Cine francés: «Twist à Bamako», de Robert Guediguian

Mali, del amor imposible a la revolución traicionada

«La colonización es una negación terrible de la humanidad del colonizado», Aimé Césaire

Primeras imágenes en blanco y negro, Bamako, capital de Mali en 1962, el color se apodera de la imagen en esta ficción filmada por el marsellés Robert Guediguian, no en Mali, sino en Senegal, por razones de seguridad.

twist-a-bamako-cartel Cine francés: «Twist à Bamako», de Robert Guediguian

Uno se pregunta qué mosca le ha picado a Guediguian para abandonar su temática muy francesa y marsellesa, viajando al África de los años sesenta. Pues bien, la respuesta es evidente ya que en el fondo nos sigue hablando de su verdadera obsesión: la necesidad de creer en la utopía de la generosa lucha por el socialismo y la justicia social, aun cuando la vida nos aporta desencantos y traiciones en lo sentimental como en lo político. El cine de Guediguian es, sobre todo, profundamente humano.

Cuenta Guediguian que la idea de la película le vino tras haber visto la exposición de fotografías de Malick Sidibé en 2017, en la fundación Cartier de París, las fotos de esos jóvenes revolucionarios idealistas que creyeron en la independencia frente al colonialismo mientras bailaban al ritmo del twist y del rock and roll, pero que tropezaron con la contrarrevolución y las más retrógradas costumbres ancestrales. Guediguian nos ofrece así una historia de amor imposible en el marco de esa revolución traicionada, rodada en francés y en bambara (principal lengua de Mali).

Bamako, 1962, la revolución socialista acaba de triunfar. Su generosidad y su idealismo se enfrentan en primer lugar a la mentalidad de los ricos comerciantes, muy de acuerdo en recuperar las ganancias del poder colonial, pero menos en repartirlas con el resto de la población del país.

Samba es un joven revolucionario que en una de sus misiones en la jungla se enamora de Lara, quien para escapar a un matrimonio forzado huye con él a la capital. El guion desarrolla en paralelo la lucha de los dos enamorados contra las costumbres ancestrales, la resistencia de los comerciantes y la toma del poder por un partido burocrático y autoritario bajo la influencia del estalinismo soviético.

Sus diálogos tienen por momentos un tono un tanto didáctico al explicar las contradicciones con que se enfrenta esa revolución, pero Guediguian logra dar a su relato una gran autenticidad, inspirándose en esa juventud dorada, idealista y despreocupada, que en Mali como en el resto del mundo en esos años sesenta quería creer en la necesidad de repartir la riqueza, recordándonos que siempre han sido los soñadores los que han cambiado el mundo. Autenticidad en la dirección artística inspirada por las fotografías de época de Malick Sidibé.

Entre el twist, Lenin y Ho chi min, el drama anunciado progresa con ligereza al ritmo de la música y con buen sentido del humor, servido por dos excelentes intérpretes: Stephane Bak y Alicia Da Luz Gomes, con un acertado casting de secundarios. «Para hablar como Lenin: El socialismo son los soviets más la electrificación, más el twist…», lanza con ironía el joven Samba a los dirigentes del partido que pretenden controlar a esa juventud con ansias de libertad, influenciada por la música y la cultura occidental.

Momentos de alegría y de sueños en un mundo mejor, que se verán sacudidos por las contradicciones de esa sociedad, cuyo código familiar ancestral es tan difícil de cambiar como la codicia de los que se acomodan en un mundo de explotación del prójimo para enriquecimiento de una minoría.

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El desenlace dramático de este relato que concluye evidentemente en el desencanto, con el cierre de los clubes de música, y con el abandono y traición de los sueños revolucionarios y sentimentales, se cierra con un brillante final: el testimonio de Lara muchos años después, en 2012, en el norte de Mali, cuando ya anciana enseña a bailar el twist a su hija y sus nietos, pensando en Samba.

«Un día escampará…. Eras tu quien tenía razón Samba… y ahora con estos barbudos que nos impiden incluso escuchar la música, que destruyen las escuelas, los hospitales, los teatros, es la vida que quieren destruir. Francia ha regresado, sin pensar que, si África no hubiese sido colonizada, no estaríamos hoy en donde estamos».

Tal es su reflexión… a continuación en la calle un último plano… la anciana Lara baila sola desafiando las leyes del poder islámico.

Julio Feo Zarandieta
Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en Paris de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

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