El 23 de octubre de 1977 Josep Tarradellas, primer secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya, regresaba a Barcelona después de 38 años de exilio para hacerse cargo de la presidencia interina de la Generalitat, en el marco de la transición política española impulsada por el rey Juan Carlos y el presidente Adolfo Suárez.
Tarradellas, quien fue diputado en las Cortes y en el Parlamento catalán, consejero de Gobernación durante la Guerra Civil hasta febrero de 1939 en que marcha hacia Francia, fue nombrado presidente de la Generalitat en el exilio el 7 de agosto de 1954, tras la dimisión de Josep Irla i Bosch por motivos de salud.
Tras renunciar a formar un gobierno en el exilio porque, según sus palabras, «el gobierno es para ejercerlo», garantizó la legalidad y la legitimidad de la Generalidad de Cataluña como única institución de autogobierno catalana durante más de dos décadas, y su regreso se convirtió un hito histórico al pronunciar desde el balcón de la Plaza de Sant Jaume el discurso «Ciudadanos de Cataluña, ya estoy aquí», un día antes de tomar posesión del cargo.
En el discurso, Tarradellas señaló que «se cierra un largo paréntesis, el de un periodo histórico en que no ha sido posible que un presidente de la Generalitat de Cataluña tomase posesión de su cargo en este histórico palacio».
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Josep Tarradellas ocupó el cargo hasta mayo de 1980, cuando Jordi Pujol Soley accedió a la presidencia de la Generalitat tras las primeras elecciones con las que se cerro el proceso de normalización de la autonomía de Cataluña, y con quien se mostró especialmente crítico en 1985, cuando señaló que «la gente se olvida de que en Cataluña gobierna la derecha; que hay una dictadura blanca muy peligrosa, que no fusila, que no mata, pero que dejará un lastre muy fuerte».