Brian Robson, el hombre que en 1965 intentó viajar de Australia a Londres en un cajón de madera

«Si usted estaba en Australia en 1965 y ayudó a un galés a regresar a su casa metido en un cajón de madera, hay un mensaje para usted»

Así es, en síntesis, como comienza la información difundida este 19 de abril de 2021 por el canal público BBC y otros medios británicos, entre ellos el gratuito Metro. Están hablando de Brian Robson, un galés que tiene 75 años y que cuando contaba diecinueve, y se encontraba en Australia como miembro de un programa de inmigración, conoció a Paul y John, dos amigos y colegas irlandeses que intentaron ayudarle a regresar como polizón al País de Gales.

brian-robson-the-crate-escape-cubierta-e1618939002110 Brian Robson, el hombre que en 1965 intentó viajar de Australia a Londres en un cajón de madera

Brian Robson –quien ya se había cansado de su aventura- llevaba once meses en el estado australiano de Victoria trabajando en una empresa del transporte ferroviario a cambio de un salario de 40 libras mensuales (unos 46 euros), absolutamente insuficiente para comprarse un billete de avión de regreso, que en aquel momento costaba en torno a los 800 euros.

El artículo de Metro detalla cómo decidió viajar en un cajón de madera, enviado como carga aérea, trámite en el que le ayudaron los dos amigos irlandeses, quienes rellenaron con una máquina de escribir los documentos necesarios y pegaron en el cajón, «del tamaño de una nevera pequeña», una etiqueta en la que se identificaba el contenido como un ordenador que debía embarcar en un vuelo directo Melbourne-Londres que duraba treinta y seis horas.

Pero las cosas no salieron exactamente como habían previsto los tres jóvenes. El cajón en que viajaba Brian Robson provisto de una almohada, una linterna, la maleta, un libro de canciones de los Beatles y dos botellas, una de agua y otra para orinar, fue embarcado en otro vuelo que hacía varias escalas.

En primer lugar aterrizó en Sydney, donde descargaron la caja al revés, obligándole a permanecer cabeza abajo durante veintidós horas. Luego le subieron a otro vuelo que se dirigía a Los Angeles. «Permanecí en el cajón durante cinco días y me encontré en un hangar de mercancías, pensando que ya había llegado a Londres», ha contado Brian Robson a la BBC.

A través de un agujero le descubrió un aduanero estadounidense que pensó que el cajón contenía un cadáver. Al cabo de un rato, en presencia de agentes del FBI, de la CIA y de la seguridad del aeropuerto, abrieron el cajón, sacaron al pasajero clandestino y le trasladaron a un hospital, porque no conseguía tenerse en pie.

No se sabe por qué, pero el caso es que las autoridades de Estados Unidos no emprendieron ninguna acción judicial contra Robson, e incluso le compraron un billete para un vuelo comercial con destino Londres.

De regreso a su casa en Cardiff, Robson escribió a Paul y John (sinceramente, los nombres parecen un tanto ficticios) agradeciéndoles la ayuda que le prestaron, pero nunca recibió respuesta.

Ahora ha contado la aventura que vivió como polizón hace medio siglo en un libro titulado «The Crate Escape», cuyo lanzamiento está previsto para finales de este mes de abril de 2021: «Fue una estupidez –ha dicho a la prensa- Si mis hijos hubieran intentado algo así les habría matado. Pero era otra época».

Y con respecto a Joh y Paul, de los que no se sabe si su ayuda tuvo alguna consecuencia, «querría volver a verles para decirles que lamento mucho haberles metido en una situación complicada. Querría tener la oportunidad de ofrecerles una copa de vino».

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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