Cine argentino en Horizontes Latinos
Dos buenas sorpresas en la competición oficial de esta edición de Zinemaldía han llegado con la película belga “Ni jueza ni sumisa” de Jean Libon e Yves Hinant, y con la vasca “Handia” de Aitor Arregui y Jon Garaño, en géneros muy dispares y de muy correcta factura.
Un gigante guipuzcoano de profunda humanidad
Los autores de la muy brillante “Loreak” 2014, reinciden tres años después en la competición del festival donostiarra con “Handia”, dirigida por Jon Garaño y Aitor Arregui, quien fue coguionista de la anterior. José María Goenaga, quien dirigió Loreak con Garaño, es a su vez coguionista. La música es de Pascal Gaigne, veterano compositor de música de películas desde “El sol del membrillo”, a la ya citada “Loreak”.
“Handia” está inspirada en el personaje real de Miguel Joaquín Eleizequi, sobre el que los autores se han documentado para construir esta ficción: un joven guipuzcoano que padecía de gigantismo y que se hizo célebre en toda Europa, al ser exhibido como un monstruo de feria por su hermano mayor. Todo ello en la España del siglo XIX, entre 1833, tras estallar la primera guerra carlista y 1867.
A través de ese personaje que recuerda inevitablemente los de “Elephant man” 1980 de David Lynch y de “La venus negra”2010 de Abdelaziz Kechiche, los guionistas de “Handia” han querido ir más allá de la discriminación y burla de que es víctima el gigante de Altzo, para evocar la historia de esa familia vasca campesina en donde nació, y la relación entre los dos hermanos.
El primogénito, enrolado de fuerza en las guerras carlistas, perdió un brazo y ausente de casa durante tres años descubre con sorpresa a su regreso que su hermano pequeño, enfermo de gigantismo, se ha transformado en un verdadero coloso de dos metros veinte de altura.
Ambos dejan el caserío familiar a cargo del padre, para hacer fortuna en las ferias de España y Europa, hasta la anunciada muerte del gigante a los 43 años de edad. La acromegalia que hace crecer los huesos de forma acelerada, sirve de hilo conductor al relato, ya que la película se abre y se cierra con una secuencia en la que los familiares constatan el robo de los huesos del difunto.
La película progresa con una esmerada puesta en escena y buen uso de efectos especiales, para hacer creíble a ese gigante vasco, interpretado por el actor Eneko Sagardoy, pero se dispersa y se alarga por momentos, mientras el personaje del hermano mayor, a cargo de Joseba Usabiaga, alcanza demasiado protagonismo con respecto al del gigante que, a mi juicio, debería ser mucho más central.
Una jueza belga con claves de caustico documental
De las que he visto hasta la fecha, es sin duda mi preferida esta comedia con claves de documental, o bien documental con claves de comedia, realizada por dos cineastas belgas, Jean Libon e Yves Hinant, muy conocidos por la serie de televisión “Streptease” difundida en Belgica y Francia, documentales en los que filman durante horas a seres reales en su vida y actividad cotidiana, para provocar mediante la magia del montaje verdaderos efectos de humor negro de absoluta causticidad.
Del personaje real de la jueza de instrucción belga Anne Gruwez, filmada durante su actividad profesional, obtienen una serie de momentos escogidos que, dado su carácter jovial y extrovertido, la transforman en una verdadera actriz, hasta tal punto que el espectador se pregunta si lo que vemos es ficción o realidad. Sus autores son formales: No hay truco, ni guion, todo lo filmado es real, desde los interrogatorios de asesinos, ladrones y toda clase de agresores, hasta la investigación forense en casos judiciales un tanto macabros, en busca de pruebas de ADN.
De una madre loca que mató a su hijo de ocho años, a una prostituta sadomasoquista que cuenta su oficio con pelos y detalles, a un delincuente magrebí reincidente y agresor que amenaza con irse a hacer la yihad en Siria, o un violento marido de origen turco pero nacido en Bélgica, los casos se suceden, como verdaderos sketchs, o fragmentos de un horror cotidiano que nuestra sociedad prefiere no mirar demasiado de cerca.
Sin ser actriz profesional, la jueza Anne Gruwez es un verdadero personaje cinematográfico, de blindado carácter y mucho humor frente a los horrores que descubre cada día en los procesos instruidos y en sus deliberaciones. Curiosamente tiene un cierto parecido físico con la brillante actriz francesa Yolande Moreau.
Cine argentino en Horizontes Latinos
En Horizontes latinos hemos visto dos películas argentinas: “La novia del desierto” de Valeria Pivato y Cecilia Atán, interpretada por la chilena Paulina García y el argentino Claudio Rissi y “Temporada de caza” de Natalia Gargiola, interpretada por Germán Palacios y Lautaro Bettoni.
Todo el equipo de “La novia del desierto” acudió el sábado en San Sebastián a los encuentros de Desayunos Horizontes.