La empresa japonesa de cerámicas de porcelana, Arita, con cinco siglos de existencia, aspira a conquistar y ser referencia en piezas y tableros de ajedrez para torneos en todo el mundo.
El presidente de la empresa, Takashi Haraguchi, de 66 años, anunció que desarrollarán piezas de porcelana que se venderán por suscripción, esperando que se impulse la adicción al ajedrez, «queremos que nuestras piezas sean usadas en todos los eventos» señaló.
Cerámica Arita –hace alusión a la ciudad- cumplió su 400 aniversario el año pasado. Se creó en 1616 cuando Ri Sanpei, alfarero de Corea, diseñó esta cerámica que inició su exportación fuera del país nipón en el siglo XVII llegando a ser exhibida en la exposición internacional de París de 1867.
Ahora quiere expandir sus redes de venta en el extranjero y vincularse al noble juego a través de unas piezas que cuentan con diseños coloridos y distintivos.
Además, publicitan que son de las más resistentes del mundo, cuatro veces más fuertes que la porcelana ordinaria, debido a un nuevo material que no se rompe al caer al suelo, «siendo de más calidad de las francesas de Sevres».
En total han fabricado 10 tipos de juegos de ajedrez, cada uno con sus 32 trebejos teniendo un precio que oscila al cambio entre1524 y 3811 euros.
Ajedrez de Bauhaus
También hay que recordar al hablar de diseños de ajedrez, el realizado en la escuela alemana de la Bauhaus, noticia por haber sido subastado por Sotheby’s el pasado 6 de octubre en Londres.
El juego de ajedrez (Das Bauhaus Schachspiel) fue creado por Josef Hartwig (1880-1955), en colaboración con Joost Schmidt (1893-1948).
Hartwig fue un profesor y artesano, responsable del taller de tallado y escultura de madera de la Bauhaus de Weimar, escuela alemana de diseño, arte y arquitectura creada en 1919, paradigma del diseño industrial moderno. Creó el conocido ajedrez en 1923.
El juego de ajedrez que salió a la venta, databa de 1924 y provenía de Alemania, estaba conservado en su caja de cartón original. Su diseño es de geometría de línea sencilla, básica y simbólica, son esferas y cubos, y siguen las direcciones en los que puede ejecutarse los movimientos con cada pieza, dotando de un valor muy intuitivo a todo el juego, que no sólo supuso una actualización estética, sino social y política.
Sotheby’s rescató un artículo de los años 20 en el periódico Leipziger Tageblatt donde figuraba: «Los fanáticos del regio juego [del ajedrez] se encontrarán con una gran sorpresa: la desmilitarización de las piezas de ajedrez … »
Por cierto, que el juego se vende desde los años 70 por la empresa suiza Naef a un precio de entre 189 y 350 euros. También inspirado en el Bauhaus se realizaron unos juegos en 2008 por el empresario Xavier Vidal vendiéndose, entre otros, en el Museo Reina Sofía y la Fundación Miró, por un precio entre 50 y 150 euros.