Donald Trump y los medios de prensa estadounidenses aún están en guerra después de sus primeros cien días en el gobierno, pero las dos partes consiguen beneficios claros de las hostilidades entre el magnate y lo que considera la industria de «noticias falsas».
La decisión del presidente de no participar de la tradicional cena de los corresponsales ante la Casa Blanca, que ocurrirá el sábado, muestra el punto a que ha llegado la relación entre el presidente y la prensa, a la que su asesor Steve Bannon llama «la oposición», informa Andes.
Sin embargo, analistas afirman que mientras Trump usa la prensa para desviar la atención de las malas noticias, los propios medios se benefician de un aumento de lectores y espectadores en busca de alguna información creíble sobre el gobierno, o en busca de una pequeña dosis diaria de más ‘trumpismo’.
«Trump ha sido la gallina de los huevos de oro para la prensa», dijo Tobe Berkovitz, un exconsultor político que ahora es profesor de comunicaciones en la Universidad de Boston.
De un lado, Trump tiene un chivo expiatorio a quien puede culpar por sus problemas, dijo el analista, pero «las dos partes están bastante felices con este arreglo».
Diarios como el New York Times han experimentado un crecimiento en su circulación desde la victoria de Trump en las elecciones de noviembre pasado, y lo mismo ha ocurrido con el número de espectadores de los canales noticiosos por cable.
«Uno puede atribuir mucho de esto a Trump», dijo Dan Kennedy, profesor de periodismo en la Universidad del Noreste.
La pregunta clave, sin embargo, es si este aumento de la audiencia y de las suscripciones es un fenómeno temporal o indicativo de una nueva tendencia: «Podría terminar siendo más sostenible de lo que pensamos aún si Trump sale de escena», apuntó Kennedy. «Hay mucha preocupación con las noticias falsas y toda la basura que es compartida en Facebook», apuntó, que «lo que vemos es una búsqueda de calidad».
Un poco de espectáculo
La aparente mala relación entre Trump y el cuerpo de prensa en Washington está en abierto contraste con las relaciones que su antecesor, Barack Obama, mantenía con los periodistas.
Obama nunca faltó a la cena anual de los corresponsales de la Casa Blanca.
Trump, en cambio, se refiere al New York Times como «ese diario fracasado» y no deja pasar oportunidad de criticar ásperamente a las redes de noticias.
Y sin embargo el presidente ha garantizado entrevistas con prácticamente todas las redes de televisión, llevando a analistas a afirmar que esa hostilidad no es lo que parece: «Es más bien un poco de espectáculo», dijo Kennedy.
En su visión, Trump «llama personalmente a varios de los periodistas a los que humilla públicamente».
Los reporteros Ben Schreckinger y Hadas Gold, del sitio web especializado Politico, entrevistaron a más de treinta periodistas acreditados ante la Casa Blanca y llegaron a la conclusión de que la «guerra» no es tal cosa.
De acuerdo con los dos reporteros, el presidente mantiene una «guerra falsa» con la prensa, al tiempo que el equipo del mandatario mantiene activas relaciones con periodistas.
Ari Fleischer, quien fue portavoz del expresidente George W. Bush, apuntó que Trump parece haber tomado la iniciativa de atacar a la prensa porque esa postura le produce réditos políticos.
En el mismo evento en que Fleischer hizo esas declaraciones, el reportero Charlie Spiering, del sitio web fanáticamente favorable a Trump Breitbart News, expresó la misma opinión.
Trump, dijo Spiering, no hace sus ataques «para denigrar a la prensa» sino porque «eso es muy popular entre sus electores. Y sus electores aman los titulares que ello genera».
Problemas más profundos
No obstante, el impulso a Trump en el corto plazo puede ser el origen de problemas en el largo plazo, dijo Jeff Jarvis, de la universidad de periodismo de la ciudad de Nueva York: «Es malo para la democracia y es malo para la prensa. Está atacando nuestra credibilidad, nuestra confianza», dijo Jarvis.
El periodista Jim Acosta, de la red CNN (una de las que Trump acusa de propagar «noticias falsas»), también señaló el problema estructural: «Cuando (Trump) se va de la oficina, precisamos de Republicanos que crean lo que está siendo dicho en los medios de prensa, tanto como necesitamos que los Demócratas lo hagan», dijo.
Un sondeo del instituto Pew Research divulgado en abril reveló que el 83 % de los consultados dijo que las relaciones de Trump con la prensa son «insalubres», y el 73 % apuntó que las tensiones impiden que el público tenga acceso a noticias políticas importantes.
En tanto, un sondeo de Gallup señaló que para el 37 % de los encuestados los medios de prensa «no son suficientemente duros» con Trump mientras que para el 32 % son «demasiados duros». Apenas el 4 % dijo creer que la prensa alcanzó un buen equilibrio.