Las persianas de la casa es uno de los elementos al que menos mimos le solemos dedicar. Las cortinas y las ventanas, por lo general, reciben cuidados frecuentes, sin embargo, las persianas, en especial las enrollables, a veces parece que son invencibles al paso del tiempo. Pero en realidad no es así.
Si quieres que tus persianas duren años, en especial las persianas exteriores, debes hacerles mantenimiento regular y limpiarlas con los productos adecuados.
A continuación, te traemos una lista con tres consejos para que cuides bien tus persianas sin gastar más de una hora. Estos consejos son válidos para persianas con motor tubular o con cinta.
1- Limpieza del cajón o tambor
Incluso los cajones de aluminio reforzado, que protegen mejor las persianas de exterior, acumulan suciedad. Su limpieza es sencilla, solo que muchas personas la dejan de lado por pereza a desmontarlos.
Realmente no es nada complejo. Solo tienes que quitar la tapa del cajón, que por lo general se ajusta a presión o con unos tornillos.
Para limpiar el interior del cajón o tambor, lo más cómodo es usar el aspirador. Y después es hora de cuidar de las lamas.
2- Limpieza de las lamas
Para limpiar las lamas, es decir, cada lámina de la persiana, lo mejor es ir una a una. Si se trata de persianas exteriores en la ventana de un piso, para evitar riesgos, limpia desde dentro de casa. Solo tienes que dejar el cajón abierto e ir desenrollando la persiana a medida que vas lavando y secando cada lama.
Si vas a limpiar la persiana de una puerta, puedes desplegarla y limpiar toda su superficie al mismo tiempo y enjuagar con manguera.
Para pasar el detergente diluido y para secar, usa bayetas o paños. Ahora bien, ¿qué detergente usar? Si tus persianas son de PVC u otro plástico, una buena opción es un lavavajillas diluido. Si tienes persianas de aluminio puedes usar una mezcla de agua con jabón neutro o vinagre.
Lo bueno del aluminio es que no se oxida como lo hace el acero o el hierro. No obstante, esto no quiere decir que no lo haga. De hecho, el aluminio se oxida muy rápido, pero crea una capa de alúmina que protege el resto del material del desgaste. Por eso es un buen material para estar a la intemperie, pero con el tiempo puede presentar una capa calcárea y picaduras si está en un lugar con alta concentración de sal. Su limpieza en estos casos es la misma: jabón neutro y agua.
Si tienes lamas con un perfil muy fino, de unos 39 mm, es posible que algunas se desgasten o rompan con el paso del tiempo. Evalúa si son muchas las que tienes que reemplazar, porque quizás te compense más comprar unas nuevas a medida como las de domondo.es. Consejo pro: si tu persiana es grande, elige lamas con perfil de 52 o 55 mm.
3- Mantenimiento de las guías
Por último, toca limpiar las guías para que las persianas se deslicen con facilidad y no tengamos que forzar el mecanismo para enrollar y desenrollar.
La limpieza también se puede hacer con un aspirador, como hicimos con el cajón o tambor, y después debemos engrasarlas. El engrasado se recomienda hacerlo por lo menos una vez al año. Asegúrate de usar un engrasante que seque bien para evitar que se adhiera el polvo y otros residuos.