El príncipe jordano Alí Bin Al Hussein, candidato a la presidencia de la FIFA en las elecciones previstas para febrero, quiere transformar la instancia mundial del fútbol, que él tacha de orwelliana, y hacerla «entrar en el siglo XXI», informa Andes.
Actualmente hay en el seno de la FIFA «una cultura en la que las personas tienen miedo de hablar o expresar su opinión. Si alguien toma la iniciativa representa una amenaza. Esa es mi experiencia personal en el seno del Comité Ejecutivo: ‘exactamente cállate, no digas nada, y todo irá bien’. Es esa cultura lo que quiero cambiar», afirmó el príncipe Ali a la AFP, de visita en Tokio como acto de su campaña.
«La personas incluso se avergüenzan de llevar el logotipo de la FIFA, lo que es símbolo de problemas (…). Más allá de los casos de corrupción, lo que podría parecer un modo de funcionamiento normal hace 20 o 30 años no es aceptable hoy en día», sostuvo Alí.
«Mi primera impresión al entrar al edificio de la FIFA en Zúrich, y descender hasta el tercer sótano, para entrar en una sala oscura, gris, fue alucinante. Es algo incluso insano. Podríamos estar en lo alto, o en el exterior, a la luz del día, es una atmósfera muy extraña», señaló.
El candidato jordano propone limitar a dos el número de mandatos presidenciales.
La FIFA ha sido sacudida por un escándalo de corrupción que alcanzó hasta su presidente, hoy dimitido, Joseph Blatter, así como al favorito a la sucesión Michel Platini. Sobre ambos pesa la posibilidad de sufrir una expulsión de por vida del mundo del fútbol por la justicia interna de la FIFA, que emitirá su veredicto el lunes.
Rechazando comentar la investigación y sus consecuencias actuales, el príncipe estima que las personas «no se han sorprendido mucho al ver los acontecimientos que han tenido lugar», y especialmente la ola de detenciones efectuadas por la justicia estadounidense.
Mientras se resuelve el caso de Platini, cuya candidatura está congelada por una suspensión de 90 días, cinco candidatos lucharán por la sucesión de Blatter: el italo-suizo Gianni Infantino, número dos de la UEFA, el jeque bahreiní Salman bin Ibrahim Al Jalifa, presidente de la Confederación Asiática, el sudafricano Tokyo Sexwale, el príncipe jordano Alí Bin Al Hussein y el francés Jérôme Champagne, exsecretario general adjunto de la FIFA.
Si hay algo claro, es que la FIFA requiere un cambio profundo, empezando por esas oficinas bajo tierra con las que se encontró este príncipe Jordano. Es el símbolo de la obscuridad con la que se ha manejado por años el rector del fútbol mundial. Por favor, impidan que se enlode más este bello deporte.