La prevención de los casos de Alzhéimer en todo el mundo se podría llevar a cabo si se controlara a partir de los 45 años la diabetes, la hipertensión arterial, el tabaquismo, el sedentario, la falta de actividad cognitiva, la hipoacusia, la obesidad, el alcoholismo, entre otros.
En España, que hayan sido diagnosticados, al menos 800 000 personas padecen la enfermedad neurológica devastadora, según los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), situación que produce en las familias un auténtico cambio de vida, dado que la persona genera una discapacidad sobrevenida sobre la cual no se tiene conocimiento hasta que los síntomas ya son evidentes.
Esto supone para el Estado un coste de cerca de 10 000 millones de euros anuales; es decir, el 1.5 % del producto interior bruto, situación que según un estudio publicado en la revista Lancet Neurology se podría evitar solamente mediante hábitos de vida saludables.
Esta enfermedad, que es la primera causa de demencia neurodegenerativa en el mundo, es especialmente alarmante cuando el paciente tiene cerca de 55 años, si bien, cuando ronda los 65 empieza a debutar con aspectos que contrarían a la familia y no saben definir bien los cambios súbitos.
El progresivo deterioro cognitivo hace que no solo no se atisbe la enfermedad sino que esta se diagnostica tardíamente.
Ralentizar el deterioro cognitivo bien con fármacos y con otros aspectos como son tratamientos cognitivo-conductuales para agilizar la memoria, ejercicios, deporte, ec, harían que estos pacientes no se vieran afectados. Potenciar estos hábitos, controlar los excesos, la tensión y otros aspectos que evitan que el riesgo vascular esté comprometido sería oportuno para mantener a raya la demencia per se. También resulta útil ver cómo el uso de la memoria y del área cognitiva en las prejubilaciones forzosas ocasiona que este empeoramiento se vea patente a partir de determinada edad.
Esta enfermedad que actualmente aumenta de manera inexorable aún no tiene una cura eficaz si bien determinados ensayos clínicos con fármacos dirigidos a la acumulación de amiloide y contra la proteína TAU están en marcha.
Los estudios en torno a la fase preclínica hablan positivamente de una ralentización de la enfermedad, si bien la esperanza de que no debute raya en mantener el cerebro activo a lo largo de la vida, no solo en la época de trabajo. Leer, memorizar, pensar y no dejarse llevar por la información solamente audiovisual, hará que evitemos la demencia lógica de la edad, porque los pequeños olvidos, los cuadros de confusión y otros aspectos que nos pueden llamar la atención, siempre deben estar evaluados por un neurólogo que descarte cualquier situación anómala, sobre todo si tenemos menos de 50 años.
Interacciones con otras personas, aprender un idioma, tocar un instrumento, coser, hacer puzzles, crucigramas, sudokus, evitar el aislamiento social, enriquecerse culturalmente, entre otras cuestiones que fuercen al cerebro a pensar, harán que si existe deterioro cognitivo este se detenga, y si lo hubiere de tener el paciente, se gane tiempo hasta que los síntomas aparezcan.
No hay que dejar atrás el problema que el Alzheimer arrastra a una familia, si bien 9 de cada 10 no saben exactamente qué deben hacer en los primeros años, amén del coste económico, de la falta de conciliación laboral con respecto al paciente, y del cambio de vida que supone un coste emocional para el cuidador, que ve cómo poco a poco el familiar ni siquiera le reconoce. El síndrome del cuidador tiene lugar al cabo de los meses, cuando la persona o personas encargadas se ven psíquicamente deterioradas porque los días son muy largos y la esperanza se agota conforme van pasando los días; situación que le debe llevar al mismo a pedir ayuda psicológica para poder sobrellevar la enfermedad de su familiar.