus compromisos contraídos en virtud de su aceptación del Plan de paz y tomó esta decisión cuando la ONU había finalizado la costosa operación de identificación de votantes. En una carta dirigida al SG de la ONU, de abril 2004, Marruecos anunció que declaraba unilateralmente su soberanía sobre el Sahara occidental, considerando “que un referéndum que incluya la opción de independencia constituye una puesta en tela de juicio de la soberanía de Marruecos sobre el Sahara”.
Para Bujari el argumento es poco serio, porque como lo subrayó el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, en su informe de octubre 2004, «Marruecos había aceptado ya la opción de la independencia» en el referéndum que la MINURSO iba a organizar.
A partir de esta decisión, detalla Bujari, «Marruecos decidió minar los esfuerzos descolonizadores de las Naciones Unidas. A partir de allí, todos los esfuerzos de la Comunidad internacional, de mediadores de la talla de James Baker y sucesores, actuando en el marco de las resoluciones pertinentes del Consejo de seguridad, han chocado con la actitud de intransigencia y de obstrucción de la potencia ocupante que sigue hoy su peligroso rumbo hacia el peor escenario», y cita al rey de Marruecos cuando dijo, el 6 de noviembre de 2015, en un discurso a la nación con motivo del 40 aniversario de la invasión del territorio, que “el Sahara permanecerá en Marruecos y Marruecos en el Sahara hasta el fin de los tiempos”.
Evidentemente, recuerda Bujari, potencias más fuertes habían dicho más o menos lo mismo acerca de sus colonias. Lo dijo Francia sobre Argelia. Lo dijo Portugal sobre Angola y Mozambique. Y lo había dicho España sobre Guinea Ecuatorial y sobre el Sahara occidental.
Para Bujari son testimonios que navegan contra la lógica de la Historia y que constituyen, en pleno siglo XXI, un «desafortunado e inútil desafío a la Comunidad internacional y a los principios y resoluciones de la ONU que consideran innegociable el principio de la libre determinación de los pueblos sometidos a una colonización u ocupación extranjera».
Bujari sostiene que es igualmente desafortunado que el Consejo de seguridad, garante de la integridad del Plan de paz de 1991 que dio razón de ser a la MINURSO, siga evadiendo la responsabilidad que le incumbe en virtud del Plan de paz y de la Carta de la ONU cuando «el peligro puede alcanzar el punto de no retorno».
Recordó asimismo que en marzo pasado Marruecos impidió la visita del secretario general de la ONU a EL Aaiún donde se encuentra la sede de la MINURSO. Aun así, Ban Ki-moon pudo hacer las otras fases de su visita y ver con sus propios ojos «la realidad del pueblo saharaui tanto en en los campamentos de refugiados como en las zonas liberadas y declaro públicamente que esa realidad le había conmovido de manera profunda».
La realidad que vio Ban Ki-moon, añadió, es la de «un pueblo expulsado de su tierra por la fuerza de las armas de un ejército de ocupación, forzado a vivir e condiciones nada fáciles mientras su país es expoliado y su población víctima de una política de represión brutal documentada por la misma ONU y organizaciones de derechos humanos en las zonas ocupadas no puede sino conmover la conciencia de todo demócrata y de todo gobierno amante de la paz».
Ban Ki-moon utilizó el termino ocupación, rechazado por Marruecos, pero Bujari recordó que la Asamblea general de la ONU en sus resoluciones 3437 y 3519 considera de manera explícita que estamos ante una “ocupación militar del Sahara occidental”. Las dos resoluciones piden a Marruecos “poner fin a su ocupación del Sahara occidental”. A pesar de ello, Marruecos las tomó como pretexto para desencadenar «una campaña denigrante contra el Secretario general de la ONU y justificar la ruptura final con el proceso de paz a fin de que Marruecos permanezca en el Sahara hasta el fin de los tiempos”.
Una semana después, el 14 de marzo, Marruecos decidió expulsar a la componente civil y política de la MINURSO del territorio no autónomo del Sahara occidental, declaró persona no grata al enviado especial del secretario general, embajador Ross, y desafiar así al Consejo des seguridad. En su resolución 2285 (2016), el Consejo le ha dado a Marruecos un plazo de 90 días para que los contingentes de la MINURSO vuelvan a Sahara occidental.
Ahmed Bujari concluyó que «estamos ante un posible fracaso de la Comunidad internacional, y de manera particular, del Consejo de seguridad en proteger el proceso de descolonización de la ultima colonia africana» y señaló que «si el Consejo de seguridad opta por aplicar la política de Poncio Pilatos, la Asamblea general y en particular este Comité deben seguir asumiendo sus responsabilidades descolonizadoras».
Y advirtió que «el colapso probable del proceso de paz en el que el pueblo saharaui había depositado toda su confianza no puede desembocar sino en un escenario bélico, al retorno del punto de partida de 1975. Es decir, al conflicto abierto, a la prolongación del sufrimiento de un pueblo inocente y a la agravación de la tensión en una región ya zarandeada por múltiples desafíos derivados de la conflictiva zona del llamado Sahel».
Declaró que el Frente Polisario no desea el retorno del conflicto armado: «conocemos por experiencia y por la experiencia de otros pueblos que la guerra es la peor de las opciones para resolver un conflicto que puede y debe ser resuelto por la vía civilizada de la negociación honesta, transparente, fiel a los principios y resoluciones de la ONU en materia de descolonización. El Frente Polisario considera que hay margen todavía para que la ONU intensifique los esfuerzos para ahorrar a la región la espiral de la confrontación.. Si el escenario de la confrontación se revela inevitable porque aquellos que pueden y deben desplegar esos esfuerzos deciden no hacerlo, en ese caso, asumiremos nuestras obligaciones en defensa del derecho de nuestro pueblo a la independencia».
Magnífica noticia, por un Sahara libre, inchallah
Leia un articulo de una saharaui…
¿Cuantas generaciones hace falta para que olvidemos que una vez tuvimos una patria a la que volver?
¿En que momento limitamos nuestra guerra con nuestras propias manos?
¿Cuanto deteriodo más de nuestras raices necesitamos sufrir antes de reaccionar?
¿Cuantas lagrimas perdidas, dolor, traumas, y muertes más hacen falta?
¿Hasta cuándo seguiremos engañandonos así, con esta falsa paz de Jaula y de tormento?
¿Cuándo reaccionaremos y actuaremos, sin permisos, ni vistos buenos, ni modales por lo que nos pertenece?
¿Cuándo haremos lo que tenemos que hacer?
¿Hasta cuándo esta farsa?
¿hasta cuándo seguiremos conformandonos con la paciencia, la intención, los discursos, las promesas?
¿cuanto tiempo más puede resistir nuestra paciencia? y nuestra rebeldia sin salir, contenida o transformada en falso optimismo?? y hasta cuándo tendremos fuerzas para seguir aguantando?
Me pregunto a menudo si seguiremos así hasta que nos invada el olvido y dejemos de saber o reconocer aquello por lo que deberiamos haber luchado alguna vez…