Desmontando las falacias del soberanismo

Juan Arza y Joaquín Coll son los editores de un libro que puede ser de útil conocimiento y perentoria necesidad en las actuales circunstancias, pendientes de lo que vaya a ocurrir a partir del 9 de noviembre en Cataluña, una fecha que quizá acabe entre las muchas que bajo el epígrafe del esperpento se dieron y se dan en la historia de España, allende o aquende el Ebro. La obra se titula Cataluña, el mito de la secesión* y desmonta en una docena de capítulos las que considera falacias del soberanismo.

portada-catalunya-mito-secesion Desmontando las falacias del soberanismoQuienes lo escriben ofrecen una serie de argumentos en todas las vertientes a cuantos consideran necesaria y más provechosa para todos la permanencia de Cataluña en España: Manuel Cruz, Juan Arza, Pau Marie-Klose, Pablo Nuevo, Susana Beltrán, Joaquín Coll, Fernando Sánchez-Costa, Miguel Porta Perales, Clemente Polo, Ángel de la Fuente, Mercè Vilarrubias, Alejandro Tercero, Sonia Sierra y Félix Ovejero.

Según sus editores, el libro va dirigido, sobre todo, a aquellas personas que se mueven en una zona mixta y a las que se sienten atónitas ante la ola independentista y no saben si sumergirse en ella. Aunque algunos textos apelan al corazón, todos se dirigen a la razón serena y crítica de los lectores, que encontrarán informaciones que hasta ahora no conocían y numerosos datos que no se encuentran en el ámbito mediático y educativo de Cataluña. Todo ello se hace sin agresividad, convencidos los autores en la solidez de fondo con la que aportan sus argumentos.

Las razones de la unidad se analizan desde diversoso ángulos: el derecho nacional e internacional, la economía, la historia, la cultura, los medios de comunicación, etc., y el conjunto es una obra plural que construye una alternativa al magma nacionalista que lo envuelve todo. Analistas de muy distinta y varia ideología y estatus suscriben temas tan atrativos como el que se abre bajo el título ¿La voluntad de un pueblo?, del que son autores Juan Arza y Pau Marie-Klose, y donde datos y encuestas desmienten algunos tópicos soberanistas.

Se estudian a continuación el soberanismo ante el derecho internacional, la historia como telón de fondo, la construcción del imaginario nacional catalán, el supuesto maltrato fiscal, los efectos económicos que comportaría la secesión, las razones y mitos del modelo de la inmersión lingüística, las trampas y contradicciones del pensamiento nacionalista y un interesantísimo capítulo, firmado por Alejandro Tercero, sobre el llamado Espacio Catalán de Comunicación, donde se hace historia del marco mediático pancatalán regulado y tutelado por el poder nacionalista.

Tercero afirma que la Generalitat llevó a cabo una política intensa y extensa de subvenciones a medios privados, que se han convertido en una suerte de empresas concertadas de la Generalitat. Hasta tal punto ha sido así que el autor pone en palabras del portavoz del gobierno de Cataluña esta afirmación respecto a los medios de comunicación públicos: «Deben contribuir a configurar un determinado imaginario colectivo, una identidad, un sentimiento de pertenencia». El llamado Espacio Catalán de Comunicación es a juicio de Tercero una estrategia absolutamente premeditada e implementada por parte del nacionalismo catalán para inocular su ideología en todos los ámbitos de la sociedad catalana. En los inicios de este año se supo que Artur Mas encargó un informe externo para analizar y clasificar las opiniones de radios, televisiones, y diarios en Cataluña, España y Europa en función de su cercanía al proyecto indepedentista. Las etiquetas aplicables fueron: soberanistas, españolistas, federalistas o sin identificar.

Durante los peores años de la crisis, señala también Tercero, la Generalitat destinó a la Corporación Catalana de Radio y Televisión, precedente del actual Espacio Catalán de Comunicación (ECC), hasta 3000 millones de euros, con emolumentos como el de Mónica Torribas, directora de TV3 entre 2008 y 2012, de más de 200.000 euros anuales. Torribas defendió en su tesis doctoral que la televisión autonómica debería servir como «actora» del proceso de construcción de la identidad nacional de Cataluña, ya que la esfera pública está lejos de construirse siguiendo la concepción equilibrada, racional y democrática.

El nacionalismo en Cataluña lleva años construyendo el ECC, emitiendo un mensaje único a través de la televisión pública y regando de dinero público a los medios privados, de modo que se convierten en afines por sobrevivencia. Así fue y es con los gobiernos de CiU y con los del PSC.

  • Arza, Juan y Joaquím Collo (Eds): Cataluña: el mito de la secesión. Desmontando las falacias del soberanismo, Ed. Almuzara, 2014.

1 COMENTARIO

  1. Nada nuevo. Hubo un tal Joseph Goebbels que no solo lo llevó a la práctica sino que se permitió escribir toda una teoría al respecto en su «Diario». Además, todo financiado con el dinero de todos, que el 3 % que denunció Maragall se iba íntegro, a lo que parece, a Andorra.

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