Greenpeace ha publicado los resultados de una exhaustiva investigación científica llevada a cabo en febrero de 2016 que concluye que la radiación en el fondo del mar frente a la costa de Fukushima es cientos de veces superior a los niveles anteriores a 2011, mientras que la contaminación en los ríos se dispara y ofrece magnitudes 200 veces superiores a los encontrados en los sedimentos del océano.
En concreto, los niveles de cesio 137 en las muestras de los fondos marinos cerca de la planta de Fukushima alcanzaron niveles de hasta 120 Bq/kg, cuando los niveles antes de 2011 eran de 0.26 Bq/kg. Asimismo en las muestras de sedimentos del río Niida se midieron niveles de 29,800 Bq/kg para el cesio radiactivo 134 y 137 y en el estuario del río Abukuma, a más de 90 km al norte de la planta, los niveles alcanzaron los 6,500 Bq/kg.
“Estos elevados niveles de radiación en el mar, que en los ríos llegan a ser extremos, demuestran la dimensión y la larga duración de la contaminación ambiental y de los riesgos para la salud pública aún latentes tras el accidente Fukushima”, ha declarado Ai Kashiwagi, responsable de la campaña de energía de Greenpeace Japón: “Además, las muestras de los ríos fueron tomadas en áreas que el Gobierno de Japón asegura que son lugares seguros para vivir”.
Los trabajos de investigación, en los que participó Greenpeace España, se llevaron a cabo los meses de febrero y marzo a lo largo de la costa de Fukushima y contaron con el apoyo del barco Rainbow Warrior. Además se recogieron muestras en los ecosistemas fluviales, que se midieron en un laboratorio independiente en Tokio.
“El cesio 137 tiene una vida media de 30 años, y continuará suponiendo un riesgo para el medio ambiente y la salud humana durante cientos de años, por lo que la intención del Gobierno de Japón de levantar las órdenes de evacuación en marzo de 2017 cuando aún persisten altos niveles de contaminación es una amenaza para los derechos humanos que no puede permitirse”, ha declarado Raquel Montón, responsable de Energía Nuclear de Greenpeace que participó en los trabajos de análisis: “La única solución infalible para evitar este tipo de peligros en el futuro es el abandono de la energía nuclear y su sustitución por fuentes renovables de energía. La tecnología está ya disponible, ponerlo en marcha es solo una cuestión de voluntad política”, concluye Montón.
La energía nuclear es una pesadilla.