De Gobierno, pensiones, líneas rojas y mentiras

El Gobierno del Partido Popular debe estar empapándose sobre lo mucho que se ha escrito acerca del elogio de la mentira, ya que lo están practicando con tal soltura que cada día parecen más expertos en la materia. Mentira viene del latín “mentiri”, de “mentior”, imaginar, y ellos pretenden convertir lo que subyace en su imaginación en una realidad que no es tal, sino todo lo contrario.

Tenemos casos un día sí y otro también sobre lo mucho que mienten o faltan a la verdad, pero en los últimos meses andan tan sueltos con sus “mentis”, que intentan convertirlas en engaños flagrantes que, en algo que, como ellos se creen, piensan que todos los demás también debemos creérnoslo. Y eso ya es harina de otro costal, porque podemos ser pensionistas, enfermos, estudiantes, funcionarios, o cualquier otro ciudadano que ve cómo se desploma su estado de bienestar, pero lo que no es de recibo es que encima se nos trate como imbéciles, ignorantes, como a eunucos mentales.

Y eso es lo que está haciendo el Gobierno ante la situación de crisis que nos rodea, y que nadie pone en duda, por otra parte. Mentir, engañar, en lugar de llamar a las cosas por su nombre. Tenemos muchos ejemplos, pero bastan solamente algunos para poner las cosas en su sitio: han dicho una y otra vez, hasta la saciedad rayana en el hartazgo, que no “traspasarían las líneas rojas” en temas de sanidad, pensiones, educación, y han traspasado todas: la sanidad va a peor, los copagos llegan hasta los enfermos de cáncer, hepatitis o sida, entre otros, mientras que la privatización da sus primeras zancadas con la gestión hospitalaria, un primer paso.

En educación caen las becas y ayudas para los estudiantes más necesitados, se apuesta sin ningún disimulo por la enseñanza privada concertada (que pagamos todos los ciudadanos), mientras a la pública se la tiene en estado de letargo y a los enseñantes se les congela el sueldo por cuarto año consecutivo. Las cientos de manifestaciones de los profesionales de la enseñanza no significan nada, ya que el Gobierno ha inventado una nueva figura que utilizan como agua bendita, esa de “la mayoría silenciosa”, y que su brigada mediática esparce por doquier.

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Pero lo que clama al cielo es la mentira en el tema de las pensiones. No porque este capítulo merezca más atención que los demás, sino por la mentira en sí, rayana en la estulticia o sandez. Resulta que el Gobierno dice que va a “revalorizar” las pensiones un 0,25% en el caso hipotético de que el Índice de Precios al Consumo (IPC) suba un 1%, con lo cual la Administración se “ahorrará” 33.000 millones de euros. Y si el IPC llega a final de año al 2%, algo más lógico y real, el “ahorro” será en torno a los 70.000 millones de euros. Para ver la diferencia de lo que se pierde, no de lo que se “revaloriza”, como argumentan, no hace falta ser doctor en matemáticas ni haber pasado por la Universidad de Oxford, sino simplemente saber sumar y restar. Es decir, algo tan sencillo como que si a un pensionista le suben el 0,25% y el IPC sube el 1%, está perdiendo 0,75% de poder adquisitivo.

Produce desasosiego ver aparecer en la televisión a portavoces del Gobierno, ya sea Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal, González Pons o Carlos Floriano prestos a explicarnos su verdad, lo que lleven en su “mentis”, una ficción convertida en mentira que choca con la realidad latente, la que están viviendo millones de españoles que se merecen un respeto, que se les llame a las cosas por su nombre.

Sería deseable ver un día aparecer en la pantalla al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, explicando a los españoles que hay que recortar en pensiones, en sanidad, en enseñanza, en sueldo a los funcionarios, en inversiones, porque hay que hacerle frente a la crisis, y no queda más remedio. Sufrirían lo mismo, pero al menos se les trataría con el debido respeto. Winston Churchill se presentó ante su pueblo en plena guerra diciéndole que solo les podía ofrecer “sangre, sudor y lágrimas”, y le volvieron a votar.

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha seis libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», y «Memoria Histórica. Para que no se olvide». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

2 COMENTARIOS

  1. Es el Partido de la Podredumbre, el encargado de imponer a los españoles la estrategia del shock al igual que el gobierno de Pinochet la impuso en Chile hace 40 años. Si no nos levantamos, nuestros hijos no vivirán mejor que nuestros abuelos.

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