Entre los dichos populares está el de tomarse rápido un zumo de naranja porque las vitaminas se van y el de tomar mucha miel porque es muy buena. Ni las vitaminas se van, ni la miel es todo lo buena que nos dicen las abuelas. A lo largo de la historia del hombre, la miel ha estado presente como alimento, al estar permanentemente a nuestro alcance. Su forma, aún hoy, de ser obtenida de manera natural, la hace cuanto menos un alimento que no debe ser ignorado en nuestra dieta, pero, ¿qué contiene la miel aparte de fructosa para que no sea tan beneficiosa para la salud?
Una porción de miel tiene un 82 % de azúcar por peso; la mitad de ese azúcar (40% del peso total) es fructosa. Apenas tiene vitaminas y minerales pero sí contiene varios antioxidantes. La relación entre glucosa y frutosa puede variar considerablemnte, y su índice glicémico tiene un rango que va de alto a bajo.
Comer mucha miel podría dar lugar a efectos secundarios negativos derivados del aumento de peso por el exceso de azúcar en sangre. La miel no es buena para las personas obesas o con diabetes 1, ya que no deja de ser azúcar, la misma que podemos tomar cuando es blanca y está en un sobre.
La dosis máxima recomendada para todos los azúcares, ya sea miel, alimentos procesados o azúcar normal (blanca, caña, panela), es de diez cucharadas por día.
La ingesta masiva de miel afecta al nivel de azúcar en sángre, pero lo hace menos que la dextrosa (glucosa) y la sacarosa (glucosa más fructosa). También reduce la proteína C-reactiva (CRP) un indicador en una analítica de la inflamación, y baja los niveles de colesterol LDL y triglicéridos en sangre, aunque eleva el colesterol HDL. Asimismo, reduce la homocisteína, un indicador de la sangre que se asocia a enfermedades. En un estudio de pacientes con colesterol, triglicéridos y glucosa en sangre, los que padecían diabetes o diabetes sin diagnosticar habían subido el HbA1c (un marcador de los niveles de glucosa en sangre).
Es muy importante saber que el azúcar afecta a nuestro hígado, que es el laboratorio de nuestro organismo que sintetizará las enzimas y actuará como reserva de glucosa como combustible del cuerpo. Si el hígado almacena un exceso de azúcar, la glucosa se metabolizará por cualquier órgano, mientras que la fructosa solamente la aceptará el hígado. Si existe un exceso, éste se colapsará y se producirá una resistencia a la insulina. Cuando las células de nuestro cuerpo se vuelven resistentes a esta hormona, el páncreas intentará equilibrar el azúcar y producirá niveles más altos de insulina, hasta provocar que nuestro cuerpo acumule más grasa. Como además hay un exceso de azúcar en sangre y de insulina, se bloqueará la hormona llamada leptina, que se encargará de regular la sensación de hambre.
Si tenemos un elevado nivel de insulina derivará en hipertensión y habrá una bajada del colesterol bueno ocasionando el llamado Síndrome metabólico, es decir, un hígado graso. En muchos pacientes diagnosticados con hígado graso se asocia a la ingesta de alcohol pero en realidad es el propio azúcar el que lo inflama y lo enferma. Es importante saber que si tenemos la presión arterial escasa, hay que evitar la miel, porque baja la tensión y puede poner en peligro nuestra salud.
Entre los otros síntomas que causa la ingesta masiva de miel se debe saber que puede ocasionar problemas de estómago e intestino. El estreñimiento ligado al consumo de miel y la hinchazón abdominal son dos manifestaciones caracterísiticas, además de disminuir las funciones del intestino delgado por no absorber adecuadamente los nutrientes. El cáncer de páncreas se aumenta en un 70 % si en la dieta existe una ingesta alta de azúcar, y también se puede desarrollar una enfermedad crónica del corazón al ingerirla sola, a cucharadas. Por otro lado, se debe saber que si se padece de acné, el índice glicémico aumentará la presencia del mismo y lo empeorará.
Nunca se le debe dar miel a un bebé, ya que podría desarrollar botulismo, y es importante saber que si se es alérgico se podría alterar la misma alergia y procurar otras.
Además de ser buena para la salud en su justa medida, se puede utilizarla en forma de pomada. Entre los beneficios tópicos de utilizar miel, destacan las infecciones. También podemos tomarla cuando tengamos bacterias en la garganta. Las anginas y otras afecciones pueden ser curadas de forma natural.
Es muy importante a la hora de ingerir miel comentárselo al médico de familia si se está obeso, se padece diabetes 1, o si se tiene la sensación de que se está tomando más de la cuenta. Muchas enfermedades podrían evitarse y otras desaparecerían solamente por no ingerir miel. Solamente eso, así de fácil.
Miel da o regalá, como dice el refrán, sí, pero en su justa medida.