Claudio Tolcachir visita “Copenhague”. El poder y la gloria

Luis de Luis[1]

 

Todos los colores del otoño se refulgen, refulgen y resplandecen en la excepcional escenografía de Elisa Sanz que recrea el patio del matrimonio Böhr ( formado por el gran físico judío Niels y su mujer Margethe) antes de que llegue el invierno,  es donde recibirán ( tres veces a lo largo del tiempo que transcurre antes y después de la II Guerra Mundial)  al gran físico alemán Werner Heisenberg.

No eran, no fueron, visitas baladíes. En ambos científicos – en sus manos, en sus voluntades, en sus inteligencias, en su racionalidad, en su irracionalidad – residía el secreto del desdoblamiento del átomo de uranio; es decir, sabían cómo hacer posible la destrucción masiva e indiscriminada de seres humanos. En Heisenberg y Böhr atesoraban el poder sobre la vida y la muerte, un poder solo reservado a los dioses y debían tomar la inhumana decisión de usarlo.

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Hará unos veinte años el británico Michael Frayn, a raíz de la lectura de una biografía de Heisenberg, quedó fascinado por la historia y sus posibilidades, por los encuentros entre ambos de los que nada se sabía y nunca nada se aclaró, y decidió contar esas reuniones en  “Copenhague” , una obra que se ha convertido, desde entonces, en un clásico moderno.

Y Frayn tomó más decisiones, se dio cuenta que esa historia solo se podía contar por sus protagonistas y que solo se podía narrar desde la serenidad, la distancia y una suerte de pureza decidió contar la historia dando la palabra a sus protagonistas y que sus voces sonasen desde después de la vida y antes de la muerte; es decir, en el otoño prolongado del limbo.

Y esas voces resuenan en el teatro de La Abadía, para repasar firmes, reflexivas, dubitativas 8 que no dudosas) para repasar y revivir las decisiones y los motivos y las razones de ser de tres vidas.

Esas decisiones empañadas por el poder y la gloria, por vanidades y llagas, por prejuicios (Böhr era judío exiliado; Heisenberg, alemán) y perjuicios (los aliados y los nazis, les amenazaron  y tentaron); por los límites de la moral y el alcance de la responsabilidad; por la memoria de los muertos y la vida eterna; por la honra al pasado y el recuerdo de la juventud;  por la ética de la historia y la historia de la ética.

Y, como en la vida más allá del escenario, todos esos hilos confluyen y se entremezclan, se solapan, se superponen y se forman nudos y grumos y todos confluyen en las manos de Claudio Tolcachir quien toma el mando de esta compleja función escogiendo con exquisita sutileza cuando embridar y aflojar cada una de las riendas y que den lugar a que  Emilio Gutiérrez Caba, Carlos Hipólito y Malena Gutiérrez, con decisión y compromiso, pongan sus legendarios talentos al servicio de esta historia de unos seres humanos atrapados, en toda su espléndida enormidad, en la más letal encrucijada.

 

  1. Luis de Luis es crítico teatral

 

FICHA ARTÍSTICA

REPARTO

Emilio Gutiérrez Caba
Carlos Hipólito
Malena Gutiérrez

Autor: Michael Frayn
Dirección y adaptación: Claudio Tolcachir
Escenografía y vestuario: Elisa Sanz
Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Producción ejecutiva: Olvido Orovio
Dirección de producción:Ana Jelin
Distribución:Producciones Teatrales Contemporáneas, S.l.

 

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