Dürrenmatt, la guerra, la ciencia y la ética 

El 5 de enero de 1921 nacía en Berna, Suiza, uno de los grandes dramaturgos del siglo veinte, Friedrich Dürrenmatt. Recuerdo que la artista Anne-Charlotte Sahli me esperaba en la estación de tren de Neuchâtel para acompañarme al Centro Dürrenmatt, inaugurado en el 2000.

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Durrenmatt, arriba la casa y museo Durrenmatt

Fue Anne quien me motivó a conocer el centro ya que ella había conocido al escritor. Mientras subíamos por la montaña hasta el Centro, me platicaba que era un señor robusto, de fuerte personalidad pero reservado.  

Dürrenmatt de niño tuvo parálisis infantil y cuando joven tuvo diabetes; siempre fue algo enfermizo. Al seguir una carrera dudó entre la literatura y la pintura, finalmente atacó las dos disciplinas y más, ya que se dedicó a estudios humanísticos en la Universidad, destacándose notablemente en el teatro.  

Cabe destacar que el teatro de posguerra tuvo voces muy importantes, en Inglaterra: John Osborne (1929-1994), Francia con Sartre (1905-1980), Beckett (1906-1989) y Ionesco (1909-1994) y el «teatro del absurdo». España tuvo excelentes escritores de comedia y a Fernando Arrabal (1932), fundador del Teatro Pánico. Alemania sorprendió con el genial Bertolt Brecht (1898-1956) con el «teatro épico» y el movimiento de teoría teatral. En Italia nos había conmovido Luigi Pirandello (1867-1936) para dejar paso a la vanguardia de Dario Fo (1926-2016). En Suiza surgen dos innovadores teatrales: Dürrenmatt y Max Frisch (1911-1991), o sea: la escena teatral mundial de la posguerra esta representada por un teatro activo, cuestionador y original.

Dürrenmatt desbordó el concepto de que el teatro había muerto y sacudió la sociedad europea con sus textos reflexivos y de humor negro. Irrumpe en el teatro con su primer obra «Está escrito» que se estrenó en 1947 provocando escándalo.

Se casa con la actriz Lotti Geisller y, aunque tienen problemas económicos, en los años cincuenta su nombre comienza a divulgarse, continúa con sus textos radiales y con sus novelas policiales. Alemania estrena «El matrimonio del señor Mississippi» (1952) y luego presenta «La visita de la anciana dama» (1956), para completar el éxito con «Los físicos» (1962). Estas obras lo proyectan a la fama internacional, ya que teatros europeos, de Estados Unidos y Latinoamérica, montan las piezas dramáticas con éxito. En España se hicieron versiones de sus obras. 

Los últimos dramas se estrenaron también en Argentina, recuerdo que el público se quedaba en el lobby discutiendo y comentando las obras. Los éxitos teatrales lo llevaron a recibir numerosos premios.

En 1962 se muda a su casa de Neuchâtel, y, al morir su esposa en 1983, compra otra casa cercana, se casa con la actriz Charlotte Keer y viven en Neuchâtel hasta la muerte de Friederick.

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Baño pintado por Durrenmatt

Su deseo era que su casa se convirtiera en un museo que guardara sus pinturas, documentos, manuscritos y su buena biblioteca. Keer decide entonces hacer la donación a la Confederación Helvética y se comienzan los trabajos de reacodicionamiento de la casa, según proyectos del reconocido arquitecto Mario Botto, quien conserva la casa tradicional con la biblioteca, una cocina y el baño adyacente a la casa, y crea una estructura de vidrio, piedra y metal que aloja las pinturas y documentación del dramaturgo. 

Pude ver en mi visita al Centro sus pinturas, tan fuertes y sarcásticas como su escritura. Nada escapa a su ojo inquisidor que se expresa con empastes y colores vibrantes. No quiere que lo encasillen en el «Expresionismo» pero la influencia es notable. Finalmente, Dürrenmatt tiene su propio estilo tanto en las artes plásticas como en su literatura.

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Durrenmatt

¿Por qué tuvo tanto éxito su teatro?

La sociedad de posguerra del siglo veinte sufrió el trauma de la bomba atómica en la Segunda Guerra Mundial, y los artistas e intelectuales reaccionaron ante este terrible evento.

Dürrenmatt participa de los cuestionamientos de la época. Es un escritor que considera que la literatura es una forma de conocimiento y una manera de analizar nuestra realidad.

En «El Juez y su Verdugo» analiza la justicia, en «La visita de la anciana dama» condena la hipocresía social, además de exponer los amores tóxicos y la venganza. En «Los físicos» hace una profunda reflexión sobre la guerra y la ciencia y hasta dónde llegan los límites del hombre y la experimentación científica.

En el siglo veintiuno, otra guerra bacteriológica nos azota y la ciencia vuelve a ser epicentro, añadiéndose como coprotagonista: la tecnología. Antes como ahora, los cuestionamientos éticos vuelven a tener relevancia.

Su cosmovisión encaja en las coordenadas de la posguerra y en la sociedad de mediados del siglo pasado. Sustenta sus conceptos con aspectos filosóficos, mitológicos (porque fue conocedor y amante de los clásicos) y científicos, por ser la ciencia protagonista durante gran parte del siglo pasado.

Por otra parte, Dürrenmatt reivindica el teatro escrito en alemán, ya que escribe en esa lengua y, junto con Brecht, reaviva la llama escénica.                                 

Dürrenmatt se suma a la filosofía individualista de Sören Kierkegaard, consolidando la idea del hombre responsable de sus actos, el individuo no es una esencia ideal sino una existencia, el existencialismo de Kierkegaard lo acerca a la subjetividad y a la finitud humana. Dürrenmatt reconoce la influencia de este pensador en la concepción del personaje «anti-héroe» o «héroe tragicómico», como en el caso del físico Mobius.

A su vez, el dramaturgo suizo condena las ideologías políticas en cuanto que solo desean la toma del poder sin pensar en el correcto gobernar de los pueblos.

Su pensamiento se aviva ante las interrogantes que dejan los experimentos científicos y el poder de la destrucción.

Durrenmatt construye una gran metáfora teatral en «Los físicos» manteniendo la unidad de tiempo y espacio, como amante que era de los clásicos, pero llevando la tensión en los diálogos sostenidos por los tres físicos recluidos en el hospital mental. Uno de los científicos reconoce el poder destructor de su experimento y lo oculta, mientras que la directora del manicomio ambiciona tener el hallazgo para obtener poder. 

El mundo puede tornarse un caos donde el hombre no tenga salida, si la ética no esta presente. Ciencia y ética, libertad y límite golpean al individuo. Su teatro tiene vigencia por su fuerte tono reflexivo y por cuestionar justamente el poder, la ciencia y lo ético. 

Deberíamos rescatar este drama y montarlo con la visión de nuestra contemporaneidad y recordar, como el mismo autor nos lo dijo, que el ser humano es un misterio y el teatro es el arte de representar lo humano; y toda representación es un acontecimiento que solo puede llevarse a cabo si se mantiene el misterio teatral.

Y aún va mas lejos: «Lo que cambia el mundo no es la política ni el arte, sino la ciencia.»

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